“Esperame un segundo”, decimos, y estamos solicitando paciencia por el tiempo de “9.192.631.770 períodos de radiación correspondiente a la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo 133 del átomo de cesio (133Cs), medidos a 0 K.”
Para algunas cosas tomamos como referencia a los astros (hace poco yo daba dos vueltas al sol escribiendo este blog). Pero hoy en día, para ciertas mediciones del tiempo, se emplean definiciones como la que transcribí arriba, que es la definición de segundo según el Sistema Internacional de Unidades y hace referencia a cuestiones atómicas.
En un sentido, si lo pensamos bien, una “correspondencia atómica” (como podríamos llamarla) es también una correspondencia “cósmica”. Ni un ciclotrón me aturde, ni aborrezco al uranio... y en la estructura más pequeña descubro un orden equivalente al de los grandes astros del universo.
Mientras no olvidemos que giramos en torno al sol...
(Porque eso nos hace recordar que estamos descentrados si nos centramos en nosotros mismos y que el centro de nuestras vidas es el Sol que no tiene ocaso).
6 comentarios:
Estupendo texto. Sobre el sol que no tiene ocaso y dirigirnos hacia él en la Misa tienes que leer lo que escribe Ratzinger en El espíritu de la liturgia: es magnífico.
Tengo ese libro en "lista de compras" y "sube posiciones" después de esta recomendación.
y que es el tiempo despues de todo, Newton o Einstein?, correspondencias atómicas, mira Juan, tienes algo de cientifico. Saludos.
No sin consecuencias estudié 3 (¿o 4?) años de Física "clásica" y "cuántica"...
Lo que dice Arp del Sol y Ratzinger en la liturgia, ¡es precioso!
En algún momento, cuando leí ese libro, lo postié... Y también decía que "orientarse" venía de ahí... de ponerse en camino hacia el Sol que nace del oriente. O algo así. ¿Te acordás?
Lo de orientarse si lo recuerdo...
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