miércoles, 15 de octubre de 2008

Razones para vivir

Dentro de poco en las clínicas van a hacer la oferta. El dos por uno. “Junto al primer niño, Ud. se puede llevar un segundo niño para repuestos en caso de fallas”.
Bueno, no ando tan lejos. De Yahoo: “GENÉTICA: Un bebé programado para curar”, vía Reuters: “Nace en España el primer bebé elegido para curar a un hermano”.
MADRID (Reuters) - Un bebé sin la grave enfermedad hereditaria que padece su hermano de seis años, y con el que es compatible, nació en un hospital de Sevilla, en el primer caso de un niño seleccionado genéticamente desarrollado íntegramente en España, informó el martes la Sanidad andaluza.

Javier, que pesó 3.400 gramos, nació el domingo en el Hospital Universitario Virgen del Rocío y la sangre de su cordón umbilical ayudará a su hermano mayor a superar una anemia congénita severa mediante un trasplante.
(...)
No, ¡si hasta lo venden como un producto de mercado!
Un día la madre tendrá que afrontar preguntas como esta:
- Mamá, ¿es verdad que si mi hermano estaba sano a mi no me iban a tener?
Recuerdo ahora el falaz argumento (que surge mucho en las discusiones acerca de la legalización del aborto) de no traer niños al mundo si están enfermos, para que no sufran. Y pensando ahora, ¿quién va a sufrir más, un niño enfermo o uno que se entera que si su hermano no hubiera estado enfermo él no nacía?
Y otra cosa. Si yo estoy abierto a la concepción y sé que el hijo es otra persona cuya vida yo, en último término, no decido ni elijo, entonces luego le podré pedir, por más que esté enfermo, que enfrente las dificultades de la vida. ¿Con qué autoridad o razonamiento le puedo pedir a un hijo que traje como “utilitario” que enfrente los problemas y dificultades de la vida? ¡Con qué razón un día, en una situación desesperada, me podrá gritar: “¿Para qué me trajeron a este mundo?”! ¿Quién y cómo le hace luego ver que, a pesar de todo, si vino fue porque Dios así lo quiso y que hay algo bueno aquí (y más allá) para él?
Dios se apiade del niño. Y de los padres de ese niño. Y más de los que desarrollan este tipo de manipulaciones embrionarias y se aprovechan del sufrimiento de los padres estériles o de hijos enfermos. Y más de mí.

13 comentarios:

hna. josefina dijo...

¡Qué duro esto!
Sólo había leído los títulos, pero así como lo planteás es durísimo.
Decí que, por encima de todo, está el Amor incondicional de Dios.

Juan Ignacio dijo...

Sí, eso quise rescatar también, el amor de Dios. Y además quizás los padres son maravillosos y amorosos y el niño tenga la más feliz de las vidas.

Pero si no es así luego nos preguntaremos, ¿por qué? Y es que se nos pasó un "pequeño detalle".

Es la parte fea la que dije, no dije nada de la alegría que haya cuando el otro niño se cure. Pero quise rescatar una cuestión más de fondo, una deformación de raíz muy honda. Y el tema que subyace, la procreación responsable, la Iglesia ya lo anticipó con la Humanae Vitae de Pablo VI, que este año cumple 40 años.

Fernando dijo...

Querido Juan Ignacio:

Tu post refleja perfectamente la gravedad del tema. En España, la noticia ha sido trivializada: mira qué bebé más mono, mira qué padres más contentos, mira al hermano que se va a curar. Todo, superdulce. Pero es preciso atender a lo que tú señalas: ¿se nace porque sí o se nace para algo? Si se nace para algo y si ese algo no sale adelante (no se cura el hermano) ¿tu vida tiene sentido, valió la pena tu concepción y los euros que se van a tener que gastar tus padres en tí, durante toda la vida?

La noticia tiene otro lado, que ha sido ocultado o manipulado por los medios de comunicación. Para que este niño fuera implantado en el útero de la madre hubo que producir varios embriones, ver cuál era el más adecuado para el fin buscado e implantarlo. ¿Qué pasa ahora con esos otros embriones, que son personas y que al día de hoy están congelados en una probeta? ¿Se les va a destruir, se van a regalar a una pareja estéril, se van a usar para hacer experimentos? Esta es una grave cuestión, pero en un país (España) en el que un feto de 20 semanas no merece ningún respeto para mucha gente, no se puede esperar que un embrión de 10 días vaya a ser mejor atendido.

Oye, pon en la mención a la Humanae vitae un enlace con el excelente post que hiciste sobre el tema, hace años.

Natalio Ruiz dijo...

Es una de las cosas más tremendas de estos tiempos: la barbarie se viste de progreso.

Respetos.

Natalio

Juan Ignacio dijo...

Fernando,

no sé si comprendí todo lo que comentaste, soy un poco torpe a veces. Entiendo que la paternidad responsable implica, por supuesto, no tener hijos por motivos que no sean el amor entre padre y madre. Implica no tener hijos por motivos egoístas, por motivos aparentemente benéficos (como este caso, que se quiere ayudar a uno pero se desvaloriza al otro), no tener hijos sin estar plenamente dispuestos a cuidarlos, etc., etc.

Pero la vocación, la forma correcta, es estar abiertos a la concepción, no es decir: "como no tengo buenos motivos para tenerlos, mejor no los tengo porque serán un gasto para la sociedad”.

Las razones de la existencia de una persona no están en los motivos de sus padres "para tenerlo o no". Y cualquier vida tiene sentido, por más motivo errado que hayan tenido o no los padres para concebirla.

Existe la necesidad que todos tenemos de nacer del amor y queridos. Y por supuesto, aunque no hayamos sido traidos por amor y por ser queridos, somos igual de valiosos todos y tenemos un sentido en nuestras vidas.

Siempre se nace para algo y eso no lo saben quizás ni los padres ni el que nace, y mucho menos antes de nacer; peor aún es cuando los padres creen tener todas las razones o creen que pueden dar un motivo, a propia voluntad, para la existencia de su hijo.

La segunda parte que dices es muy bueno que lo aclares. Es algo que está presente en todas las fecundaciones artificiales y por supuesto también aquí (y en este caso no sólo hay “descarte” por "no uso" sino que hay "selección de aptos"). Es una cosa que cada vez más "natural" y es increíble como la gente tiene casi nula sensibilidad al respecto. Hasta he escuchado hablar a quien dice, con total frialdad, que tiene hijos congelados (y con una ignorancia, culpable o no, no sé, que da miedo).

Con todos los adelantos que ganamos por medio de la ciencia y la poca conciencia de la gravedad de las cosas en que metemos mano, creo la humanidad de hoy somos como monos con navaja.

Saludos.

maria jesus dijo...

Lo peor es que para tenerlo a él, han tenido que desechar unos cuantos que eran "defectuosos", si no fuera así, se podría mirar de otra manera.

Anónimo dijo...

Hola, Juan Ignacio.

I

Mi pensamiento sobre esta materia es, lógicamente, el de la Iglesia: aceptar los hijos que Dios nos mande, Humanae vitae, permitir que nazcan y quererles aunque vengan con taras monstruosas, ... Claro, en mi caso, soltero de 43 años, creer esto no compromete a nada, pero aún así lo creo.

Quizá no me expliqué bien, pero lo que quería decir en mi comentario era lo mismo que expusiste tú en el post: se nace porque sí, no para algo, por ejemplo para curar a un hermano. Si luego la medicina no logra curarlo, ¿ha sido inútil ese nacimiento? Yo creo que no, pero tal como se plantea, a sus padres podría parecerles que sí.

II

No sé cómo es esto en otros países. En España, al igual que en cualquier otro procedimiento de fecundacíon in vitro, en este caso del hermano enfermo se crean varios embriones, se usan uno o dos o tres y los demás se congelan, con un futuro incierto.

Hasta la reciente reforma de la Ley de Reproducción Humana Asistida, sólo se podían analizar los embriones para seleccionar uno si había gran riesgo de que parte de ellos tuvieran enfermedades hereditarias: se veían los buenos, que se usaban, y los que tenían riesgo de enfermedad se tiraban, no se iban a regalar a otra pareja estéril.

La reciente reforma socialista de la Ley extiende esto al caso que tú comentas en tu post: se elige el embrión que más posibilidades tiene de ayudar al hermano enfermo y se utiliza. Los demás se congelan o se destruyen o se usan para experimentos.

III

Se me olvidó preguntarte en mi comentario anterior por el tremendo "Y más de mí" que cerraba el post inicial: da un poco de miedo.

Juan Ignacio dijo...

María Jesús, buena aclaración. Creo sin embargo que son dos cosas graves distintas que en este caso están juntas.

Fernando, algo nos conocemos aunque sea así, de blog a blog, y quiero aclarar que no dudo que tu línea de pensamiento es la cristiana.

Respecto a mi invocación de piedad esta tiene que ver con que a veces que digo "Dios se apiade de tal" me siento como que estoy marcando el error ajeno, la paja en el ojo, y me estoy olvidando de lo pecador que soy yo.

Quizás es un poco escrupuloso de mi parte si por otro lado digo que en estos casos solo intento analizar el caso y no juzgar a las personas.

Fernando dijo...

Juan Ignacio, siempre comprendemos a las personas: es tal la desorientación en la que vivimos, al menos en España, que no cabe duda de que gente buena, con muy buena intención, hace cosas monstruosas creyendo que hace el bien, como donar sus embriones sobrantes para hacer experimentos.

Me tranquiliza tu aclaración: sí, que Dios se apiade de todos y cada uno de nosotros, que sin la formación que tenemos seríamos, probablemente, mucho peores que mucha gente que hace locuras.

Francisco Cavada dijo...

Hola:

Hace tiempo he descubierto mi interés por observar el buen actuar de las personas en este mundo, y junto a eso, motivarme para seguir adelante. Fue por esto, que me tomé el atrevimiento de poner tu blog dentro de la lista de mis blogs favoritos. También tengo un blog, trato de plasmar la vida de un hombre en este mundo, guiado por valores cristianos; además, doy a conocer mi experiencia de vida inmerso en este mundo tal convulsionado. La dirección es www.vitaego.blogspot.com la pongo acá, por si interesas echarle un vistazo cuando puedas.

Te felicito por tu espacio. Te envío un abrazo desde Chile.

hna. josefina dijo...

Viste que ya han salido declaraciones de los obispos y hasta del Vaticano sobre el tema.
¡Saludos!

Juan Ignacio dijo...

Gracias, Francisco Javier.
Josefina, vi esto. Gracias.

Anónimo dijo...

Vaya: confieso que no conocía el documento de mi propia Conferencia Episcopal. Así, ¿cómo vamos a defender las cosas?

Para compensar, te mando el que se aprobó en su día cuando se presentó la Ley que ampara estas prácticas: no sé si irá bien el enlace. Me parece interesante, porque quizá en Argentina se intenten pronto cosas así, suponiendo que no sea ya legal todo esto.