martes, 31 de octubre de 2006

"Vocación definida"

—Te ocurre al revés de las gentes. En lugar de andar buscando siempre justificaciones a tus errores, te pasas la vida buscándoles el lado malo a tus impulsos. Y sin em­bargo, eso, lo que te trae, es una contradicción. Porque si encuentras admirable en tu padre su dedicación total al objeto de su vocación, ¿por qué no hallas buena la tuya? En vez de simplificar las cosas, las complicas.

—Yo no tengo vocación definida —dijo Anselmi. Su voz era un poco amarga, ronca y viril—. Yo lo que tengo son ansiedades vagas, así como el enfermo que está en la cama, a quien se le ocurre de pronto que tendría que le­vantarse para arreglar algunas cosas que están mal en el mobiliario del cuarto de al lado; pero el cuarto de al lado está lejos y hay que levantarse y moverse; así que al fin, el enfermo se queda en la cama y sigue con su deseo vago de orden.

—Entonces lo que falla no es la vocación sino el medio, pues el deseo de orden es una vocación bastante concreta.

—Sí, pero tampoco sé claramente lo que es ese orden.

—¿Quién lo sabe? De antemano, nadie. Ni los grandes políticos ni los grandes artistas han pensado su orden ple­namente antes de ponerse a realizarlo. El orden es una superestructura. Se articula a sí mismo a medida que lo alimenta su creciente adecuación a la realidad. Un orden pensado abstractamente en su totalidad es artificial e inservible.

“La bahía de silencio”, capítulo XI, Eduardo Mallea.

lunes, 30 de octubre de 2006

Por el botín

Cuando pensaba en mí como “un desertor entre las huestes…”, me preguntaba porqué lo sería, siendo que yo todas las mañanas me levanto y enfrento al día con valor. Y pensé que podía tratarse del botín. El botín que otros persiguen no es el que yo quiero (¡y no es menor la conquista que anhelo!).
La idea quedó en los borradores. Pero imagínense mi asombro cuando, por esas cosas de la vida, vuelvo a detenerme en la contratapa de “La bahía de silencio”, en donde los editores de la versión pocket de Sudamericana han decidido colocar estas palabras escogidas:

Los ganadores salen al alba pero los triunfadores vuelven de noche. Es decir, que los que cuentan sólo con el botín se pierden al fin en el empeño, y la hora final a quienes trae elegidos es a los triunfadores definitivos. Yo estoy al lado de los que esperan el triunfo final recogidos en la bahía, en la bahía de silencio.

Y fue tan grande mi sorpresa que pensé en contárselo a ustedes…

sábado, 28 de octubre de 2006

Un desertor entre las huestes...

Me levanto todas las mañanas a tiempo, sin falta. Me afeito y visto rigurosa corbata. Luego me verás cruzar la avenida a paso ligero. (En el viaje se formó una oración que, aunque nunca la escribí, diría algo como lo siguiente: “Padre, envíame tu Espíritu para que por su gracia pueda hacer de este un día agradable para ti”). Lucho, en el mismo lugar donde luchan otros tantos. Y una conquista espero. Con eso y todo...

___Desatado de guerras,
___oigo cantar mi viento.
Yo recogí mi corazón perdido
sobre la muchedumbre de las aguas.
Yo soy un desertor entre las huestes
___que asaltaron el día.


Bellos como las armas relucen mis amigos;
desde los pechos al talón se visten
con el metal de la violencia.
Ellos imponen su color al mundo,
le arrojan la pedrada del boyero
y atizan el ardor de sus caballos,
___para que no se duerma.

Como la espada cortan mis amigos:
___bajo su peso tiemblan
___las rodillas del día.

(...)

Algo hay en mí que pesa de maduro,
grita su madurez, pide su muerte:
se derrumba, total, como la sombra
___que nace del verdor.
Mi viento desaté sobre mi tierra,
___volvióse contra mí toda mi llama:
podado con mi hierro, nutrido de cenizas
creció mi corazón hasta su otoño.
___¡Ay, grosura de otoño
___quiere ser mi congoja,
y dispersión de mar enriquecido!

(...)

Una ciudad a mi costado nace:
su infancia es paralela de la mía y retoza
___más allá de mi muerte.

Herreros musicales inventan la ciudad,
afirman su riñon, calzan su pie:
¡baila desnuda al son de sus martillos
___la edad de los herreros!

Y el corazón de la ciudad se forja
con el puro metal de las mujeres,
y sobre los metales castigados
es bella y sin piedad esta mañana.

Pero los niños ríen de espaldas a la tierra
___o en la margen del gozo:
conspiran bajo el sol de los herreros
para que tenga un alma la ciudad.

(Los versos son de Leopoldo Marechal. Odas para el hombre y la mujer, VII. De la soledad).

viernes, 27 de octubre de 2006

Dos veces dos, los dos

El número cuatro es el segundo cuadrado perfecto. Es dos veces dos. Y ayer fue nuestro cuarto aniversario de casados. Dos veces dos, juntos los dos.

Las palabras íntimas, para la intimidad. Con el blog en un silencio cómplice. Pero les confesaré algo que siempre pensamos, y ayer comentamos nuevamente. Y es que nos parece que esto hubiera sido así desde siempre, los dos juntos, y a la vez que hubiera sido ayer que nos casamos.

Cuatro fueron los años, y cada año son cuatro: primavera, verano, otoño e invierno. Y nuevamente la primavera. Hasta que la muerte nos separe.

lunes, 23 de octubre de 2006

Palabras como prendas de vestir

Quizás el depósito de nuestro vocabulario funcione como nuestro placard. Así como de este tomamos siempre las mismas prendas, las primeras de la pila, evitando el trabajo de levantarlas para sacar otras distintas, así usamos siempre las mismas palabras y nos cuesta un esfuerzo notable encontrar otras equivalentes o incluso más adecuadas. (Más aún nos cuesta a los que tenemos un "armario" reducido, pero ese es otro tema).

domingo, 22 de octubre de 2006

La nave el domingo

Cuaderno de bitácora. Domingo 22 de octubre de 2006.

Como en un barco, la tripulación de esta casa tiene actividades planeadas y otras que se deciden sobre la marcha. Y contramarcha.

Ante la siguiente situación: niño bañándose y padres aún sin hacerlo, se decidió la formación “uno y uno” para participar de la misa dominical. Yo a la mañana, ella a la tarde (acá no es como en Capital, en donde tenés tres o cuatro horarios de misa por la mañana).

Ya puesta la proa en esa dirección, las cosas cambiaron. El niño salió del agua antes de lo planeado y hubo tiempo para recuperar la formación original: “todos a la mañana”.

Baños, afeites y a ganar la calle.

sábado, 21 de octubre de 2006

miércoles, 18 de octubre de 2006

Buen saber

Cuando leí esto, que Mallea hace decir a uno de sus personajes respecto de otro:

Y lejos de buscar en esos instrumentos de cultura vanas glorias eruditas, los había escogido como se debe; esto es, para hallar en ellos los pilares de su con­cepción universal de las cosas.

Me dije: "¿Dónde leí una ponderación similar hace mucho tiempo?" Y recordé que era un texto que escribió José Martí acerca del poeta norteamericano Longfellow. Que decía así:

Le sirvieron sus estudios como de crisol, que es de lo que han de servir, y no de grillos, como sirven a otros.

domingo, 15 de octubre de 2006

Reflejos familiares

A la noche fuimos a un casamiento.
Cuando uno se prepara para salir, se mira al espejo para terminar de ver los detalles. El hombre se ajusta la corbata. La mujer cuida la terminación del maquillaje.
Pero ustedes, ¿alguna vez se han mirado juntos al espejo? Luego de esos detalles que uno corrige, ¿se han visto en el espejo como quedan como matrimonio?
No me refiero a combinación de colores, ni a fabricar poses de cómo entrar o no entrar a la fiesta. Me refiero a que somos uno, y por eso, no sería nada malo mirarse juntos en el espejo.
Ayer, al partir para un casamiento, se me ocurrió hacerlo. Y pensé que podía tener alguna relación con aquello de la foto completa de Enrique.
Algo más. Después, y si Francisco hubiera ido (estuvo a punto), no hubiera estado nada mal mirarse otra vez todos juntos. Para familias numerosas hay que ver cómo se puede conseguir espejos talla especial. Y si no, la vidriera de un negocio cercano.

Anécdota miguelense

El sábado por la mañana participamos de la misa en la que una ahijada nuestra tomó la primera comunión. Fue en San Miguel.
Y nos tocó llevar a su casa al cura. Fue hasta Muñiz.
A él no le faltaba charla y entre las cosas que nos dijo, en el breve recorrido, hubo una muy curiosa. Al contarnos de todos los lugares de San Miguel en donde cumplió su misión apostólica, yo le llamé la atención de la cantidad de capillas que parecía haber en la zona. “¡Ah, sí!”, dijo. “En San Miguel hay muchísimas congregaciones”. Y empezó a enumerarlas (tantas que me gustaría poder repetirlas, pero la tarea me supera a estas horas).
Y de remate agregó la frase: “Por algo a San Miguel Monseñor Silva le decía el Pequeño Vaticano”.

miércoles, 11 de octubre de 2006

Misterio del voto de amor


Con esta genial foto del fotoblog "subtes", ilustraré este fragmento de Chesterton (“Los lazos del amor”, 2 de julio de 1910, Illustrated London News, traducción Carlos R. Domínguez):
No es que los jóvenes enamorados no quieran jurar sobre el Libro. Siempre lo hacen. No es que todo amor joven nace libre de las tradiciones sobre ataduras y promesas sobre lazos, firmas y sellos. Al contrario, los amantes se detienen con la más salvaje pedantería y precisión sobre estas cosas. Hacen las cosas más locas para hacer a su amor legal e irre­vocable. Se hacen uno a otro tatuajes con promesas. Gra­ban sus nombres y sus votos en rocas y robles. Entierran cosas ridiculas en lugares ridículos para que atestigüen so­bre ellos. Se unen el uno al otro con anillos. Inscriben sus nombres recíprocamente en Biblias. Si se ponen delirantes (lo que no es imposible), solamente están locos con la idea de unirse y nada más. Es absolutamente cierto que la tra­dición de sus padres y madres está a favor de la fidelidad. Pero es enfáticamente falso que los amantes simplemen­te la siguen. La inventan de nuevo. Es muy cierto que los amantes sienten que su amor es eterno e independiente de los juramentos. Pero es enfáticamente falso que no quieren hacer juramentos. Tienen una sed ardiente por ha­cer tantos juramentos como sea posible. Ahora bien, la paradoja es ésta, éste es todo el problema. No es cierto, como quisiera Miss Farr, que las personas jóvenes se sien­ten libres de los votos, teniendo confianza en la constancia, mientras que la gente mayor inventa los votos, habiendo perdido la confianza. Eso sería demasiado simple. Si fuera así, no habría ningún problema. El hecho sorprendente pero muy firme es que los jóvenes están especialmente en­tusiasmados con colocarse cepos y ataduras finales en el mismo momento en que piensan que son innecesarias. El momento en el que quieren el voto es exactamente el mo­mento en que no lo necesitan. Esto merece ser conside­rado.
Se sospecha que no es casualidad que la oportunidad de hacer esto surja justo hoy, en un trigésimo tercer aniversario de matrimonio: el de mis padres. ¡Felicitaciones!

martes, 10 de octubre de 2006

Subte (encontré una foto)

Como no soy poeta y nací en una época en donde abunda el uso y abuso de las imágenes (en detrimento de las palabras); y aunque tengo pretensiones de nadador contracorriente; para hablarles del subterráneo tomaré una foto. Esta foto, que descubrí hoy, podría decir qué es el subte... para mí.
Para ustedes:

Y luego el balbuceo: misterioso (en una acepción popular de la palabra); intrigante (no me gusta tanto como la versión popular de misterioso); mucho soñé de chico; estaciones inmensas y vacías; una película argentina llamada Moebius (trenes fantasma que vagaban sin fin por las vías subterráneas y estaciones imaginarias); gusto por los caminos y sus mapas; saber cómo ir de aquí a allá; trago saliva, sigo...

[Foto de fotolog.com/subtes]

lunes, 9 de octubre de 2006

Venimos de alguna otra parte

Al tiempo del "meta(psico)blog" (especie de metablogg), no viene nada mal volver a las fuentes, o sea, al nombre del blog y lo que lo inspiró.
Así que les contaré que fue una grata sorpresa encontrarme con esta genial frase, que copio tal cual estaba en el blog “Dignidad humana” y con la cual me hubiera gustado contar a los inicios del mío:

El falso optimismo, la moderna felicidad, nos cansa porque nos dice que somos adecuados a este mundo. La verdadera felicidad consiste en que no lo somos. Venimos de alguna otra parte. Nos hemos extraviado en el camino.

Chesterton, Enormes minucias.

sábado, 7 de octubre de 2006

Meta(psico)blog

Uno cree tener dominado al blog y un buen día se da cuenta de que también el blog lo tiene dominado a uno.

jueves, 5 de octubre de 2006

Para el hombre y no en su contra

¿Cómo explicar al hombre de hoy esos episodios de la vida de Jesús como el de la dispersión de los comerciantes en el Templo o aquel mandato que hace en el envío apostólico de los setenta y dos, que leemos hoy, ese de sacudirse hasta el polvo de los pies al irse de los lugares en los que no los reciban? Al hombre de hoy le suenan a veces duros, no acordes a una imagen (por cierto incompleta o falsa) que tenemos de Jesús (o de su bondad, o de su amor).
Pero los episodios están, y son Palabra viva.
Si hay algo del mundo de hoy, distinto al de hace dos mil años, que hace que al hombre se le dificulte comprender a Jesús, eso debe ser sorteado hábilmente y sin “aguar” el mensaje de Jesús. Una de las pistas acerca de cómo hacerlo, creo que se puede extraer de la prédica que hizo Raniero Cantalamessa un domingo de julio de este año acerca del episodio que leemos también hoy (en ese momento se leyó Marcos 6, 7-13, hoy se lee Lucas 10, 1-12).
Dijo el Predicador de la Casa Pontificia:

Hay que estar atentos para no interpretar mal la frase de Jesús sobre el marcharse sacudiéndose también el polvo de los pies cuando no son recibidos. Éste, en la intención de Cristo, debía ser un testimonio «para» ellos, no contra ellos. Debía servir para hacerles entender que los misioneros no habían ido por interés, para sacarles dinero u otras cosas; que, más aún, no querían llevarse ni siquiera su polvo. Habían acudido por su salvación y, rechazándoles, se privaban a sí mismos del mayor bien del mundo.

Más allá de la interesantísima explicación acerca del hecho de “no llevarse nada”, yo me detuve en esa frase clave: un testimonio “para”, no contra ellos. Es eso lo que hay que aclararle al hombre de hoy. Ese hombre cuya vida, en comparación con la del hombre de hace dos mil años, parece mucho menos “ruda” (para bien y para mal), podría no entender que ese gesto que pide Jesús a los apóstoles es algo “a favor de” sus semejantes y no un acto de falta de delicadeza con ellos.
Por último pensé que, en cualquier época y sociedad, es el humilde quien entiende mejor la Palabra, y no aquellos a los que el mundo tiene por sabios. Porque el humilde (y el de hoy también, aunque sea menos “rudo” que el de hace dos mil años) no duda de la bondad de Jesús, y sabe que Él todo lo hizo bien. Nosotros, en cambio, que gracias a Dios podemos acceder al estudio y reflexión de la palabra, pero no estamos bien preparados espiritualmente, nos olvidamos de lo primero de todo: Dios nos ama.

martes, 3 de octubre de 2006

Un soneto y un asteroide

Mallea me está dando trabajo incluyendo en su libro frases o versos en distintos idiomas. Tomo esta oportunidad con entusiasmo: no hay nada como leer un poco en otro idioma. De paso me entero de cosas de lo más curiosas, como verán.
En un momento el argentino rescata un soneto de Francesco Petrarca que dice así:

Piangete, donne, e con voi pianga Amore;
Piangete, amanti, per ciascun paese;
Poi chè murto colui che tutto intese
In farvi, mentre visse al mondo, onore.

Que un tal Henrique Garcés tradujo, allá por el año 1591, de la lengua toscana a la lengua castellana de esta manera (interesante observar las zetas):

Damas y Amor hazed llanto excesivo,
amantes hazed triste sentimiento,
que muerto es el que tuvo siempre intento
hazeros todo honor mientras fue vivo.

Según supe, estos versos son parte del soneto dedicado por Francesco Petrarca a su maestro Cino da Pistoia, poeta y jurista italiano (y amigo de Dante Alighieri), en ocasión de su muerte.
Quien diría que don Cino recibiría un segundo homenaje, cientos de años después, de parte del "Comité de nomenclatura de pequeños cuerpos" de la Unión Astronómica Internacional, que en su honor bautizó en julio de 2005 al asteroide 36446 con el nombre de Cinodapistoia.
Así que, poetas del amor, ubiquen en el cielo el brillo del Cinodapistoia, y a su luz escriban si buscan inspiración.

lunes, 2 de octubre de 2006

¿Un santo burrero?

Un santo que de joven había sido burrero [1], hablaba así al diablo, que en su madurez se le presentaba en forma de mujer ligera.

Para el récord de mi vida
sos una fácil carrera,
que yo me animo a ganarte
sin emoción ni final.
Te lo bato pa'que entiendas,
en esta jerga burrera,
que vos sos una potranca
para una penca cuadrera,
y yo, che vieja, ya he sido
relojeao pa'l Nacional.

Vos sabés que de purrete
tuve pinta de ligero;
era audaz, tenía clase,
era guapo y seguidor.
Por la sangre de mi viejo
salí bastante barrero,
y en esas biabas de barrio
figuré siempre primero
ganando muchos finales
a fuerza de corazón.

El cariño de una mina,
que me llevaba doblao
en malicia y experiencia,
me sacó de perdedor;
pero cuando estuve en peso
y a la monta acostumbrado,
¡que te bata la percanta
el juego que se le dio!

Ya después en la carpeta
empecé a probar fortuna,
y muchas veces la suerte
me fue amistosa y cordial.
Otras noches salí seco
a chamuyar con la luna
por las calles solitarias
del sensiblero arrabal.

Me hice de aguante en la timba
y corrido en la milonga,
desconfiao en la carpeta,
lo mismo que en el amor.
Yo he visto venirse al suelo
sin que nadie lo disponga
cien castillos de ilusiones
por una causa mistonga,
y he visto llorar a guapos
por mujeres como vos.

Ya ves que por ese lao
vas muerta con tu espamento;
yo no quiero amor de besos,
yo quiero amor de amistad.
Nada de palabras dulces,
nada de mimos y cuentos;
yo busco una compañera
pa' batirle lo que siento
y una mujer que aconseje
con criterio y con bondad.

Notas:
[s/n] Los versos en cuestión no son los de un santo que había sido burrero, sino los del tango “Canchero”, con letra de Celedonio Esteban Flores, música de Arturo Vicente De Bassi y voz de Carlos Gardel o Julio Sosa (a elección). Pero a mí me gusta más mirarlo de la otra manera; es que tengo cierta delicadeza y me disgusta un poco ese trato hacia una mujer, aunque sea de pobre vida. Sacando eso, las analogías burreras son magníficas, y podrán leer acerca de ellas en el enlace que figura bajo la palabra “Canchero”, con ayuda de un diccionario de lunfardo.
[1] Aficionado a las carreras de caballos y su ambiente.

domingo, 1 de octubre de 2006

Nuevo lápiz

Claro que más famoso es el lápiz de Unamuno, pero este regalo que me hizo mi esposa es muy original (cuerpo de tres caras de madera negra y exterior plateado) y es el que me acompañará por los próximos tiempos. Marcará libros y hará alguna que otra anotación en un cuaderno que descansa en la mesa de luz. De hecho ya ha escrito dos palabras, dos frases y cinco versos (todos ajenos, por supuesto).
[Logueados en bloglines habrán visto que edité y recorté esta entrada. Había una imagen de mi cuaderno en donde descubrí un error de ortografía. La frase bien escrita es "Qui vivra verra" (quien viva verá, si me permiten) y perdón por la ignorancia pero la encuentro en listados de frases en latín y en listado de frases en francés.]