martes, 5 de julio de 2005

Creer (III)

Y con esto los dejo de molestar con el tema. Si es largo, disculpen, pero no tiene desperdicio.
"Cada uno, al creer, confía en los conocimientos adquiridos por otras personas. En ello se puede percibir una tensión significativa: por una parte el conocimiento a través de una creencia parece una forma imperfecta de conocimiento, que debe perfeccionarse progresivamente mediante la evidencia lograda personalmente; por otra, la creencia con frecuencia resulta más rica desde el punto de vista humano que la simple evidencia, porque incluye una relación interpersonal y pone en juego no sólo las posibilidades cognoscitivas, sino también la capacidad más radical de confiar en otras personas, entrando así en una relación más estable e íntima con ellas.
"Se ha de destacar que las verdades buscadas en esta relación interpersonal no pertenecen primariamente al orden fáctico o filosófico. Lo que se pretende, más que nada, es la verdad misma de la persona: lo que ella es y lo que manifiesta de su propio interior. En efecto, la perfección del hombre no está en la mera adquisición del conocimiento abstracto de la verdad, sino que consiste también en una relación viva de entrega y fidelidad hacia el otro. En esta fidelidad que sabe darse, el hombre encuentra plena certeza y seguridad. Al mismo tiempo, el conocimiento por creencia, que se funda sobre la confianza interpersonal, está en relación con la verdad: el hombre, creyendo, confía en la verdad que el otro le manifiesta.
Si os ha entusiasmado y andan con un minuto más:
"¡Cuántos ejemplos se podrían poner para ilustrar este dato! Pienso ante todo en el testimonio de los mártires. El mártir, en efecto, es el testigo más auténtico de la verdad sobre la existencia. Él sabe que ha hallado en el encuentro con Jesucristo la verdad sobre su vida y nada ni nadie podrá arrebatarle jamás esta certeza. Ni el sufrimiento ni la muerte violenta lo harán apartar de la adhesión a la verdad que ha descubierto en su encuentro con Cristo. Por eso el testimonio de los mártires atrae, es aceptado, escuchado y seguido hasta en nuestros días. Ésta es la razón por la cual nos fiamos de su palabra: se percibe en ellos la evidencia de un amor que no tiene necesidad de largas argumentaciones para convencer, desde el momento en que habla a cada uno de lo que él ya percibe en su interior como verdadero y buscado desde tanto tiempo. En definitiva, el mártir suscita en nosotros una gran confianza, porque dice lo que nosotros ya sentimos y hace evidente lo que también quisiéramos tener la fuerza de expresar."
Encíclica "Fides et ratio", 32. Juan Pablo II.
No fui claro (y es que yo tampoco veía con claridad) en el post Creer (I). Tengo una especie de recuerdo levísimo de haber conocido algo de Newman (no de Paul, de Juan Enrique) acerca de costumbres, comportamientos o aspectos de nuestra naturaleza que, originarios de nuestra vida paradisíaca, podrían permanecer (aunque opacados) en el hombre. Y sucede con cosas que hoy son mandamientos al hombre. Y si son mandamientos es porque muchas veces no los cumplimos naturalmente sino que debemos “esforzarnos” por ello. Por ejemplo: como si les dijera que hay un ¿instinto natural? en el hombre a formar un matrimonio monogámico y fiel hasta la muerte. Eso que hoy es una enseñanza para nuestra felicidad, puede haber sido en algún momento algo tan natural que no presentaba inconvenientes (por supuesto, ese momento es antes del pecado original). Y es posible que hoy haya cierta presencia de ese "instinto".

5 comentarios:

Borgeano dijo...

Vamos por partes:
Parrafo 1: "...sino también la capacidad más radical de confiar en otras personas, entrando así en una relación más estable e íntima con ellas." Discrepo en el orden de la presentacion: yo no amo a mi esposa porque puedo creer en ella; creo en ella porque la amo.
No creo que el orden creer-relacion sea el correcto. Por el contrario, el orden relacion-creer me parece mas habitual y mas natural.

Parrafo 2.: De acuerdo en la primer parte. Despues dice: "En efecto, la perfección del hombre no está en la mera adquisición del conocimiento abstracto de la verdad, sino que consiste también en una relación viva de entrega y fidelidad hacia el otro." De acuerdo cien por ciento!, ?Pero que tiene esto que ver con las creencias?
Luego dice: "Al mismo tiempo, el conocimiento por creencia, que se funda sobre la confianza interpersonal, está en relación con la verdad: el hombre, creyendo, confía en la verdad que el otro le manifiesta." No necesariamente. Ya lo charlamos ayer: Astrologia, Nostradamus y OVNIS fueron los ejemplos dados.

Borgeano dijo...

Parrafo 3.: Correcto en cuanto se es creyente, lo que nos lleva a un circulo vicioso: Creo porque se, se porque creo.
Lo mismo vale para otra religion no cristiana o para otro tipo de creencia en un personaje dado (Nostradamus, por ejemplo). Y todos ellos tienen el mismo derecho a creer de esa manera.
Yo, particularmente, no creo que pueda agregar ningun hecho personal al tema, ya que como no soy creyente, no encuentro que el hecho de que un martir diga algo deba ser muestra de que ese algo es cierto (lo que nos lleva a la prueba de que no necesariamente eso sea cierto).
De todos modos, considero que
-para quienes profesan una creencia determinada- eso puede ser valido e importante y acepto sus argumentos de validez (siempre y cuando estos se circunscriban a su propia necesidad y grupo religioso); cuando se quieren imponer esas creencias a los demas mi oposicion es y sera siempre firme y constante.
Un abrazo.

Borgeano dijo...

Ya que esta sigo: Perdon por la extension de los comentarios, lo que sucede es que los posts son interesantes y no pueden ser respondidos en dos palabras.
Un abrazo.

Juan Ignacio dijo...

Con respecto a lo que decís al principio, yo no me limitaría, diría que en cierta forma se dan las dos cosas: "nadie ama lo que no conoce y nadie conoce lo que no ama".

Pero en este texto sólo se destaca una posibilidad, no define ningún orden de prioridad. Y dice que el creer en alguien permite entablar una buena relación con esa persona. Eso es muy cierto ya que las relaciones que están basadas en la confianza son mejores que las que no lo están, ¿no?

Recuerdo la película "El hombre sin rostro" con Mel Gibson, y cómo el maestro insistía al alumno en que confíe en él en base a lo que habían pasado juntos, no importando su pasado. No es exactamente la idea (y no está quizás bien expresada), pero algo tiene que ver.

Lo que cuestionás del segundo párrafo creo que tiene que ver con esto: el autor quizás preveé que alguien le diga: "creyendo no obtengo un tipo de conocimiento fáctico o filosófico". Y él entonces dice que el camino del hombre no es sólo tener ese tipo de conocimientos. (Siempre estemos atentos a que es un texto mucho más largo y a veces estas "extracciones" pueden no explicarse por sí solas).

Por último, creo que los ejemplos que decís no contradicen al texto. El hecho a describir es: "si creés, confiás en la verdad del que te habla". O sea que si no creés, pues no confías en la verdad del otro. Por supuesto que puede haber serios motivos para creer o no creer, pero eso es otra cosa.

Juan Ignacio dijo...

Por lo del 3...

Lo de los mártires tiene algo muy interesante. Uno tiende a creer en la honestidad de alguien que muere por sus ideas, ¿no?

¿Certeza de que es cierto lo que ellos proclaman? Nadie dijo que la hubiera si es una certeza científica la que pretendemos. Ahí está la clave de todo.

Pero llegando a tus últimas palabras: "cuando se quieren imponer esas creencias a los demas mi oposicion es y sera siempre firme y constante". Creo que es lógica tu postura y serías falso si esa no fuera. Si no crees, no puedes aceptar algunas cosas y menos su "imposición".

Como un comentario que quizás se va de tema (pero tiene cierta relación) quiero decir que muchas de las cosas que propone la Iglesia Católica no son exclusivas para la gente de fe, las puede aceptar cualquier persona ya que no violentan su razón. Es sólo cuestión de profundizarlas un poco.