lunes, 25 de diciembre de 2006

Villancico

Quizás se lo podría dedicar a alguien cercano...

Solitario y silencioso
Volvía yo cierta vez
Por entre sombras amargas
Y bajo estrellas de hiel,
Cuando, al llegar a mi puerta,
Sobre el umbral encontré,
Desnudo y abandonado,
El cuerpo del niño aquel.
___Y conmigo está
___Desde aquella vez.

Con el mismo desamparo
Y la misma desnudez
De los astros que temblaban
En el firmamento fiel,
Aquel niño me miraba
Como dándome a entender
Que conocía mi nombre,
Mi soledad y mi sed.
___Y conmigo está
___Desde aquella vez.

Lo miré, lo vi pequeño,
Tuve piedad y lo alcé
Desde el mármol del umbral
Hasta el mármol de mi ser;
Y en el frío de mi vida
De pronto sentí nacer
Un fuego que convertía
Todo mi mal en su bien.
___Y conmigo está
___Desde aquella vez.

—¿Cómo te llamas?, le dije.
—¿Quién eres?, le pregunté.
—¿Qué quieres? ¿Por qué me miras?
—¿Dónde naciste y de quién?
Y en aquel hondo silencio
Que jamás olvidaré,
Campanas de Nochebuena
Me respondieron por El.
___Y conmigo está
___Desde aquella vez.

Francisco Luis Bernárdez, Villancico; de Canciones Cristianas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas felicidades a tu falilia. Precioso villancico. Son tan ingenuos algunos, pero por lo mismo tan auténticos y sencillos, como de niños, esos que poseerán el Reino.
¡Feliz navidad!, Juan Ignacio.

hna. josefina dijo...

¡Precioso!

Juan Ignacio dijo...

Aunque ya las haya saludado, vaya otro saludo más, ¡Feliz Navidad!

Anónimo dijo...

Feliz Navidad Juan.