miércoles, 16 de mayo de 2012

Más sobre "intensamente"

Vivir intensamente es el discursete de moda. Pero ese vivir intensamente (o “al extremo”, como dicen ahora) es solo experimentar sensaciones fuertes.

Para vivir intensamente en serio hay otras recetas mejores. Como la del coleccionista de piedras o la del que descubre el tesoro en el campo (que dijimos en la entrada anterior). Pero también está aquello que dice: “Ama y haz lo que quieras”. Con el “haz lo que quieras” hoy sería un éxito del marketing este “slogan” que hizo San Agustín para el primer y más importante mandamiento. Garantía de vida intensa.

Y ni hablar de aquello que dice Jesús en Juan 12, 25: “El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna”. Tan hermoso como terrible. Eso sí que es intenso de practicar.

Y si no te cabe ninguna de esas ideas seguí con el bungee jumping, pero después no digas que no te avisé.

4 comentarios:

Fernando dijo...

¿Te imaginas, Juan Ignacio, alguien que viviera (o intentara vivir) literalmente el Evangelio? Alguien que al leer "amarás al prójimo como a ti mismo" no dijera "bueno, eso no significa exactamente eso", sino que lo intentara poner en práctica. ¿No saldría una vida radical, intensa, digna de una gran novela?

AleMamá dijo...

Para estos tiempos el "ama y has lo que quieras" de san Agustín es peligroso porque no lo toman por el lado del primer mandamiento sino del amor....con todo lo físico incluído, y no exagero.

Una vez pedí consejo sobre qué hacer con una pareja de amigos nuestros que habían tomado nuestro hogar para sus juntas adulterinas, y mi "cosejero" me citó eso: Que no me preocupara pues estaba dicho AMA Y HAS LO QUE QUIERAS.

¡Uf!

Juan Ignacio dijo...

Hay una sola, la del Evangelio.
E historias menores: las vidas de los santos.

Juan Ignacio dijo...

Eh, eso era para Fernando.

Alemamá, el primer mandamiento ES el amor. Pero entiendo a lo que vas. El "Ama y haz lo que quieras" hay que explicarlo bien. Habría que leerlo en el contexto de las Confesiones. El amor es el amor Evangélico. La clave es la palabra amor, como siempre.