lunes, 17 de marzo de 2008

Ideas sobre los sucesos en Cesarea de Filipo

Joseph Ratzinger - Benedicto XVI explica en su Jesús von Nazareth la confesión de Pedro y cómo va seguida del anuncio de la Pasión y el llamado al seguimiento (la cruz, y también el perderse a uno mismo). Nos muestra como estos sucesos se relatan en los tres evangelios sinópticos y como en dos de ellos (Marcos y Lucas) Jesús anuncia la Pasión a sus discípulos y luego dirige “a todos” el llamado al seguimiento. (Mt 16, 13s; Mc 8, 27s; Lc 9, 18s).
Dice luego que Juan también introduce este llamado al seguimiento pero lo hace en ocasión el Domingo de Ramos, cuando unos griegos preguntan a Felipe (nombre de origen griego) por Jesús (Jn 12, 20s). Así Benedicto explica que se refuerza el carácter universal del llamado. Entiendo que ese carcater de “a todos” de los sinópticos es aquí dado por la presencia de los extranjeros griegos que dan marco al mensaje.
Ahora bien, el anuncio de la Pasión y el llamado al seguimiento se hacen, según los sinópticos Mateo y Marcos, en la zona de Cesarea de Filipo (donde Jesús según Mateo da también a Pedro las llaves del Reino). Este lugar fundado por Herodes el Grande, en donde se rendía culto al dios Pan, fue dedicado por el hijo de Herodes a César Augusto (Cesarea) y a sí mismo, Felipe (Filipo). He leído, de fuentes cuya veracidad no me costa, algunas “explicaciones” del por qué de este lugar (se habla de un lugar apartado del ruido, de un lugar que tiene un monte como el Hebrón y cómo la oración y las enseñanzas Jesús las hacía en los montes; casualmente esta característica de Jesús también la explica Benedicto XVI en su libro, aunque referida a otros sucesos).
He leído también, en un sermón del Padre G. Podestá, que Cesarea de Filipo era un lugar fuera de Jerusalén, en los límites, como entrando en el mundo romano. Fue entonces que se me ocurrió pensar que así como el anuncio “a todos” (Marcos y Lucas) y el anuncio con motivo de los griegos (Juan), este anuncio en las puertas del mundo romano reforzaría nuevamente el carácter de universalidad del mensaje de Jesús. (El padre Podestá es muy determinante, llega a decir: “Ese sitio, prácticamente territorio de Roma y no Jerusalén, elige el Señor para investir a Pedro del poder de las llaves...”).
Pero Benedicto me lleva hacia otro lado:

La tradición ha ambientado la escena en un lugar en el que un empinado risco sobre las aguas del Jordán simboliza de forma sugestiva las palabras acerca de la roca. Marcos y Lucas, cada uno a su modo, nos introducen, por así decirlo, en la ambientación interior del suceso. Marcos dice que Jesús había planteado su pregunta «por el camino»; está claro que el camino que habla conducía a Jerusalén: ir de camino hacia las «aldeas de Cesárea de Felipe» (Mc 8, 27) quiere decir que se está al inicio de la subida a Jerusalén, hacia el centro de la historia de la salvación, hacia el lugar en el que debía cumplirse el destino de Jesús en la cruz y en la resurrección, pero en el que también tuvo su origen la Iglesia después de estos acontecimientos. La confesión de Pedro y por tanto las siguientes palabras Jesús se sitúan al comienzo de este camino.

El dilema queda planteado, y me supera largamente.
Notas extra: Como jugando, la mente hizo asociaciones en principio sin sentido alguno. Una: Para el anuncio del seguimiento, en el evangelio de Juan estaban los griegos que en Domingo de Ramos llegan por Felipe, y en los sinópticos estaban los discípulos en Cesarea de Filipo. Un mismo nombre aparece en ambos casos, aunque refiere a dos cosas y personas distintas. Otro “juego”: Felipe era de Betsaida, Betsaida es por donde pasan Jesús y sus discípulos antes de ir Cesarea de Filipo (Mc 8, 22s).

2 comentarios:

Ángel Ruiz dijo...

¡Excelente entrada!

Juan Ignacio dijo...

Me alegro que te haya gustado. Saludos.