viernes, 25 de agosto de 2006

Contagio

Está comprobado: antes de escribir “blogueras entradas” se debería leer una gran cantidad buenas obras literarias y entradas de blogs hechos por los que saben. Por el contrario (y a modo de corolario): es del todo inconveniente “postear” después de leer o escribir e-mails comerciales, especificaciones técnicas, informes legales u otro tipo de aburrimiento en tinta.
Es sabido que uno se contagia de lo que lee. No se contagia bien, porque falta el genio y la técnica, pero es como que uno se contagiara en sus emociones, y en sus intenciones. Después de leer a un autor impetuoso, me siento con ganas de decir las cosas impetuosamente; después de leer una prosa elegante, deseo decir las cosas en forma elegante; si estuve leyendo poesía, me encuentro pensando las frases en forma poética; aunque en ningún caso logre resultados acordes con el original que me inspiró.
1) Nota: hay algunas cosas más fáciles de contagiarse “bien”. Por ejemplo: después de mucho leer blogs de amigos españoles me encuentro cambiando algunas acentuaciones o empleando expresiones que me parecen pintorescas.
2) Respuesta a una objeción interna: podría uno poner en idioma legal, técnico o comercial algún escrito que nada tiene que ver con esas materias y valerse de ese recurso para hacer atractiva u original la entrada; es verdad.
3) Respuesta a otra objeción interna: lo dicho en esta entrada aplica al blog que yo quiero hacer; aunque cualquiera puede tomar la idea, no pretendo definir ningún criterio universal; por otro lado, si uno quisiera hacer un blog comercial, técnico o legal, bien hace en usar el lenguaje adecuado.

6 comentarios:

Ecazes dijo...

Son mas largas las notas a pie de página que el post en si...
¿Estabas leyendo una investigación bibliográfica?
:p

edumangia dijo...

¡Ciertamente! La ósmosis que se da entre la lectura y la escritura es algo que vivo en repetidas oportunidades. Ahora, también es verdad que en el proceso de escribir se va uniendo todo de un modo indescriptible, y, más allá de las influencias, siempre surge algo original, algo distinto... algo nuevo.

Joaquín dijo...

Nada de eso, yo leería las últimas palabras del Eclesiastés o Qohelete, antes de escribir ni una línea más.

Para escribir en un medio público, sé tu mismo, y si aportas algo singular y propio, ya te leerán.

En caso contrario, si escribes como cualquiera, ¿para qué añadir una palabra más al ciberuniverso?

Juan Ignacio dijo...

No, no, nadie dice que uno no ponga lo propio; pero es que uno se debe "formar" con cosas buenas.

Por el contrario, las malas influencias se notan:

A los Griegos la Musa dio el ingenio, a los Griegos dio el hablar con una boca pulida, a los Griegos, ávidos solamente de gloria; los niños Romanos aprenden con largos cálculos a dividir un as en cien partes. "A ver, que me diga el hijo de Albino: si de cinco onzas restamos una, ¿cuánto queda?... Ya deberías haber respondido. -Un tercio de as. -¡Muy bien! Serás capaz de conservar tu patrimonio. Se le añade una onza. ¿Cuánto hace eso? - Medio as." Cuando ese orín y esa preocupación del ahorro hayan impregnado los espíritus, ¿esperamos que podrá componer versos dignos de ser untados con cedro y de ser conservados dentro de ciprés bien pulido?

(Me lo robé de Ens)

XavMP dijo...

Yo me siento como plagiador cuando veo que lo que voy leyendo cobrea vida en los blogs y la manera de escribir.

Me digo internamente "Que ladri, te leiste dos páginas nada más que para hacer un post".

Juan Ignacio dijo...

¡Si leyendo dos páginas ya cobran vida en tu blog tenés una capacidad envidiable!