Vaya a saber cómo, los temas que se me impusieron últimamente (sentido religioso, hierofanías, nostalgias tucumanas) me llevaron a dar una nueva vuelta (esta vez completa) por el “Descenso y ascenso...” marechaliano. Y ahí me encontré con esta frase que el argentino rescata del libro décimo de las Confesiones de san Agustín, y que es, a mi entender, otra breve y gran forma de hablar de las raíces del sentido religioso:
¿La dicha no es lo que todos quieren y a lo que todos aspiran? ¿Dónde la conocieron antes, para quererla tanto?
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