martes, 26 de abril de 2016

Domus

Sacarle la música a estas letras de Sílvia Pérez Cruz es sacarle mucho. Si eso vale la pena, lo dirá el que las lea. Pero si algo le interesa (¡a mi me estos fragmentos me parecen geniales!) no dude en ir a escucharlo con música. Es algo extraordinario.

(clic a los audios)

Mal pescador
el que no sabe de vientos,
ni nombra a los peces,
ni quiere mojarse en el mar,
ni cortarse la boca con sol y con sal.
Cambiar o remar.
Ir a misa o repicar”.

Levantemos la copa y el sol
del poeta que atiende el dolor
que se inspira y expira perdón
que se esconde a llorar a un rincón
que declina con alma y pudor
en voz baja y desde lejos
él resiste y persiste
y confía en su don”.
(Todo hombre)

Mentiras, sonrisas y amapolas
discursos, periódicos, banqueros y trileros,
canciones, manos y pistolas,
bolsos, confeti, cruceros y puteros,
te roban y te gritan,
y lo que no tienes también te lo quitan”.
(No hay tanto pan)

Mi alma ya no está en tus oraciones
pero aguantará el muro de mis lamentaciones.

Mi alma ya no está en tus azucenas
pero seguirá en mis fotografías”.
(Smile and run)

I’ll jump to the sun
and you will not catch me”.

I’ll wear a cape,
ride a horse to escape.
Ai, ai, ai.
With a secret map
for mom and dad.
Ai, ai, ai”.
(Ai, ai, ai)

Una cosa encima de la otra
que reposa justo donde hay una hermosa
que me guardo para respirar
porque alguien quiere ahogar
la poca dignidad que me queda”.
(De frente)

Reina de la morería,
no estés triste como el tigre,
pon sonrisa de planeta
que serán tus mañanitas,
guapa, princesa y coqueta
corona de margaritas”.

Guapa tiene que ser
la que de verde, verde, verde
se puede poner”.
(Verde)

There was a child,
quiet and shy.
He never dreamt
being the next prince”.
(My dog)

Eu ja fui e voltei
meu viagem,
minha cuota ficou
bein, bein, bein…

Eu ja cantei en ingléis,
ja amei a um portugueis
ate a lua e a Lula tambéin
(Cuota da lua)

Si no duermes no podrás saber
que hay dos soles y un mundo al revés,
que las piedras esconden sus pies
y que te quiero hasta la luna
sin volver
(Duérmete)

sábado, 23 de abril de 2016

Ai, ai, ai (happy)

I’ll wear a cape,
ride a horse to escape.
Ai, ai, ai.
With a secret map
for mom and dad.
Ai, ai, ai

Lo de Sílvia Pérez Cruz son las canciones de pena. Cómo lo dice en una entrevista:

"Desde muy pequeña he cantado canciones tristes, no sé por qué. No sé si porque en casa eran las que más se cantaban. El humor en la música lo descubrí con el flamenco. Ya tenía dieciocho o diecinueve años. Aprendí que se podía reír con la música. (…) Canto canciones graciosas y no pasa nada, pero como decía un amigo mío: cantemos canciones tristes para ser felices. Es como una purga. Yo me lo tomo en serio, pero conecto con muchas cosas. Sí que hay una tendencia a lo triste, pero también puedo disfrutar de lo otro. Y lo voy descubriendo. Pero una canción de ir al estómago —«Pequeño vals», «Compañero», «No hay tanto pan»…—, una canción con que puedas mover el instrumento para que vibre todo, me gusta (…)”.

El último proyecto de la catalana fueron las canciones para una película sobre los desahucios (desalojos) en España. El tema de por sí es triste, claro, pero por ahí surgió la necesidad de hacer un canción en cierta forma alegre. Dice así en la misma entrevista:

Al final de la película la niña sale bailando una canción de Shakira, pero como no tenían los derechos, me dijeron que hiciera alguna canción tipo Shakira. [Risas]. Yo ya había compuesto todo, ya se había acabado para mí esa fase, y tuve que ponerme a pensar en hacer una canción que fuera como de Shakira: bailable, con ritmo. Fue muy raro y muy divertido. Decidí hablar desde la niña, con sencillez”.

Así nace la canción "Ai, ai, ai"...


Happy, happy,
ai, ai, ai.

And make me happy,
nice, cute and funny.
Ai, ai, ai

And let me fly
it’s not time to cry.
Ai, ai, ai

And leave my room,
my shirts, my spoon,
my door, my walls,
my mom, my dolls,
and leave my bed,
my bear, my bread…
I’ll jump to the sun
and you will not catch me.

I’ll wear a cape
ride a horse to escape.
Ai, ai, ai
With a secret map
for mom and dad.
Ai, ai, ai

martes, 19 de abril de 2016

Dickens y Kierkegaard (IV)

Para cerrar, hay algunas otras cositas que encontré que hablan de una relación o punto en común entre Dickens y Kierkegaard.

Está por ejemplo la historia que Kierkegaard hace en su libro “Philosophical fragments”, en donde un rey quiere presentarse a la humilde doncella que ama y no sabe si hacerlo como rey en todo su esplendor, o como una persona normal, para ver si ella lo quiere por lo que es y no por lo que tiene o representa. El danés emplea esta historia para mostrar que Dios se tenía que encarnar como el hijo de un carpintero y no como un rey, “ya que el pleno esplendor de Dios no lograría el objetivo de la venida de Cristo como un acto de amor”. Así lo explica un tal Soren Landkildehus en el libro “Kierkegaard’s influence on Literature, Criticism and Art. Tome II: Denmark” (editado por Jon Stewart). Y dice luego Landkildehus que esta misma temática la presenta magistralmente Dickens en su última novela completa: “Our mutual friend” (“Nuestro amigo común”), donde hay un millonario heredero y un posible matrimonio y este heredero se debe esconder bajo una falsa identidad más humilde (ver más de esto aquí).

Otro punto interesante encontrado en Internet sería un artículo llamado “Existential Scrooge: A Kierkegaardian Reading of A Christmas Carol”, es decir, un análisis de la famosa obra de Dickens (y su personaje Ebenezer Scrooge) con la lente del kiekergardiano “concepto de la ansiedad”. Acá el autor del ensayo, en oposición a aquello que citamos al principio de la serie, dice que Dickens podría haber influido en Kierkegaard: “A Christmas Carol is indeed historically important, so much so that it may have influenced or even inspired Søren Kierkegaard’s The Concept of Anxiety”. Y agrega estas ambiciosas palabras: “It is timely, however, to propose that one of the key concepts of anxiety that Kierkegaard expounds in this extraordinary work, that of ‘the demonic’ or neurotic individual, was actually anticipated 6 months earlier, in the fictional form of Ebenezer Scrooge, in Charles Dickens’s widely published and translated popular masterpiece, A Christmas Carol”.

Conocimiento, similitudes, coincidencias, influencias. Dejé para lo último la más pintoresca. Y es que se ha difundido en Internet que Dickens y Kierkegaard compartían una característica que también tenían otros famosos: escribir de pie. Pero no solo eso sino que también eran grandes caminantes. Lo curioso es que para Dickens caminar habría sido un escape, un alivio (“The walking was so important for Dickens because it meant he wasn’t writing”) y para Kierkegaard una forma de pensar en sus trabajos (“he’d walk the streets of Copenhagen, mentally composing paragraphs and working through new ideas”). Pero, en coincidencia, en ambos casos sería terapéutico, ya que Kierkegaard también lo recomendaba para la salud.

lunes, 18 de abril de 2016

Dickens y Kierkegaard (III)

Dickens y Kierkegaard no sólo ponderarían el heroísmo que hay en cumplir lo ordinario, sino también la acción silenciosa al respecto.

En el libro llamado “The Cambridge Companion to Charles Dickens”, editado por John O. Jordan, aparece uno de los críticos mencionados hace dos entradas: J. Hillis Miller. Dice este señor a propósito de la novela dickensiana “Bleak House” (Casa desolada):

Should an ethical decision always be expressed in language and made public thereby? Walter Benjamin thought so. Speaking in condemnation of Ottilie's silent decision in Goethe's Die Wahlverwandtschaften (The Elective Affinites) to starve herself to death, Benjamin says: ‘No moral decision (sitt-licher Entschluß) can enter into life without verbal form (sprachliche Gestalt) and, strictly speaking, without thus becoming an object of communication (Gegenstand der Mitteilung).’ For Kierkegaard in Fear and Trembling, on the contrary, and for Jacques Derrida in his commentary on Kierkegaard in the third chapter of Donner la mort, the reverse is the case. The validity of Abraham's decision to obey Jehovah and to go forth to sacrifice his beloved son Isaac depends on its remaining silent. To express it in language would be to fall into generality and to betray the unspeakable singularity of his decision.

Dickens appears to side with Kierkegaard and Derrida on this point. He believes that silent resolution accompanied by efficacious local action, like Esther's mute housework accompanied by the cheerful jingling of her housekeeping keys, or Jarndyce's quiet charities to those immediately around him, are infinitely superior to any sort of public decision that is ratified by legally institutionalized convention or by speech acts that are written, signed, and duly registered”.

Me gustaría conocer a esa Esther y su silencioso trabajo acompañado del alegre tintineo de las llaves. Me hace acordar a esa canción francesa, “Les gens qui doutent”, cuando dice: “[J'aime] ceux qui, avec leurs chaînes, / pour pas que ça nous gêne / font un bruit de grelot”.

Pero parece que la novela “Casa desolada” no agota su posible conexión con Kierkegaard en este aspecto. No puedo ofrecer una explicación completa (me requeriría mucha más lectura, de Dickens y por lo menos de “La repetición”, del filósofo danés), pero dejo la punta para el que quiera seguir investigando. Dice un blog de libros a propósito de esta novela:

Un Dickens poderoso, en su plenitud estilística y en su obra más intensa, crea aquí uno de sus personajes más acabados: Esther Summerson, cuya rememoración del porvenir la conecta con Kierkegaard y la convierte en un personaje prekafkiano”.

jueves, 14 de abril de 2016

Dickens y Kierkegaard (II)

Para continuar, les cuento que encontré también en Google Books un libro de Mariano Fazio Fernández, Vicario General de la Prelatura del Opus Dei, que se llama “El universo de Dickens: Una lección de humanidad”.

Se expone allí una interesante relación entre Dickens y Kierkegaard. Es una similitud entre ambos autores, si se puede decir así, y en un tema muy relacionado justamente con el carisma del Opus Dei.

Haciendo una reseña del cuento de navidad de Dickens “La batalla de la vida” dice entonces Fazio:

“Uno de los personajes centrales de este breve cuento, Alfred, afirma en medio de una conversación sobre la antigua batalla:
Creo que hay plácidas victorias y contiendas y grandes sacrificios propios y actos de noble heroísmo (…) no menos difíciles de conseguir, porque no tienen crónica ni público terrenales, pero que se realizan todos los días en los más apartados rincones, en las pequeñas familias y en los corazones de hombres y mujeres. (…)’”

Y dice más adelante:

“Retomando la idea de que las verdaderas batallas son las de la vida cotidiana (…) ‘La verdadera fe’ de Alfred era la de la entrega a los demás en el heroísmo de las batallas de todos los días (…) Este ideal del heroísmo llano lo proponía Soren Kierkegaard en el mismo siglo de Dickens, y en los mismos años en que escribía sus cuentos de Navidad: ‘Hace falta de nuestra parte poner mucho coraje para cumplir con lo ordinario, y aquel que demuestra tener mucho coraje es sin duda un héroe (…) Para poder calificar a alguien como héroe no se debe tener en cuenta lo que hace, sino, más bien, cómo lo hace. Uno podría conquistar reinos y países sin llegar a ser un héroe, y otro que dominara su estado de ánimo podría demostrar, en cambio, que sí lo es’ (S. Kierkegaard, Aut-aut)”.

martes, 12 de abril de 2016

Dickens y Kierkegaard (I)

“David Copperfield”, de Charles Dickens, capitulo XLIII: “He hecho mis pinitos en otro campo. Con temor y temblor he abrazado la carrera de autor. (…)”.

Mismo libro, capítulo XLVII: “Me acerqué a su figura solitaria con un leve temblor, porque este final siniestro de su caminata decidida y su manera de quedarse parada casi en la cavernosa sombra del puente metálico mirando las luces que se reflejaban sinuosamente en la fuerte corriente, me inspiraba un cierto temor”.

Mismo libro, capítulo LII: “(…) como observa el filósofo danés (…)”

Descubro así que Dickens sabía algo de Kierkegaard y me dedico a buscar en Google.

Así como es evidente que Dickens conocía algo de Kierkegaard, a la inversa no sería tan fácil de saber. Observémos como lo dice un libro llamado “The reception of Charles Dickens in Europe”, editado por Michael Hollington, en el capítulo referido a Dinamarca escrito por Dominic Ransford:

More sophisticated responses to Dickens, in his own lifetime, are hard to find in Denmark. There is little evidence that he had significant impact on many of the major cultural and intellectual figures of the time. N. F. S. Grundtvig (…) does not seem to have left any comments about Dickens; nor, more disappointingly, does Soren Kierkegaard (…), who did not read English (…)”

Para mencionar luego sí a Hans Christian Andersen, cuya relación con Dickens merece un capítulo aparte, pero no es nuestro tema. Eso sí, es evidente que al margen de las relaciones personales, hay alguna afinidad entre los dos autores que estamos tratando. Así lo deja ver el mismo libro:

“(…) twentieth-century critics, from Theodor Adorno to J. Hillis Miller, hace occasionally detected affinities between Dickens’s and Kierkegaard’s sensibilities and philosophical views”.

Hecha esta tentadora presentación, cerramos el post. Porque hay poco tiempo, pero mucho más por decir.