viernes, 30 de diciembre de 2005

Repasando y mirando hacia adelante

El año se me pasó rápido. Hay varias cosas que hacen que sea así. Primero, esas ansias por hacer grandes cosas: grandes obras de caridad, grandes actos de fe. Como eso, aparentemente, no sucedió, siento que se me fue el año.

Mucho influye la edad. Este año cambié de década y eso hace que uno ya mire de otra forma hacia atrás, como quien le queda menos por delante (aunque mis mayores se rían de mí, al verme tan joven). Ya se empieza a ver que “el tiempo pasa” (y mis padres son grandes, y están mayores).

Escribía pensamientos y cuando me encomendé a Dios, las palabras cobraron otro significado. No pudieron reflejar lo que vi, lo que entendí un poco más aunque siempre entre sombras. Quedaron algo desprolijas, algo así:

(…) Señor Dios, en vos confío. Muéstrame el camino.

Se me representa un camino "simple". Hecho del amor duro y de firme arraigo del cada día, del cada hora, del cada instante. Un camino que las "ansias de grandeza" no quieren aceptar así nomás, pero que se puede ver de a poco cuán magnífico es.

Temor de quedarse... Pero Dios me lo dirá. Dios me dirá si me estoy quedando. [Esto quiere decir: Dios me dirá si no me estoy engañando y renunciando a intentar aquellas grandes cosas]

Esto es distinto de los mundanos “darse cuenta de que no se puede cambiar al mundo”. El trabajo que acepto es cruz (y no es yugo). Es un día a día exigente, pero que si se cumple va permitiendo que la felicidad se asiente como en capas, lentamente forme un suelo firme en el que podemos asentarnos felices… (Ya me pisé, repetí. ¡Qué toscas son la palabras! Bien me lo decía Wojtyla estos días).

2 comentarios:

XavMP dijo...

"Se me representa un camino "simple". Hecho del amor duro y de firme arraigo del cada día, del cada hora, del cada instante. Un camino que las "ansias de grandeza" no quieren aceptar así nomás, pero que se puede ver de a poco cuán magnífico es."

Excelente definición.
De hecho en ese camino simple es donde tenemos que reconocer colmadas nuestra "ansias de grandeza" ¡Pero es jodido!

hna. josefina dijo...

¡Qué razón tienen los dos!
¡Qué grande es hacer, día a día, amando del todo y permaneciendo, la grandeza de lo pequeño y simple! Y mucho más difícil tal vez que algo muy grande de un saque.
¡Esto decía Teresita! Y nuestra fundadora, tuvo sus primeros años triunfantes y grandes; y, después, pasó 35 en la oscuridad y monotonía, y allí encontró la santidad.
¿Y Jesús?!!: 30 años en el "día a día", tan sin brillo que casi no aparecen en el Evangelio; tres más, que,lo que hizo distinto y para contar, ocupa unas poquitas páginas... y después, la entrega total, pero indudablemente sin brillo, en caída, en fracaso... ¡Resucitar le da otra mirada!
¿Por qué será que tenemos esos sueños tan grandes? ¿Será vocación de cielo?