Pregunta el periodista Peter Seewald, responde el cardenal Joseph Ratzinger (hace unos años, de acuerdo a lo volcado en el libro de Sudamericana: "Dios y el mundo").
P.S.: En cierta ocasión, Guardini describió el sentido de la Iglesia con las siguientes palabras: "Tiene que mostrar de manera terminante al ser humano las verdades últimas, la imágen definitiva de la perfección, las más profundas directrices de valoración, sin dejarse confundir por pasión alguna, ni por las oscilaciones de ánimo, ni por los ardides de la egolatría". Una elevada pretensión.
J.C.R.: Sí, pero acertada. Incluso aunque esté formulada aquí de manera tan imponente. A Guardini, que era un intelectual de gran talla, le gustaban las pretensiones elevadas, y eso también tiene su importancia. Nosotros no debemos ahogar la grandeza de la pretensión en fórmulas de compromiso, haciéndola desaparecer poco a poco. La Iglesia no puede proceder según el lema: ¿qué conseguiremos y qué no? No está ahí para hallar fórmulas de compromiso lo más soportables posible, sino para presentar la palabra y la voluntad de Dios en toda su grandeza, sin falsearlas, incluso en contra de sí misma y de sus propios heraldos.
Así que el tema les puede haber interesado, lamento no seguirlo, pero lo que a mí también me interesó (confieso) es cómo Ratzinger definió a Guardini. Esos deleites "farandulescos", ¿viste? Ver a dos "ídolos" juntos (¡que vulgar!), o cómo hablan uno del otro. ¿Qué, qué cuál te parece mucho mejor que el otro? Vamos, vamos, son dos "grosos", ni hablar...
P.S.: En cierta ocasión, Guardini describió el sentido de la Iglesia con las siguientes palabras: "Tiene que mostrar de manera terminante al ser humano las verdades últimas, la imágen definitiva de la perfección, las más profundas directrices de valoración, sin dejarse confundir por pasión alguna, ni por las oscilaciones de ánimo, ni por los ardides de la egolatría". Una elevada pretensión.
J.C.R.: Sí, pero acertada. Incluso aunque esté formulada aquí de manera tan imponente. A Guardini, que era un intelectual de gran talla, le gustaban las pretensiones elevadas, y eso también tiene su importancia. Nosotros no debemos ahogar la grandeza de la pretensión en fórmulas de compromiso, haciéndola desaparecer poco a poco. La Iglesia no puede proceder según el lema: ¿qué conseguiremos y qué no? No está ahí para hallar fórmulas de compromiso lo más soportables posible, sino para presentar la palabra y la voluntad de Dios en toda su grandeza, sin falsearlas, incluso en contra de sí misma y de sus propios heraldos.
Así que el tema les puede haber interesado, lamento no seguirlo, pero lo que a mí también me interesó (confieso) es cómo Ratzinger definió a Guardini. Esos deleites "farandulescos", ¿viste? Ver a dos "ídolos" juntos (¡que vulgar!), o cómo hablan uno del otro. ¿Qué, qué cuál te parece mucho mejor que el otro? Vamos, vamos, son dos "grosos", ni hablar...
1 comentario:
Una perlita de Guardini. excelente
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