Los blogs que frecuento (y supe frecuentar) son amigos del poema "The fool" de Padraic Pearse y de su traducción al español hecha por el Padre Leonardo Castellani con el título (el poema) de “El loco”.
“Quien pudiera ser ese loco realmente cada vez más”, me preguntaba. Sin ser un imbécil como ese Grabois, que se debe creer que sigue al Papa cuando dijo a los jóvenes que “hagan lío”; Grabois se me hace una moderna y “light” criatura de una vieja Teología de la Liberación.
En las antípodas de Pearse y Castellani debe estar el músico argentino Andrés Calamaro y sin embargo cada vez que ponen esta canción tarareo el estribillo por varias horas. Y me voy entre una interpretación escatológica y otras interpretaciones más pueriles pensando cuál debe haber sido la idea de Calamaro cuando dijo: “Yo soy un loco que se dio cuenta que el tiempo es muy poco”.
Digan si no es para un poema cristiano. El loco de Pearse o Castellani tomando conciencia de que pronto llegará ese día en que “el grano maduro caiga en los graneros, y los pobres sean llenos que andaban vacíos”. Pensamiento que no se contrapone con su “imprudencia”, pues la del loco es una imprudencia en el dar, en el derramar los días. Un no calcular los costos en el amor. Y no tiene que ver (y pueden ambas convivir) con la prudencia de las vírgenes que esperan con la lámpara encendida la llegada del novio. Quizás porque es en la misma despreocupación por el futuro donde está la prueba de que sabemos que el tiempo es poco. El tiempo es este poco que tengo ahora y quizás nada más.
Pero Calamaro… Uno tiende a pensar que Calamaro declara que el tiempo es poco para luego continuar con algo muy moderno como “vivirlo al máximo”, como se dice ahora. Pero no parece tampoco eso. Porque no sale corriendo. Al contrario, él va a caminar solito, sentarse en el parque y “fumarse un porrito” y reprimir su deseo de matar a un mimo o un clown. Está “down violento, down radical”, dice, y que aprendió el papel principal: “yo soy un loco que se dio cuenta…”
Lo más que llego a vislumbrar es como que se da cuenta que no tiene tiempo para perder matando al clown, quizás porque haya cosas más importantes en que invertir dicho tiempo. Si es así, a su forma ha logrado algo. No como yo, que todas las mañanas tengo que andar gritando: “vamos, vamos que llegamos tarde al colegio”. Eso porque nadie mira el reloj y tengo que ser yo el loco (que se dio cuenta que tiempo queda poco).
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