viernes, 26 de septiembre de 2008

Con libros en la calle (breve confesión en dos partes)

Parte 1.
Nunca muestro mi libro por la calle. En subte, tren o colectivo siempre me cuido de llevar la tapa hacia adentro. Me cuido mucho, como se cuidan otros de llevarlo bien visible. Y no los culpo. Lo que yo hago es igual o peor. Porque si lo oculto es porque pienso que los otros me están mirando, cuando quizás nadie lo hizo. Siempre vanidad. La de mostrar qué gran libro leo, o la de ocultarlo pensando que soy mirado. Lo más sano sería llevarlo del lado en que quede por azar, sin más vueltas.
Parte 2.
Con mi “Evangelio del día” a mano, la cosa es distinta y adquiere otra significación. Primero porque un Pantocrator a página completa en tapa y contratapa hace muy difícil ocultar que uno porta lectura religiosa. Y segundo porque la idea de ocultarlo no es tan inocente. En cierta forma, en este pequeño detalle se empieza a ver si uno es de aquellos de los que se avergüenzan de Cristo (ver Lc 9, 26). Y se empieza uno a sentir miserable.

13 comentarios:

Moro dijo...

Me pasa algo parecido, casi como un complejo, los escondo enteros.
Hoy me compre el Archipiélago Gulag a $ 8 pesos (eso se lo cuento de presumido nomás)

Saludos.

Fernando dijo...

Respuesta (en dos partes)

Parte 1

Tu pudor ya muestra cierto respeto por los demás, Juan Ignacio. A mí me da igual que vean que leo a Nietzche, a Chesterton, a Oriana Fallaci, porque desprecio al que está delante mío y sé que no va a saber quién es ese señor, si es profundo o no.

Esto, bien pensado, no es desprecio, sino conocer a mis conciudadanos.

Parte 2

Pues te comprendo muy bien, porque eso mismo me pasa a mí con el pequeño rosario de dedo. Los días en que lo luzco, indiferente al qué dirán, siento que de alguna forma remota he dado testimonio de mi fe. Los días en que lo oculto en el bolsillo, o que llevo la cuenta con los dedos, siento que me he avergonzado de ser cristiano. "Aquel que se avergonzare de mí delante de los hombres, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre; pero aquel que me confesare ..."

Anónimo dijo...

Querido Juan Ignacio:

No me ha dado tiempo a corregir mi comentario, a envíartelo de nuevo antes de que lo publicaras.

Siento mucho haber usado la expresión "desprecio al que está delante mío". Lo siento de verdad, no sé cómo no me dí cuenta al revisarlo de que era una expresión maleducada, poco caritativa e inexacta. Quería decir, simplemente, que dado el nivel cultural de España no creo que la gente sepa mucho de los autores que leo, como yo tampoco sé mucho de los autores, elevados o no, que leen los demás.

Lo siento mucho, de verdad, espero que nadie se dé por ofendido.

F.

Juan Ignacio dijo...

Fernando, me parece que no es tan grave ya que se puede entender a lo que ibas ya que aclaras que tipo de desprecio es, es como que "no te importa el qué dirán"...

Anónimo dijo...

Juan Ignacio, la bendita caridad en Cristo, que todo lo disculpa.

(Me acordé hoy mucho de tí y de tu post: dí un gran paseo por Madrid, y todo el rato me atreví a llevar a la vista mi rosario de dedo, como tú con tu libro del Pantócrator)

Anónimo dijo...

Ya sè que es consuelo de tontos Juan Ignacio, pero, si te sirve de algo: no sos el ùnico al que le pasan estas cosas.

Juan Ignacio dijo...

No sé si es consuelo de tontos, pero hay algo de confortante en compartir estas cosas...

Anónimo dijo...

Yo antes, los escondía. Sentía que sino lo hacia, me dejaba llevar por la vanidad(eso de: "Mira una intelectual").
Luego, eso supuso para mi muchos problemas, ya que me encanta leer en el autobús.
Así si que simplemente vencí al demonio.
(Esto no es pecar de vanidad, ¿verdad?)

Ernesto dijo...

yo trato de seguir con naturalidad ni exhibir ni ocultar, ocupar mi mente en otra cosa... no sería malo si evengelizara un poco más, digo asi en la calle, en lo cotidiano (hablo de mi mismo)...

Juan Ignacio dijo...

Envidiable lo suyo, Lord's sword. Karla, no creo que sea pecado, aunque este no es precisamente un confesionario. Gracias a ambos por comentar.

Anónimo dijo...

Querido Juan Ignacio:

¡¡¡Queremos nuestra entrada!!!

(Es broma)

F.

Cecilia dijo...

¿Porqué tener vergüenza de lo uno lee ? Ni que fuera una revista pornográfica! Esas se exhiben sin pudor y pareciera no darle vergüenza a nadie. Bien digo, pareciera.

Cuando leo, ni pienso en lo que el otro va a pensar. De todas maneras, lo que leo siempre o es de trabajo o son lecturas de espiritualidad o parientes de estas, que no pueden escandalizar a nadie.

Saludos!

Juan Ignacio dijo...

"Por qué tener verguenza", es una buena postura.
Veremos que se puede hacer, don Fernando.