¿La dicha no es lo que todos quieren y a lo que todos aspiran? ¿Dónde la conocieron antes, para quererla tanto?
martes, 31 de julio de 2007
¿Dónde la conocieron antes? (o "El sentido religioso VI")
sábado, 28 de julio de 2007
Pasaría la vida entera...
Pedazo ‘e cielo en la tierra,
refugio de los paisanos.
Descanso del caminante,
ombú de los tucumanos.
(Descanso del caminante,
ombú de los tucumanos).
Al ver tu estampa bizarra
acuden a mi memoria
el gaucho con su guitarra
que es un pedazo de historia.
(el gaucho con su guitarra
que es un pedazo de historia).
Debajo de la morera
bailaremos esta zamba.
Pasaría la vida entera
bailando con toda el alma.
Pasaría la vida entera
debajo de la morera.
(…)
martes, 24 de julio de 2007
¿Dónde te manifiestas, Señor?
Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa,
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos de la altura.
Su grandeza es absolutamente soberana y libre de todo esfuerzo. Soberanamente ordena: “hágase” y todo se hace. Esta luminosa grandeza es origen de todo orden. Cuando choca con la obstinación humana se hace temible y se convierte en la “ira de Dios”, cuyas amonestadoras manifestaciones son las catástrofes naturales, desatadas por las fuerzas destructivas de la naturaleza: tormentas en la tierra y en el mar, terremotos (Salmo 75 [76]; 96 [97]). Sin embargo la terribilidad de la ira de Dios es al mismo tiempo bondad, sabiduría y delicadeza infinitas. En una hora decisiva reveló Dios a sus profetas que Él no reside en la tempestad, en el terremoto o en el fuego, sino en el hálito suave y callado (1 Rey., 19, 11-14).
viernes, 20 de julio de 2007
El sentido religioso (V)
La raíz más profunda de todo anhelo humano, su cima más elevada y su plenitud más cumplida pueden expresarse con estas breves palabras: el hombre anhela a Dios.
El alma es eso que nos pregunta si el alma existe.
jueves, 19 de julio de 2007
El motor (o "El sentido religioso IV")
“¿Cuál es el significado último de la existencia?” “¿Por qué existe el dolor, la muerte?” “¿Por qué vale la pena realmente vivir?”. O, desde otro punto de vista: “¿De qué y para qué está hecha la realidad?”
(…)
Estas preguntas arraigan en el fondo de nuestro ser: son inextirpables, porque constituyen como el tejido del que está hecho.
San Pablo, en el discurso del Areópago (Cf. Hch 17, 22-34), que se narra en el capítulo 17 de los Hechos de los Apóstoles, cuando discurre con los atenienses sobre la búsqueda de una respuesta a las preguntas últimas que hacen hablar al fondo de nuestro ser, las identifica con la energía que gobierna, provocándola, sosteniéndola y definiéndola continuamente de nuevo, toda la movilidad humana, incluso la misma movilidad de los pueblos, ese vagabundear suyo por el mundo “en busca del dios”, del que “da a cada uno la vida, el aliento, todo”.
Cualquier movimiento del hombre surge de aquí, de esta enérgica raíz; procede y depende de esta enigmática fuente última, original y radical.
miércoles, 18 de julio de 2007
Amantes del amor (II)
Everything crumbles sooner or later
But love (…)
martes, 17 de julio de 2007
Revisando y proyectando trayectorias
Hoy enterré, sepulturero niño,
cien días y cien noches como pájaros muertos.
domingo, 15 de julio de 2007
Amantes del amor (I)
Feel it rising in the cities
Feel it sweeping over land
Over borders, over frontiers
Nothing will its power withstand [*]
domingo, 8 de julio de 2007
De "fanatismo"
(...) Fuera como fuese, gozaba de la confianza y el afecto de todos. Cuando llegó el fin y los restos de aquel cuerpo de ejército, fuertemente asediado por todos los lados, se preparaban para cruzar la frontera prusiana, el sargento Pedro [el príncipe Román] tuvo la suficiente influencia como para reunir en torno a sí un grupo de soldados. Consiguió salvar con ellos el cerco enemigo. Les condujo a través de más de trescientos kilómetros de territorio vigilado por numerosos destacamentos rusos y asolado por el cólera. Pero su intención no era la de evitar la cautividad, ocultarse y así salvarse. No. Les condujo a una fortaleza que todavía estaba ocupada por polacos y donde se llevaría a cabo el último intento de resistencia de la derrotada revolución.
___Esto puede parecer simple fanatismo. Pero el fanatismo es humano. El hombre ha adorado divinidades feroces. Hay ferocidad en todas las pasiones, hasta en el amor mismo. La religión de la esperanza inmarcesible se asemeja al loco culto de la desesperación, de la muerte, de la aniquilación. La diferencia radica en el motivo moral que brota de las necesidades secretas y las aspiraciones inarticuladas de los creyentes. Solo para los hombres vanos, todo es vanidad, y solamente para aquellos que no han sido nunca sinceros consigo mismos, todo es engaño.
viernes, 6 de julio de 2007
Hombre con estela
miércoles, 4 de julio de 2007
Detras de las letras
Sólo tú sabes bien quien soy
y por eso es tuyo mi corazón.
Si un hombre desde la inmediatez de su vida afectiva dijere: “él” o “ella”, se referiría probablemente a aquella persona querida, con la que está más estrechamente unido. Pero tan pronto como pronunciase aquella palabra desde la raíz misma de su ser de hombre, mentaría a Dios, aunque no pensase expresamente en Él. Y si un hombre pronunciase la palabra “tú” desde la profundidad de su ser y dirigiéndose al Ser en toda su amplitud, con ella invocaría a Dios, aunque no pensase en Él expresamente.
martes, 3 de julio de 2007
De patriotismo y coincidencias
(...) y me parece que llegamos a tratar de esa cuestión después de un intercambio de ideas en torno al patriotismo, un sentimiento ligeramente desacreditado debido a que la delicadeza de nuestros humanitaristas lo ve como una reliquia de la barbarie. Sin embargo, ni el gran pintor florentino que cerró su ojos para siempre pensando en su ciudad, si San Francisco, cuando bendecía con el último aliento su Asís natal, eran bárbaros. Hace falta cierta grandeza de espíritu para juzgar el patriotismo como merece; o bien una sinceridad de sentimientos que le está negada al vulgar refinamiento del pensamiento moderno, incapaz de comprender la augusta sencillez de un sentimiento que procede de la naturaleza misma de las cosas y de los hombres.