sábado, 23 de julio de 2005

Pensador japonés

En un periódico gratuito "orientado a la difusión y el desarrollo del psicoanálisis" leí la nota: "Heidegger y la Escuela de Kyoto", por Gabriel Sarando. Habla de las relaciones que hubo entre pensadores japoneses y Heidegger y es parte de una serie de artículos sobre el alemán.
Me interesó la sencilla historia y reflexión que trancribo:
"El producto más interesante de este diálogo entre culturas es la obra de Nishitani Keiji, otro discípulo de Nishida Kitaro que conoció a Heidegger en 1934, durante el célebre seminario sobre la obra de Nietzsche. Nis­hitani leyó "Asi habló Zaratustra" a los veinte años, los resultados de esta lectura fueron terribles, la angustia lo postró psicológicamente hasta que, desesperado, emprendió la meditación Zen sosteniendo el Koan Mu du­rante diez años. En sus propias palabras: "Advertimos a la religión como una necesidad o como algo imprescin­dible para la vida sólo en los momentos en los que todo pierde su nece­sidad y su utilidad".
Queda a consideración del lector (que tendrá cuidado ya que se trata de una frase tomada sin su contexto y traducida del japonés, quizás). Entiendo que lo que dice es que cuando todo pierde su necesidad y utilidad es que uno advierte. No que cuando todo pierde necesidad y utilidad la religión es necesidad. O sea, reformulado a mi manera de entenderlo: "la religión es una necesidad o algo imprescindible, y eso uno lo advierte cuando..."
Por otra parte, Mu es en japonés lo que en sánscrito es Sunyata, la noción budista de "vacuidad". Y les dejo otro fragmento con un cocktail de nombres explosivo:
"La elaboración de Nishitani se sitúa precisamenteante en este camino y constituye un intento de síntesis entre las aportaciones de Hegel, Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger relacionadas con ciertos temas del Cris­tianismo eckartiano y del Budismo Zen. Para pensar esta inasible "Nada", Nishitani recurre al auxilio de la noción budista de 'Vacuidad" (...), de esta manera exorcisa la "nihilidad" transfor­mándola en un vacío viviente y luminoso que se asemeja a la divinidad de Eckart. En el lenguaje filosófico de Nishitani, "la vacuidad puede ser de­nominada el campo del hacer ser -Ichtung—, en contraposición a la nihi­lidad que es el campo de la anulación -Nichtung." Pero la vacuidad no es considerada aquí como un resultado, sino como una perspectiva y un método; ella supone una transformación del sujeto que Nishitanti -siguien­do a Tanabe Hajime-, describe como Metanoia. Por lo tanto, la "perspec­tiva de la vacuidad", no consiste en un terminus ad quem sino un terminus a quo, ella abre un camino, una vía para aprehender el mundo de la vida en su plenitud."
Nada ejemplar, por cierto. Lo traigo sólo para conocer más acerca del pensamiento del hombre. Una vacío viviente y luminoso no es mi Dios, pero supongo que es mejor que la nada; en esa clave me podría empezar a alegrar por los caminos del pensador japonés. Aunque alguien más leído conocerá, además de los rastros de verdad, los riesgos que pudieran tener esos pensamientos.

1 comentario:

gonzalo dijo...

aprovecho el medio para mandarle un abarazo muy grande a un viejo y querido mio como es gabriel sarando...mi referente zen en esta vida