El casamiento "por civil" fue hecho en la fiesta (civil). En un pequeño jardín extendieron una alfombra roja con velas a los costados y ellos caminaron por dicha alfombra hasta una de esas pequeñas carpas modernas que llaman gazebo. Ahí estaba el juez de paz esperando. Una voz peculiar y muy informal. Habló más (y quizás más emotivamente) que el cura que los casó. Y atención a esta parte del discurso:
De todos los seres de la creación...
¡Bien! Mirá lo que dice. Creación. Sí, claro, quizás las cien personas presentes no pensaron nada. Quizás eso fue lo más normal. Decir creación. Quizás el "obsesionado" era yo, pensando que dijo creación en un mundo donde ya nadie dice "creación". Pero no me den bolilla. Siguió así:
...el hombre es el único que puede amar.
Y ahí miré a mi amiga Alicia, fanática defensora de los animales, imaginando que sólo por no alborotar no diría nada en favor de sus perros. Pero la verdad es qué, hablando estrictamente (teniendo como base la libertad y otros conceptos) el hombre es el único ser viviente de este mundo que puede amar.
Epílogo: cerró el juez con un mensaje (dicho en forma de broma) que ya lo he visto en otros casamientos: "Bueno, como ven, en la libreta hay ocho lugares para hijos...", y los llamó a la fecundidad.
¿Quién dijo que todo está perdido?
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