Desde luego, no es menester que José Hernández haya tenido el propósito claro de dar a su poema un sentido simbólico. Basta con que la materia de su arte haya guardado en sí la potencia del símbolo. Es presumible que ni Cervantes ni Shakespeare tuvieron conciencia de sus numerosos simbolismos que la crítica develó más tarde en sus obras; pero ellos trabajaron con tales materias y precipitaron tales instancias que todo símbolo puede habitar en ellas, debajo del sentido literal.
Interesante idea la de Marechal, volcada en un texto de una conferencia radial llamada "Simbolismos del Martín Fierro", de 1955. Digamos que me da argumento para defender cierto gusto personal por descubrir "sentidos" detrás de las obras literarias. Y no digamos nada más, aprovechando la ventaja que tienen los textos de los posts que, distinto de las personas, no necesitan mayor presentación para ser puestos frente al público.
(Y para presentaciones no hay como la que hace hoy Dios de su Hijo, en el día de la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo).
2 comentarios:
¡Muy buen post! Me encanta la idea... y al igual que vos, me da piedra libre para buscar simbolismos latentes.
Sí, quizás todas las obras humanas sean símbolos; y por eso no hace falta que sean las grandes obras para serlo, ¿no?
Publicar un comentario