Dentro de su rusticidad, la entrada a Estación Chapadmalal no deja de tener su encanto. Un paredón feo, de lo que sería una fábrica de ladrillos, termina abruptamente y aparece en curva una Capilla de San Benito. Una estación de policía no tan fea, algún jardincito más cuidado que otro...
Esta no es Colonia Chapadmalal, ni el costero complejo homónimo, de presidentes en traje de baño. Esta es una estación de tren en la zona de las canteras de piedra caliza, pegadito a Batán, a unos 15 kilómetros de la costa. El ramal de tren es el que viene de la estación Mar del Plata, ese que todavía hace unos años cruzaba la ciudad sin vías llevando gente a Miramar.
Cantera
No hubo tiempo de detenerse. Nos quedaba poco sol. El camino al mar tomaría todavía media hora más. Para salir de Estación Chapadmalal hay que, cosa rara, confiar en Google y desoír cierta voz intuitiva. Caerse de una curva asfaltada y agarrar un camino ancho, consolidado pero deteriorado.
El campo alrededor es una delicia de sembrados y arboledas. Inquietaba un poco el crepúsculo y no saber si habría alguna zona intransitable que nos obligara a ir hacia atrás (allá en los pagos "bravos" teníamos mucho sol por delante y mucho tiempo para volver para atrás). Pero todo transcurrió con normalidad. Cruzamos lo que llaman "la vieja ruta a Miramar" y entramos en las zonas más lejanas del barrio de Los Acantilados. Otro tramo y llegamos con el atardecer al mar. El sol hacia sus últimos dibujos a nuestras espaldas.
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