Hay que conjugar las dos cosas. El sentimiento trágico de la vida (ese de Unamuno*), con ese espíritu de acción arrojada, como el que describe Pádraic H. Pearse en su poema El loco**.
Hay que ser pensador y hacedor. Sabemos que reflexión e iniciativa no son opuestos. Hay que preguntarse por Dios y hay que dar respuestas a las dificultades con las que Dios nos pregunta: "¿crees en mí?"
La prudencia, ¿qué es sino la verdadera prudencia? ¿No tiene algo que ver con esto?
* Del sentimiento trágico de la vida (en los hombres y en los pueblos), Miguel de Unamuno.
** The fool (El loco, en la traducción de L. Castellani). De Pádraic H. Pearse. Ver aquí.
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