jueves, 25 de mayo de 2006

He solucionado mis problemas de vocación

He solucionado mis problemas de vocación.
Un copista de la edad contemporánea. Eso me gustaría ser.
Una mesa grande. Una lámpara. Una computadora personal. Un scanner. Fotografiar hoja por hoja un gran libro y “llevarlo” a un procesador de textos o uno de esos programas para publicar y enviar documentos. Releer, corregir; por momentos detenerse sólo para releer ese fragmento que me gusta tanto, ya sin corregir.
Se pueden además digitalizar las ilustraciones, si el libro las tuviere. Y si no, que un pariente o amigo ilustre la obra por primera vez.
Otro capítulo serían las notas. A las tradicionales, recopiladas de todas las ediciones existentes, se le podrían agregar las notas personales o los grandes comentarios de las personas que conocemos.
Si se dispusiera de un espacio adecuado en Internet, se podrían publicar esas obras. Para los interesados, para los que necesitan la cita adecuada para su post, para que viaje por el mundo.
Es imprescindible hacer una impresión con su respectivo anillado. Para archivar. Y para el futuro (uno nunca sabe qué nuevas tecnologías surgirán y cuán obsoletas serán las que tenemos ahora; la letra escrita sólo necesita del hombre para poder leerse).
Se puede trabajar en familia. Puede haber matrimonios copistas. Sería mejor trabajar entre las seis de la tarde y la una de la madrugada (no es definitivo, pero...). Las buenas lecturas, las lecturas profundas se hacen cuando ya no hay tanto ruido. Además, a esas horas un matrimonio copista ya puede haber acostado a sus hijos pequeños (que cuando sean grandes podrán hacer su vida o ayudar como aprendices de copista).
Por lo que verán, estoy pensando en una vida de copista. Y suena como algo imposible, ¿no? ¿Quién mantendría a un copista contemporáneo?
Porque, aclaremos, si la idea es vivir de copista, pensar en trabajos en serie o a pedido no va. Si se “industrializa”, si se empieza a hacer comercio con las copias, se perdería un poco (o mucho) la calidad y el valor de trabajo. Me imagino que una de las cosas más dificiles del escritor (¡o músico!) profesional contemporáneo es haber firmado con una compañía, de antemano, la escritura de tantos libros o la edición de tantos discos.
Pero ni siquiera eso, la propuesta es radical. La obra del copista no se compra ni se vende. No, si uno va a vivir como copista, debe ser al modo de una vocación religiosa o militar. Alguien se ocupará de la comida y el techo del copista. Y él hará el “trabajo”; el producto de dicho trabajo no se comerciará. Así conviene que sea, sí señor.
Veo que encontré mi vocación. Ya sé cuál es. Lastima que no la pueda cumplir, ¿no? ¡Bah! No sé. Me voy a fijar si está en el manual "Eudeba" de carreras universitarias...

12 comentarios:

hna. josefina dijo...

Monasterio benedictino. Allí tienen mucha experiencia en eso.
Fuera de chiste, habría que ver... ahora, con las nuevas tecnologías podrías vivir afuera, en una granja, lo que hace más fácil el autoabastecimiento. Y haciendo muy bien lo tuyo y con vida austera, es posible que vivas con un trabajo por encargo cada tanto tiempo. Así hacen -creo- los lutiers, los artistas, investigadores y demás. Y, por cómo lo planteás, la vocación debe ser de toda la familia...
El tema es que hay que tener la vocación para bancarse el estilo de vida ¿no?
Pero me parece que, caracterológicamente, te pega.

Juan Ignacio dijo...

Gracias por tus ideas. En serio.

Eso sí, no creo que Finitud quiera. Al menos que encuentre una actividad compatible.

Algún cambio grande en el estilo de vida (lugar lejano, por ejemplo) ya lo hemos hablado. Pero es difícil irse lejos de la familia grande (abuelos, etc.)

Hay otras alternativas a esta vocación. Ganandome la lotería o heredando una importante fortuna costearía una editorial que publique buenos libros, no necesariamente rentables. Como verás, hay algunos detalles un poco difíciles de resolver (lotería, herencia, etc.).

De todos modos, es satisfactorio saber mejor qué es lo que uno quiere. Aunque lo más provechoso sea saber qué es lo que Dios quiere.

Saludos.

E. G-Máiquez dijo...

Vaya, apuntadme a lo de copista. Tal vez yo me pida empezar copiando "Retorno a Brideshead", que une todas mis inquietudes: la fe, el arte, el amor, incluso la alta sociedad. Tampoco estaría mal la "Divina Comedia", si nadie se me adelantó. O "El Quijote"...

Anónimo dijo...

Pues me parece una vocación hermosísima.
Aunque si me permites: que diferencia hay entre eso y ser bloggero?

Juan Ignacio dijo...

Yo me anotaría con cosas como "Adán Buenosayres" de Marechal o la "Teologia del Cuerpo" de Juan Pablo II. Creo que ninguna de las dos está en versión digital en forma completa.

Ecasez: podría animarme a decir diferencias. Pero, ¡qué buenas las coincidencias! A propósito: encontré algo referido a lo que tu dices: clic.

Saludos.

Anónimo dijo...

Juan Ignacio: Me encanto este post. Probablemente es un tema que a quienes andamos por este mundo bloggero se nos plantea a menudo. Tambien me encantaron las ideas de la Hna. Josefina. Pero, como decis, cuando somos dos la cosa se complica, mas aun si le sumamos las presiones de padres, hermanos y amigos que quieren tenernos cerca.

Hache dijo...

Yo me anotaría con cosas como "Adán Buenosayres" de Marechal o la "Teologia del Cuerpo" de Juan Pablo II. Creo que ninguna de las dos está en versión digital en forma completa.

http://www.mscperu.org/matrimofam/1matrimonio/129CateqJPII/amor.htm

Juan Ignacio dijo...

Ves, este trabajo no tiene "salida"...

Ignacio A dijo...

Me gusta, me gusta mucho, la aspiración de santidad se lee en ese parrafo. Tengo un amigo que siempre me dice que las personas cuanto mas descubren la sacralidad innata de la vida vuelven mas simples sus vidas, necesitan menos..."Solo Dios Basta". El contemplativo es sencillo, no se distrae con aquello que no lo lleve a su Amor.
¿volvemos a los oficios? ¿hacemos canastas como los Padres del desierto? esa simplicidad que te permite estar en silencio y en "presencia" de El concientemente...

un abrazo en nuestro Señor
Ignacio

Juan Ignacio dijo...

No se puede volver. Habrá que hacer algo nuevo...

Anónimo dijo...

Antoni Gaudi --quizas el personaje mas original del siglo XX-- decia que ser original era volver al origen.

Juan Ignacio dijo...

Es muy bueno, eso.

Creo que se le dice a algo original porque no es copia de nada sino un origen nuevo (y que me mate el que bien sepa).

¡O sea que original y nuevo no se opondrían!