viernes, 22 de julio de 2005

De las verdades que conozco

Hay discusiones a nivel muy alto teológico o filosófico, a cuyos conceptos yo no puedo acceder (¡vaya novedad!). No sé si por capacidad, ¡a veces tengo confianza en mis capacidades! Creo que más bien por el tiempo disponible para poder estudiar todas esas cosas, y quizás por otras razones.

Por lo tanto "me las vería negras" para discutir con... yo qué sé... un teólogo protestante (no estoy a su altura; es sólo una forma de ejemplificar). De estar en esa situación, imprudente de mi parte y de parte del teólogo, es seguro que apelaría a las verdades que conozco, verdades que acepto ya sea por confianza en mis pastores, por entender convincentes sus enseñanzas, o por ver en la experiencia que son buenas. No podría seguir un camino racional para deducirlas (aunque mi razón las acepte sin problemas) sino adquiero más conocimientos y estudios.
Sí, ya sé, todos conocemos objeciones al protestantismo. Me parecen muy rotundas objeciones, veo las fallas que desenmascaran. Más aún, siempre dudo de que un representante de aquella religión pueda tener un argumento mejor en algún tema clave en disputa (perdón si es soberbia). Pero no estoy hablando del protestantismo. Así que quizás sea falta de fe, pero suelo decirme: es probable que alguna eminencia protestante tenga un argumento al cual yo no sepa "responder". Y no, 'perá, no es falta de fe. Espero que sea, mejor, falta de soberbia. Trato de ser sincero y preveer que (aunque yo creo que existen) hay posibilidad de que yo no tenga las respuestas a mano.

"¿Qué tanto puede importarte eso, si en la práctica compruebas que las enseñanzas de tus maestros son buenas, o al menos no contrarias a la razón, y tienes motivos para confiar en ellos?", me podrán decir. No sé. A veces uno, que es medio razonador, se tienta de querer conocer más teología o filosofía. "Pero para eso hay quienes estudian", me dirán. Es verdad, pero interesarse no es nada malo. Más aún, es un deber.

1 comentario:

XavMP dijo...

En todo caso, ese intrigulis, que todos tuvimos y tenemos en algún momento, tiene una cierta ventaja para nosotros.

Sabemos que al final del camino está la Verdad, ventaja con la cual no cuentan otros.