jueves, 25 de abril de 2013

¡Que viva la muerte!

He visto que Google celebra los nacimientos de personajes famosos, no las muertes. Celebrar solo los nacimientos puede parecer algo optimista, algo muy práctico (nacer fue lo que le permitió estar aquí y regalarnos su obra, la muerte es solo el fin de eso) pero en realidad es algo triste. Porque aunque no creas en nada, aunque no creas que haya algo después de la muerte, aunque no creas que el personaje haya entrado en alguna inmortalidad, debés creer al menos en el valor del recuerdo. Y el recuerdo comienza cuando la persona muere. Nunca es más alegre celebrar un nacimiento que una muerte. Celebrar solo el nacimiento es triste porque es una ilusión. A la vida le falta la muerte para estar completa. Sin muerte no hay plenitud de vida. Uno se estaría engañando. Se olvidaría de una parte. En cuanto la recuerde, por “error”, se llevará una desilusión, volverá la tristeza (“a esa gran persona… la perdimos”). Y no hay forma de que eso lo ocultemos para siempre, ni aun insistiendo en celebrar solo el nacimiento.

3 comentarios:

Fernando dijo...

Bueno, todo lo tocante a la muerte nos aterra. Por eso lo intentamos ocultar. Pero lo que da sentido a todo es la muerte: uno deja de ser alguien importante y se convierte en mito, si es que ha hecho cosas memorables.

Curioso el título: en España es el lema de la Legión, incluso lo usan en su himno ("soy el novio de la muerte"...).

AleMamá dijo...

No sólo nos asusta la propia muerte sino que evitamos hablar de esa realidad inevitable. Creo que es la máxima soberbia.

Saludos, Juan Ignacio

Fernando dijo...

¡Gran año para los argentinos!

(Bueno, para algunos argentinos.)