Cuaderno de bitácora. Domingo 22 de octubre de 2006.
Como en un barco, la tripulación de esta casa tiene actividades planeadas y otras que se deciden sobre la marcha. Y contramarcha.
Ante la siguiente situación: niño bañándose y padres aún sin hacerlo, se decidió la formación “uno y uno” para participar de la misa dominical. Yo a la mañana, ella a la tarde (acá no es como en Capital, en donde tenés tres o cuatro horarios de misa por la mañana).
Ya puesta la proa en esa dirección, las cosas cambiaron. El niño salió del agua antes de lo planeado y hubo tiempo para recuperar la formación original: “todos a la mañana”.
Baños, afeites y a ganar la calle.
5 comentarios:
Oye, muy bueno tu blog, nunca había entrado. Grata sorpresa me he llevado. Bendiciones.
¡Yo sí he entrado en el tuyo!
El bloglines me avisa cuando actualizas, voy y leo.
Gracias por comentar.
Saludos.
oye Juan Ignacio, ¿el niño sale del agua cuando le place? Pensé que era un niño pequeño al que estaban educando... allá tú...
¡Ja!
Por lo general el baño tiene una duración determinada promedio (sin estadísticas por ahora) y en la decisión de llevarlo a bañar se preveía que ya iba a ser difícil terminar antes de misa. Pero era imperioso un baño y se vería sobre la marcha cómo lo manejaríamos.
En el caso particular mencionado, si mal no recuerdo, se han dado circunstancias especiales o fuera de la media: aseo rápido sin vueltas y pocas ganas de juegos adicionales. Lo cual hizo que la tripulación apostara a sí llegar a misa, y actuara en consecuencia.
Así se entiende más, quizás.
Saludos.
¿Por que me late que Anónimo no tiene hijos?
Los míos ya son bien grandes, y todavía este proceso(en sus tres fases: que entren al baño, que se bañen y que salgan del baño) es la mitad de la salida
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