Es como si quisieras gritar un piropo a viva voz pero no pudieras. O como si se inflara en tu pecho un enorme “gracias” que no puede salir. O un suspiro hondo que no puede hacerse poema ni canción. Es como dice un canto venezolano: un encanto y un quebranto a la vez. Como un amor imposible. No sé cómo explicarlo...
3 comentarios:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Es verdad que uno a veces se siente tan querido por Dios o que hay tanta belleza en el mundo que no sabe como retribuir o como actuar... Gracias, Fernando.
Inefable. No hay palabras para ciertas cosas que se nos hacen intrasmisibles. Siempre se pierde mucho en la trasmisión de las cosas sentidas por uno y creo que muchas veces la mejor comunicación es el silencio compartido en la misma frecuencia de onda espiritual.
Saludos y te deseo (para mi también) una bien vivida Semana Santa.
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