miércoles, 3 de octubre de 2007

La entrada que aún no puede ser

Es como una gota que entra en el mar.
Es cuando uno está armando una entrada para el blog: desarrollando una idea, buscando citas, entendiendo cada vez más; pero el tema a su vez se va haciendo amplio; uno trata de enlazarle aquellas patas que se escapan por allá, o de ver en la oscuridad que es lo que lleva escondido bajo el brazo; pero de repente: ¡Zás! Una visión (al modo casi de una intuición) de que el tema es amplísimo, que supera una entrada y que ya no hay fuerzas ni para dibujar siquiera un pobre esbozo, una propuesta de entrada. La gota que creía poder asir cae al mar y es luego inmensamente inabarcable.
En estos casos se guarda el borrador, que pasa a alimentar el acervo propio, en la esperanza de que algún día todo se pueda ver con más claridad y en el deleite anticipado que brinda el saber que aún hay mucho por descubrir.

5 comentarios:

Milkus Maximus dijo...

Comparto el sentimiento. Sólo que lo mío es patético: se me ocurren excelentes títulos que anticipan el contenido .... de posts que nunca llegan.

Anónimo dijo...

Supongo que es como la vida misma y los proyectos que nunca salen adelante...

Juan Ignacio dijo...

Es como Uds. dicen...

AleMamá dijo...

Muchas veces parece que lo tenemos, está tan claro, aparentemente, en nuestra cabeza, sólo hay que trasladarlo al blog, pero se escapa como una nube en una ventolera. Muchas veces se termina donde no se pensó. Quizás fuera para mejor, digo yo.

aldara san lorenzo dijo...

¡Cómo te entiendo!
Yo solía escribir mucho (también hablo mucho, hago mucho, enredo mucho, trabajo mucho... ejemmm). Solía escribir, decía, sin pausa y con la emoción de descubrir cómo de inmenso era el mar de las pensamientos, cómo estos se abrían y bifurcaban dibujando meandros y variaciones, como se multiplicaban las opciones, como si de un tetris mental se tratase, y cómo de maravilloso era encontrar, tras una reflexión serena la fórmula que hacía encajar todo en un argumento perfectamente personal, infaliblemente egosurfista, único y precioso, como lo es toda idea propia e individual.
Solía escribir cosas que leían muchisisisisisísimas personas.
Sí.
Sí-sí.
Sí-sí-sí. Eso.
Pero ahora leo (que es como pensar dos veces)

it ;-))