El cura preguntaba por la motivación de cada uno para ir a misa. Y decía que quien nada va a buscar, nada encontrará. Ejemplificaba también casos en que uno va a misa sin un motivo adecuado (si se puede decir así). Y salió el típico ejemplo: “¿Vas para cumplir un rito?”
Y ahí estaba la ocasión para decir: “Sí, por supuesto, claro que sí”. Hace poco Guardini me hizo ver que “hacer eso en conmemoración suya” (de Cristo, se entiende), es precisamente lo que Él nos mandó.
Ya sabemos cual es la clave de este tipo de comentarios tan escuchados. Sucede que el deber está muy desprestigiado últimamente. Y será que en tren de desenmascarar a Kant ya nos vamos para el otro lado y decir “deber” siempre es como decir “deber sin sentido”.
Yo prefiero seguir creyendo en los deberes, y para aquellas situaciones en que cumplir no tiene sentido, buscar otro nombre.
(Tercer domingo de adviento)
3 comentarios:
Muy buena reflexión. Me pregunto si una madre cada vez que su hijito llora de madrugada, pierde tiempo buscando motivaciones o si va derechito a verlo.
¿Nadie mencionó lo evidente: “Por el temor a ir al Infierno”? Hace décadas, con la iglesia más llena, habría gente que lo habría dicho.
Es mucho mejor hacer las cosas de Dios por Amor que por Temor, sin duda. Pero cuando falla el Amor (y, a la vista está, esto nos ocurre muchas veces) debería entrar a funcionar el motor de repuesto, que es el Temor. Si no, es fácil que el avión se venga al suelo.
Convertido, has dejado un tema muy amplio por allí. No sé si estaría 100% de acuerdo, aunque me tomaría tiempo expresar por qué.
Publicar un comentario