Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa,
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos de la altura.
Su grandeza es absolutamente soberana y libre de todo esfuerzo. Soberanamente ordena: “hágase” y todo se hace. Esta luminosa grandeza es origen de todo orden. Cuando choca con la obstinación humana se hace temible y se convierte en la “ira de Dios”, cuyas amonestadoras manifestaciones son las catástrofes naturales, desatadas por las fuerzas destructivas de la naturaleza: tormentas en la tierra y en el mar, terremotos (Salmo 75 [76]; 96 [97]). Sin embargo la terribilidad de la ira de Dios es al mismo tiempo bondad, sabiduría y delicadeza infinitas. En una hora decisiva reveló Dios a sus profetas que Él no reside en la tempestad, en el terremoto o en el fuego, sino en el hálito suave y callado (1 Rey., 19, 11-14).
2 comentarios:
Buenasssss...qué lindos himnos tiene la Liturgia. Yo vendí dos monedas de oro que no sé quién le había regalado a mi mamá para "cuando fuera grande", para comprarme la edición para laicos, en mis primeros tiempos de la primera conversión, tendría unos 16 años. Me acuerdo de memoria algunos versos que me siguen resonando hermosos en todo sentido, hermosos también en su sencillez:
"A ti, Señor del Universo
en esta noche suplicamos
que venga tu bondad de Padre
a bendecir nuestro descanso.
Y mientras el cuerpo reposa,
vigile el corazón amante,
y por la luz de tu Palabra
nuestra oración sea constante." (vísperas, obvio)
Y uno que recuerdo incompleto:
"En la densa noche
de la oscura fe
...? (hay un "llamas a José", por ahí, hay un "de la esclavitud" que rima con "Pascua de salud"...).
Pensar que durante varios años yo, que soy bastante marmota con el sueño, no me podía dormir, porque dormirme era dejar de tomar conciencia del amor de Dios...
Un abrazo en Jesús.
¡Gracias por la visita y los recuerdos!
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