martes, 25 de marzo de 2025

Fausto y la IA

(Fiel a la costumbre de toda publicación o producto que quiera llamar la atención hoy en día, incluimos el tópico de moda en el título de la entrada pero desde ya les avisamos, a diferencia de otras publicaciones o productos, que no lo hacen, que los defraudaremos completamente).

Los “clásicos” hacen fuerza y alteran el plan de relecturas. Leer “Fausto” de Goethe era una asignatura pendiente y se dieron las cosas para hacerlo. La sensación es la misma que después de haber leído la Divina Comedia: que fue un vuelo rasante, que no he podido pasar más que por la superficie.

Otra vez hay que recordar aquello que aclaraba ARP sobre los “clásicos”, porque es justamente la lectura de los estrictamente llamados clásicos (griegos, romanos) lo que me falta a la hora de poder aprovechar o disfrutar obras como estas. Pero bien, los hilos ya fueron tendidos. Se verá luego cómo progresa el diálogo con estas obras (relectura dentro de unos años, etcétera).

Como dato interesante, encontré una página donde hay un ensayo, estudio o clase sobre Goethe, Fausto y ciencia. Hay una parte en que al hablar del Homúnculo (que es como un hombre creado por el discípulo de Fausto en una probeta, pero solo tiene su parte espiritual) lo relaciona con la Inteligencia Artificial.

Justamente el otro día hablábamos con F. de eso, de la posibilidad o imposibilidad del hombre de crear un hombre o algo que tenga un valor equivalente a sí mismo (¿puedo “matar” a mi robot si un día me dice “por favor, no me mates”?). Todo está relacionado con lo que se habla hoy en día, casi en tono de ciencia ficción, cuando se dice si no podemos ser el “último eslabón” de seres inteligentes “artificiales” que crearon a otros seres inteligentes “artificiales”…

Lo que sí podemos ser, por lo pronto, es poetas. Y como dice en el “Prólogo en el teatro” a la parte I de Fausto (traducción de José Valor): “[El poeta] ¿Por qué poder conmueve todos los corazones, por qué poder somete a los elementos? Por la armonía que llena su ser y que le hace reconstruir el mundo en su alma”.

martes, 11 de marzo de 2025

Flor y nata 2024

Este año no hice la entrada con el resumen musical del año pasado y no sé si lo voy a hacer…

Si tuviera que elegir algunos de los hallazgos del año pasado (para que quede lo mejor, para no robarles tanto tiempo, para que “en el bulto” no pierdan la oportunidad de "cliquear" con precisión y para que lo corto de la entrada me permita hacerla) diría que elijo estos:

(Carlos Benavides · Washington Benavides · Eduardo Larbanois · Santos)
Carlos Benavides

Pa-pa-pa-papagena (de “La flauta mágica”)
(Mozart)
Huw Montague Rendall & Elisabeth Boudreault

(Yacomuzzi-Molina)
Edith Rosetti

(Trenet-Chauliac)
Èlia Bastida meets Scott Hamilton (& Joan Chamorro Trío)

(Ennio Morricone)
Pat Metheny

domingo, 9 de marzo de 2025

"Unboxing"

(En el mundo YouTube la gente se filma abriendo paquetes que compró, que le regalaron, muchas veces que le llegan por correo. En la jerga a eso le dicen “unboxing”...)

1. Cuentos completos. Herman Melville. Editorial Fraterna. Buenos Aires. 1977

2. Obras Inmortales (Fausto, Las afinidades electivas, Werther, Egmont, Viaje a Italia). Goethe. EDAF. Madrid. 1977

(Niño pobre y niño rico nacidos el mismo año…)

3. El misterio de Edwin Drood. Charles Dickens. Planeta/Emecé. Buenos Aires. 2024 (segunda edición)

(“Autorizado para vender con periódicos”).

4. Veinte mil leguas de viaje submarino. Julio Verne. Plutón Ediciones. España. 2023 (segunda edición)

5. Ilíada. Homero. Editorial Losada. Buenos Aires. 2013 (segunda edición)

6. Odisea. Homero. Editorial Losada. Buenos Aires. 2004

7. Hamlet. William Shakespeare. Planeta. Buenos Aires. 2018

8. La letra escarlata. Nathaniel Hawthorne. Colihue. Buenos Aires. 2024

(“...para mí los placeres del espíritu consisten en un libro, en una hoja, en una página; solo los libros pueden haceros soportable y hasta dichosa una larga noche de invierno, y llevar una alegre vida que reanime todos nuestros miembros. ¡Ah! ¡Y cuando puede uno desenvolver un respetable pergamino, siente en el corazón todas las inefables delicias del cielo!” dice Wagner en Fausto).

domingo, 2 de marzo de 2025

Misterios del correo (adenda)

Hay que sumar lo que sigue a aquella entrada de 2021 sobre los misterios del correo. Todo el trabajo lo hace Melville (a quien parecía interesarle el tema).

La explicación sobre el correo que llevan los barcos balleneros (Moby Dick, cap. LXXI) me hizo acordar directamente de aquella historieta de Lucky Luke presentada en la entrada original. Dice así:
Todo barco ballenero lleva un buen número de cartas para diversos barcos, cuya entrega a las personas a quienes puedan estar dirigidas depende de la simple probabilidad de encontrarlos en los cuatro océanos. Así, la mayor parte de las cartas nunca llegan a su objetivo; y muchas se reciben sólo después de dos o tres años o más
Impresiona imaginarse que un barco ballenero, y el correo, pasaba años en el mar. Pero ese destino fatal de las cartas me hizo acordar a aquello otro que escribiría el mismo Melville en “Bartleby, el escribiente” (¡cuidado, porque es el párrafo final!):
El rumor era éste: que Bartleby había sido un empleado subalterno en la Oficina de Cartas Muertas en Washington, de la que fue repentinamente despedido por un cambio en la administración. Cuando pienso en este rumor, no puedo explicar adecuadamente los sentimientos que se apoderan de mí. ¡Cartas muertas! ¿No suena como a hombres muertos? Imagínense a un hombre, por naturaleza y desventura, propenso a la pálida desesperanza, ¿habrá otro trabajo que parezca más apropiado para agudizarla que manejar continuamente estas cartas muertas, y clasificarlas para lanzarlas al fuego? Porque año tras año las queman por montones. A veces, el pálido empleado extrae del sobre un anillo —el dedo al que estaba destinado, quizá, esté pudriéndose en la tumba; un billete enviado con pronta caridad —aquél a quien habría aliviado ya no come ni siente hambre; perdón para quienes murieron afligidos; esperanza para quienes murieron sin ilusión; buenas noticias para quienes murieron ahogados por calamidades sin alivio. Con mensajes de vida, estas cartas se precipitan hacia la muerte”.

domingo, 9 de febrero de 2025

Estarás. Volverás.

(Sin las licencias correspondientes)

Quizás sea un pensamiento muy antiguo. Decir que uno va a visitar a la persona cuando visita su tumba. Ese “estar allí” del difunto. Y nosotros con él.

Juan Ramón Jiménez le dice a Platero que cuando muera no lo dejará por ahí sino que lo enterrará bajo el pino. Y Platero “estará allí” y participará de todo lo que suceda en el jardín:
“(...) Vive tranquilo, Platero. Yo te enterraré al pie del pino grande y redondo del huerto de la Piña, que a ti tanto te gusta. Estarás al lado de la vida alegre y serena. Los niños jugarán y coserán las niñas en sus sillitas bajas a tu lado. Sabrás los versos que la soledad me traiga. Oirás cantar a las muchachas cuando lavan en el naranjal, y el ruido de la noria será gozo y frescura de tu paz eterna. Y, todo el año, los jilgueros, los chamarices y los verderones te pondrán, en la salud perenne de la copa, un breve techo de música entre tu sueño tranquilo y el infinito cielo de azul constante de Moguer”.
Miguel Hernández va más allá y dice que su amigo Ramón Sijé “volverá” en la naturaleza. Los restos del difunto estercolarán la tierra pero este estará presente no solo en cuerpo sino hasta en alma:
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
(...)

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
(...)"
No de casualidad tomé a esos dos, creo yo. Pero lo simpático es que buscando datos en Google (para ubicarlos bien en mi cabeza en tiempo y espacio), me encontré con esto que el de Moguer, con su Platero ya escrito hacía tiempo, escribía sobre el de Orihuela al conocer su Elegía:
En el último número de la Revista de Occidente, publica Miguel Hernández, el extraordinario muchacho de Orihuela, una loca elejía [sic, por elegía] a la muerte de su Ramón Sijé y 6 sonetos desconcertantes. Todos los amigos de la «poesía pura» deben buscar y leer estos poemas”.

viernes, 31 de enero de 2025

Triunfo desde Navidad

(30/ene)

Hace mucho traje acá un fragmento de Chesterton en donde hablaba de la Navidad como el triunfo en una batalla. Una emocionante visión del bien triunfando sobre el mal, de Dios contra el Enemigo en sentido espiritual, reflejada en esa batalla material: escapando del enemigo Herodes; un símbolo, mostrando a Dios que logra penetrar en las entrañas del mundo, naciendo en una cueva.

Esa visión épica de la Navidad siempre me quedó en el recuerdo y hoy, escuchando otra vez El cant des ocells (acá también lo traje una vez), me pareció vislumbrar algo de aquello en la parte del zorzal, que en Navidad ya se adelanta a la Pascua diciendo que la muerte ha sido vencida:
En veure despuntar el major lluminar en la nit més ditxosa,
els ocellets cantant a festejar-lo van amb sa veu melindrosa.
(Al ver despuntar el mayor resplandor en la noche más dichosa
los pajaritos van a cantarle con su delicada voz).

L'àliga imperial pels aires va voltant, cantant amb melodia,
dient: 'Jesús és nat per treure'ns de pecat i dar-nos l'Alegria'.
(El águila imperial va por los aires, cantando con melodía,
diciendo: Jesús ha nacido para librarnos del pecado y darnos la Alegría).

Cantava el passerell: 'Oh, que formós i que bell és l'Infant de Maria!'.
I lo alegre tord: 'Vençuda n'és la mort, ja neix la Vida mia'.
(Cantaba el pardillo: ¡Oh, qué hermoso y qué bello es el Hijo de María!
Y el zorzal alegre: Vencida ha sido la muerte, ya nace mi Vida).
Corolario en forma de pregunta: con esto de lograr Dios llegar al mundo hecho hombre sano y salvo, evitando los ataques del Enemigo, ¿no adquiere un sentido especial toda la vida de Jesús sin manifestarse hasta los treinta años?

sábado, 18 de enero de 2025

“Andarás bien” por la veintitrés

Este año recorrimos la “línea sur” rionegrina, es decir que hicimos la Ruta Nacional 23. De las cuestiones de rutas me encargo yo y, para un año de vacaciones más sedentarias, sin la emoción de largos planes ruteros, la idea era ponerle algún condimento usando al menos un camino nuevo.

Si van o vienen de la zona de Bariloche, les recomiendo hacer unos kilómetros más y evitar el alto valle del Río Negro, tan urbanizado. Y, por otro lado, el paisaje de la 23 es mucho más lindo que el de la “ruta del desierto” por La Pampa. La ruta 23 corre al pie de la meseta de Somuncurá y luego va ascendiendo muy suavemente las mesetas hasta el final de su recorrido en el Lago Nahuel Huapi. Recorre (según dicen en la Guía Turistel) una antigua rastrillada india y se acompaña (según se puede ver con los propios ojos) con el tendido del Tren Patagónico (San Antonio Oeste - Bariloche).

Si van desde Buenos Aires con escala, prueben General Conesa, San Antonio Oeste o Las Grutas. Lo más adelante que vayan en su primera etapa, les dejará más tiempo para hacer la 23 tranquilos. Y quizás darse un tiempito para el museo o el bosque petrificado de Valcheta (una localidad mucho más pintoresca de lo que me imaginaba).

En Valcheta y Los Menucos hay buenos servicios. También los hay en Ingeniero Jacobacci (cabecera de “La Trochita” hacia Esquel). Me hubiera gustado parar un rato junto al río Pichileufu o ver las Cavernas del Viejo Volcán ya llegando al Nahuel Huapi, pero quedará para otra vez. ¡Atención! No todo es color de rosa. Hay tramos de ripio en la parte final, pero igual vale la pena si la encaran con el espíritu que esta entrada les quiso transmitir.

Les dejo una especie de hoja de ruta:


Circunstancias especiales alteraron lo ordinario de este tiempo extraordinario y no pudimos estar de regreso por Casa de Piedra (para ello sí se requiere pasar por parte del Alto Valle y parte de La Pampa -el plan era ver también el Parque Nacional Lihué Calel-). Pero las mismas reflexiones que hicimos en aquella entrada en que estábamos imaginariamente a orillas del embalse Casa de Piedra se pueden hacer frente al Embalse Ramos Mexía en El Chocón.

sábado, 21 de diciembre de 2024

Algo que pasó, un plan y deseos de feliz Navidad

Casi sin que los llame, este año vinieron los “clásicos”. No fue un “atropello voluntarioso” para cumplir con la máxima “apenas si hay tiempo para los clásicos” sino que simplemente les llegó su momento.

Cerré con “Diario de un cura rural” y “Crimen y castigo “ (que no son tan “clásicos” como la Divina Comedia o el Quijote) y ya concebí un plan para el año que viene, que se trata de la relectura de libros leídos hace veinticinco años o más.

Y es un plan que tampoco me parece hecho para cumplir alguna prescripción determinada (no tengo máximas al respecto), sino que surgió espontáneamente mientras leía autores que hace mucho no leía y de los que me dije: “quizás ahora los entienda de otra manera”. Y es tentador agarrar esos viejos ejemplares. Es más el gusto que me da pensar eso que el que otras veces me daba la idea de: “releer es bueno, pero quiero conocer más cosas nuevas”.

Quiero releer. Llegó el momento (aparentemente). En definitiva, cuando uno dice “apenas si hay tiempo para los clásicos” es porque no se trata de haberlos leído, sino de estudiarlos más, conocerlos, disfrutarlos. Así va a pasar entonces con algunos libros viejos, les dedicaré ese tiempo que quizás necesite para aprovecharlos mejor. Y leyéndolos como una persona nueva, claro, esa es la clave. Porque puedo decir, gracias a Dios, que no soy el mismo que hace veinticinco años (y aunque quisiera tener algunas cosas de aquél, soy feliz por las que ahora tengo).

Les deseo feliz Navidad a los que pasen por acá y hasta el año que viene si Dios quiere.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Impresión

Los espejos de agua “artificiales” tienen como un qué sé yo, ¡no es lo mismo! Pero no es que lo tengan ellos, en realidad, es uno el que lo tiene. Listo para admirarse de la belleza natural, se decepciona uno de saberlo no natural. El agua es agua. La orilla, orilla. Pero es un embalse. ¡Ah…!

Claro que uno no se lo podría decir en la cara al paisaje. Sería ofensivo. ¡Con lo lindo que se ve!

Tengo ganas de ver esa orilla de Casa de Piedra al atardecer. Sé que no voy a poder pensar que el pincel divino está allí trabajando solo, o por ejemplo evocar a ancestros que descansaban allí mismo, en definitiva sé que algo de la emoción se va a empañar…

No solo hacia atrás, también hacia delante las cosas no son iguales. Porque aunque lo natural sea frágil, lo modificado lo parece aún más…
Siempre que salía de la Universidad, generalmente -sobre todo al volve a su casa- había de sucederle, puede que le ocurriera cien veces, quedarse parado precisamente en aquel mismo sitio, contemplando con toda atención aquel panorama, verdaderamente espléndido, y casi siempre había de maravillarse de una impresión suya, vaga e inahuyentable. Una frialdad inexplicable infundíale siempre aquel magnífico panorama; un alma muda y sorda animaba para él aquel vistoso cuadro… Admirábase siempre de su antipática y enigmática impresión, y aplazaba, por no fiar de sí mismo, el explicársela para un futuro remoto”.
Crimen y castigo, Fiódor Dostoievski (edición de Biblioteca La Nación, 2001)

sábado, 23 de noviembre de 2024

Platero y yo

Sencillo es. Y creo que pretendía serlo. Pero no por eso vas a poder leerlo rápido. Si tenés el alma sensible, o edad para haber vivido ya algunas cosas, las frases más simples pueden ser enormes. Y entonces se hace forzoso detenerse. Sorprendido, para disfrutar.

Sencillo es pero también puede tener unos pasajes riquísimos. Y entonces la historia quizás pueda ser la contraria: si nunca sentiste algo así, casi que podrías saber lo que es leyendo esos pasajes.

Como cuando se lo llevan al perro Lord porque lo mordió un perro rabioso (cap. LI):
“La mirada que dejó atrás por la callejilla cuando se lo llevaban, sigue agujereando mi corazón como entonces, Platero, igual que la luz de una estrella muerta, viva siempre, sobrepasando su nada con la exaltada intensidad de su doloroso sentimiento… Cada vez que un sufrimiento material me punza el corazón, surge ante mí, larga como la vereda de la vida a la eternidad, digo, del arroyo al pino de la Corona, la mirada que Lord dejó en él para siempre cual una huella macerada”