jueves, 23 de agosto de 2007

Lo que hemos oído, lo que hemos visto... (I)

En una exposición muy clara (en "Introducción a la vida de oración"), Romano Guardini habla de la liturgia, defendiendo su ortodoxia y diciendo cuál es el campo para otro tipo de expresiones religiosas con más “libertad” y “agilidad” que la liturgia, con resonancias más inmediatas de las circunstancias locales de una comunidad, con mayor participación de la fantasía y más espontaneidad de los afectos (p. ej.: el Santo Rosario).
Dice también cosas muy importantes que nos ayudan a comprender porqué al hombre moderno le cuesta tanto la liturgia. De esto último les traigo un primer fragmento, y en la próxima entrada otro aún más preciso (que da nombre a esta serie).

Propiamente no debe hablarse de oración litúrgica, sino de “acción” litúrgica. La raíz de la liturgia está en la acción sagrada, sobre todo en la Santa Misa, en que se cumple el precepto del Señor a los apóstoles: acordarse de Él, “haciendo” lo que él había hecho. (…)

Ya hemos indicado que el centro de gravedad de la liturgia reside en la acción litúrgica. Queremos insistir sobre ello, porque este concepto de la liturgia se ha perdido en amplios sectores de la vida cristiana. El centro de gravedad de la vida religiosa se ha desplazado hacia la esfera de las «vivencias» del pensamiento y del querer. Conforme a esta orientación general de la vida religiosa, las acciones litúrgicas han sido interpretadas como «medio» para el adoctrinamiento y edificación espiritual. Sin embargo, no es este el sentido de la acción litúrgica, la cual es, en su sentido más propio, la realización de los misterios cristianos como acciones intuitivas material-espirituales.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenassss...este post me hizo acordar de algo que leí hace poco creo que dicho por Vittorio Messori, un vaticanista. Le preguntaban alguna cuestión de la celebración de la misa en el rito tridentino y esta "tragedia" de que el celebrante esté "de espaldas al pueblo." Más allá de que no me gustan las cruzadas por temas litúrgicos cuando empiezan a gestar divisiones estériles, y de que en lo personal, siento que a veces el reclamo de la misa tridentina va unido a nostalgias de una cristiandad mirada sesgadamente como poco menos que el paraíso terrenal (tan sesgadamente como los que ven puro oscurantismo y tinieblas en ella)...bue, más allá de todo eso, me pareció interesante esta aclaración que hizo Messori: el celebrante no está de espaldas al pueblo; o sí, pero es una consecuencia de esto: pueblo y celebrante están de cara al Señor, en el Sagrario. Cristo es el centro de la celebración, y a El lo están mirando pueblo y celebrante. Tiene sentido. Si no, es como considerar al pueblo el eje del asunto. Claro que también se puede entender que el celebrante y el pueblo, en la celebración más frecuente actualmente, están también mirando a Cristo en el altar, en la Palabra y en su Presencia en la asamblea eucarística, en cada hermano que asiste, por aquello de "Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre...". Bueno, lindo post, gracias...ite, missa est ;-), un abrazo en Jesús.

Ángel Ruiz dijo...

Muy pertinente el texto para estar bien centrados en lo importante. Saludos

Juan Ignacio dijo...

Gracias por sus comentarios.

Marina, en ese valioso y completo comentario hay un tema muy interesante. Sabía casi todo eso aunque lo que no tenía muy claro era lo del altar.

Pensé que esa cruz grande que muchos templos agregaron los últimos tiempos colgando más o menos arriba del altar desde el techo (¿cuál ejemplo puedo traer ahora? Catedral de San Isidro, otra en Mar del Plata cuyo nombre no recuerdo, Caacupé en Caballito, etc.) era para "reforzar" eso de que ambos, sacerdotes y fieles, miran a Cristo.

De todos modos no intento meterme con esta entrada en el tema de los ritos pre y post CVII.

Si les pareció interesante el texto, el que viene luego será mucho mejor en la clave de entender porque nos cuesta tanto la liturgia, sea cual sea.

Gracias. Saludos.