lunes, 19 de diciembre de 2005

María y Zacarías

Justo que me decía: “eh, pero María
preguntó igual que Zacarías.
¿Cómo es que él recibió una cosa
y ella, en cambio, la dichosa
oportunidad de decir el
fiat?”

Justo en ese momento, "Evangelio del día" ponía lo que dice San Agustín al respecto:

Las palabras que María y Zacarías dirigen al ángel son, no obstante, muy parecidas. Cuando el ángel le anuncia el nacimiento de Juan, el sacerdote responde: “¿Cómo sabré que sucederá así? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en años.” (Lc 1,18) Al anuncio del ángel, María responde: “¿Cómo será esto, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?” (Lc 1,34) Sí, son casi las mismas palabras... Sin embargo, el primero es corregido, a la segunda se le explica. A Zacarías se le dice: “Porque no has creído en mis palabras...”, a María: “he aquí la respuesta que tú pides.” Aún así, son casi las mismas palabras de una parte y de la otra... Pero el que escuchaba las palabras veía también los corazones. Nada le queda escondido. El lenguaje de cada uno velaba lo que pensaba, pero si este pensamiento estaba escondido para los hombres, no lo era para el ángel, o más bien, no lo era para quien hablaba a través de la mediación del ángel. (Sermón 293, 1-2)

Vamos, yo sé lo que Uds., razonadores profesionales del mundo contemporáneo, están pensando. Que lo de San Agustín es una “linda teoría”.

Si se me ponen así, les diré lo que dijo el cura el domingo (no que me parezca ejemplar, sino casi diría que todo lo contrario, pero no soy yo el que debe decirlo).

El cura del domingo, que hablaba de María y su “hágase en mí según tu Palabra”, se demoraba en teologías. Decía algo como: “no sabemos si María dijo eso, o si recordó decir eso, o si dijo Lucas que dijo eso…” Yo creí que entendía hacia dónde iba. Pero la verdad es que terminó mal. “No importa las palabras que usó”, dijo, “lo importante es que se cumplió”. Yo más bien diría: “lo importante es que aceptó”. Si no nos olvidamos de la parte de María, si no la aceptación de María es un detalle literario y olvidable. Y no es así, según me enseñaron.

Pero si lo traje al cura fue para responder al que criticaba el argumento de San Agustín. Y digo:

Si las palabras de María
(y por lo tanto también las de Zacarías)
no eran sino que “serían”,

pero son tan importantes;
ved igual en esta interesante
y agustiniana variante.


O sea. No sé si es como Agustín dice. (Atenti, que quizás haya muchísimas razones teológicas que funden la afirmación de San Agustín, pero pónganse en la situación de un ignorante como yo). Pero no puedo negar que su idea es razonable.
Y es que antes, según creo, tomaban las verdades reveladas y las razonaban. Y encontraban cosas posibles, razonables, que las explicaran. No así ahora, que queremos que nuestra razón descubra su propio punto de partida. Y que si no sabemos las palabras textuales que uso María tenemos esa imperiosa necesidad de explicar que “no importa”, que “no nos preocupemos”, que “igual es valida la Palabra”.

1 comentario:

XavMP dijo...

Es un síntoma de estos tiempos ¿No?
No vaya a ser que molestemos a alguien o venga otro a decirnos "la Biblia está llena de errores" y no sepamos que responder sin decir la palabra prohibida...

...Verdad