(...) y me parece que llegamos a tratar de esa cuestión después de un intercambio de ideas en torno al patriotismo, un sentimiento ligeramente desacreditado debido a que la delicadeza de nuestros humanitaristas lo ve como una reliquia de la barbarie. Sin embargo, ni el gran pintor florentino que cerró su ojos para siempre pensando en su ciudad, si San Francisco, cuando bendecía con el último aliento su Asís natal, eran bárbaros. Hace falta cierta grandeza de espíritu para juzgar el patriotismo como merece; o bien una sinceridad de sentimientos que le está negada al vulgar refinamiento del pensamiento moderno, incapaz de comprender la augusta sencillez de un sentimiento que procede de la naturaleza misma de las cosas y de los hombres.
Por esas cosas conocidas vulgarmente como casualidades, estoy bajando esta cita referida al patriotismo a un borrador de blogger un día después de que leí que Eduardo dijo que las "banderas y escudos, colores y huestes" de las batallas futboleras son "lo más parecido a una nación que va quedando", un rato después de terminada una de esas batallas ("Argentina 4 - Colombia 2") y extrayéndolo de un cuento de Conrad (que conseguí hace pocas horas) llamado "El príncipe Román". (¡!)
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