viernes, 15 de diciembre de 2006

Elogio de la confianza

Me sentiré mal si pienso bien de alguien
y luego soy defraudado.
Pero me sentiré peor si pienso mal
y él resulta ser honrado.

7 comentarios:

Ángel Ruiz dijo...

Espero poder actuar siempre así. ¡Enhorabuena!

Juan Ignacio dijo...

Yo también. Gracias.

E. G-Máiquez dijo...

Muy bien. Adjunto tu cuarteta a mi colección de frases sobre este asunto, tan apasionante.

Juan Ignacio dijo...

Recuerdo esa entrada, Enrique. Es muy buena.

Como te decía por ese entonces (y ahora le encuentro otra vuelta) hay algo más que lo que Borges descubrió (aunque sin duda fue una buena frase y qué bueno que Borges supere ese escepticismo popular).

Si busco el bien de los demás antes que el nuestro (menuda tarea, humanamente imposible, pero no para Dios); si estoy realmente preocupado por el bien del otro mucho temeré ofenderlo, y pensar mal de alguien que hizo bien; mucho más temeré eso que ser engañado por haber pensado bien.

Más aún, el pensar mal del otro, aún sin conocer nunca la verdad, ya envenena un poco el alma (quizás no tanto como la envidia o el rencor, quizás). Y tener así el alma es quizás mucho peor que ser engañado.

Ojalá supiera escribir en cuatro palabras o cuatro versos algo que ponga en claro esta cuestión.

Saludos.

Anónimo dijo...

Hay un dicho que me gusta que dice: "de lo que escuchas malo del otro, no creas nada. Y de lo que veas, la mitad".

Juan Ignacio dijo...

Sí, lo recuerdo, ¿de dónde salió ese dicho?

Anónimo dijo...

Cuatro más tres palabras: ¿Te puede valer "Haz bien y no mires a quién"?