Hoy nos fuimos al sur, donde el cielo es más azul.
El sur de Buenos Aires siempre fue misterioso para mí (en un sentido vulgar o corriente de la palabra). Y yo no nací en el norte, nací en el centro (de chico me movía por la Avenida Rivadavia). Descubrirlo fue como descubrir que más allá seguía el mundo (hubo veces en las que llegué a soñar con zonas inexistentes de Buenos Aires hacia el sur). Allá donde las calles vuelven a cambiar de nombre (la Avenida Caseros), allá donde las casas son viejas, allá donde íbamos a dar exámenes de inglés a un instituto que lleva el nombre de una novela de Dickens, allá donde iban a parar el 15, el 25, el 65.
En la foto que adorna la entrada, una de las puertas al sur: Caseros y Velez Sarsfield, lugar del cual el mapa nos dice que es un punto tripartito, límite entre los barrios Parque Patricios, Constitución y Barracas.
Hoy nos fuimos al sur, a ver un espectáculo de marionetas. Y la pasamos muy bien.
(Si, es casi un mismo sur, pero es casi otro el de Sur).
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