Hoy más que nunca hacemos lo que Jesús pidió que hagamos en memoria suya. Hace un rato estuve allí, en uno de los tantos lugares en los que, al mismo tiempo, en unión con todos los cristianos, celebramos la misa de Jueves Santo recordando la Última Cena.
Antes de empezar la celebración y viendo al sacerdote prepararse, fui sorprendido por la magnífica realidad de Dios-Hombre lavando los pies a sus discípulos (...las extremidades del animal caído que camina pecando por el polvo...), y sentí que íbamos revivir uno de los momentos más trascendentales de la historia y una de las verdades (y de las enseñanzas) más sublimes.
Y ahora estoy acá, en el mundanal blog. ¡Qué contraste! Quizás me consuele pensando que al menos esto me sirve para contar aquello, y así volverlo a meditar.
Antes de empezar la celebración y viendo al sacerdote prepararse, fui sorprendido por la magnífica realidad de Dios-Hombre lavando los pies a sus discípulos (...las extremidades del animal caído que camina pecando por el polvo...), y sentí que íbamos revivir uno de los momentos más trascendentales de la historia y una de las verdades (y de las enseñanzas) más sublimes.
Y ahora estoy acá, en el mundanal blog. ¡Qué contraste! Quizás me consuele pensando que al menos esto me sirve para contar aquello, y así volverlo a meditar.
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