miércoles, 14 de marzo de 2007

¿Menos desarrollados en qué?

Ella lo dice mejor. Es en el contexto de una campaña llamada “40 días con los 40 últimos”. Los cuarenta últimos son los países que figuran a la cola en cuanto al Índice de Desarrollo Humano elaborado por Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Conocemos lo limitado de ese índice y más de una vez lo hemos criticado. Yo lo he criticado, por lo general, remarcando algunos aspectos negativos que tienen muchos de los países que figuran como "primeros" (aspectos que no son tenidos en cuenta a la hora de elaborar el índice y tienen que ver con baja natalidad, leyes relacionadas con el aborto o con uniones homosexuales, etc.)
Esta vez, en cambio, es otro el punto de vista (y es la otra cara de la misma moneda). En un mensaje recibido ayer, mi prima ha ponderado los aspectos positivos que tienen muchos de los países que figuran como "últimos" (aspectos que tampoco son tenidos en cuenta a la hora de elaborar el índice y tienen que ver con la hospitalidad, el transcurso sosegado del tiempo, la presencia de la religión en la vida cotidiana, etc.). Ella dice:

¿Menos desarrollados en qué? Ya sabemos que la campaña selecciona los cuarenta países que están a la cola en el Índice de Desarrollo Humano, según las Naciones Unidas. Sin embargo, este año la campaña nos depara una sorpresa: día a día iremos conociendo mejor los pueblos que habitan estos países y descubriendo que, aunque a nuestros ojos –y a los de la ONU– están “subdesarrollados”, en realidad poseen una serie de costumbres y valores sociales, culturales y religiosos, a veces ni mejor ni peor que los nuestros –simplemente distintos– y otras veces claramente ejemplares.

Por ejemplo, valores como la hospitalidad, el transcurso sosegado del tiempo, la presencia de la religión en la vida cotidiana, el valor ante las injusticias, la actitud ante la muerte, el ingenio que se desarrolla ante la carencia material. Y junto a ello, otros aspectos culturales como la manera de construir las casas, un cuento infantil, un juego tradicional, un instrumento musical o incluso una receta de cocina.

La idea es ampliar miras, descubrir que el desarrollo humano debe ser entendido de forma integral, abarcando todas las dimensiones de la vida humana.
Es lo que nos recuerda el último mensaje del Papa del 1 de enero de 2007: "En efecto, un desarrollo que se limitara al aspecto técnico y económico, descuidando la dimensión moral y religiosa, no sería un desarrollo humano integral y, al ser unilateral, terminaría fomentando la capacidad destructiva del hombre".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente post. Ya sabemos lo que hay detrás de esos índices, intenciones me refiero. Y si creen que soy conspiranoico, los refiero a las recomendaciones Informe de Desarrollo del Banco Mundial. ¿Aún no me han respondido los mails que les mandé pidiendo que me expliquen cómo es que la liberación del aborto mejora la economía de un país?

Juan Ignacio dijo...

Bueno, es fácil imaginar una respuesta, pero claro, se estaría tomando una concepción falsa o parcial de lo que es economia, aborto y mejorar.

Ululatus sapiens dijo...

Yo, por una parte, estoy de acuerdo en que el término desarrollo humano va mucho, mucho más allá de los índices de escolaridad, de la calidad y la cantidad de infraestructura, de tasas de desempleo, cuestiones fiscales, aranceles y un muy largísimo etcétera. Pero, por otra, no creo que la ONU deba, quiera ni pueda andar midiendo cuestiones subjetivas de las sociedad. O peor aún, irguiéndose como el juez moral de las naciones.

Juan Ignacio dijo...

Es fácil criticar a la ONU, lo sé, pero se me ocurre que para hacer más completo un índice hay algunos factores que no son de los que dicen "subjetivos".