Para continuar, les cuento que encontré también en Google Books un libro de Mariano Fazio Fernández, Vicario General de la Prelatura del Opus Dei, que se llama “El universo de Dickens: Una lección de humanidad”.
Se expone allí una interesante relación entre Dickens y Kierkegaard. Es una similitud entre ambos autores, si se puede decir así, y en un tema muy relacionado justamente con el carisma del Opus Dei.
Haciendo una reseña del cuento de navidad de Dickens “La batalla de la vida” dice entonces Fazio:
“Uno de los personajes centrales de este breve cuento, Alfred, afirma en medio de una conversación sobre la antigua batalla:
‘Creo que hay plácidas victorias y contiendas y grandes sacrificios propios y actos de noble heroísmo (…) no menos difíciles de conseguir, porque no tienen crónica ni público terrenales, pero que se realizan todos los días en los más apartados rincones, en las pequeñas familias y en los corazones de hombres y mujeres. (…)’”
Y dice más adelante:
“Retomando la idea de que las verdaderas batallas son las de la vida cotidiana (…) ‘La verdadera fe’ de Alfred era la de la entrega a los demás en el heroísmo de las batallas de todos los días (…)
Este ideal del heroísmo llano lo proponía Soren Kierkegaard en el mismo siglo de Dickens, y en los mismos años en que escribía sus cuentos de Navidad: ‘Hace falta de nuestra parte poner mucho coraje para cumplir con lo ordinario, y aquel que demuestra tener mucho coraje es sin duda un héroe (…) Para poder calificar a alguien como héroe no se debe tener en cuenta lo que hace, sino, más bien, cómo lo hace. Uno podría conquistar reinos y países sin llegar a ser un héroe, y otro que dominara su estado de ánimo podría demostrar, en cambio, que sí lo es’ (S. Kierkegaard, Aut-aut)”.
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