lunes, 11 de septiembre de 2006

Mientras miro las nuevas olas

(Entre nos).
La de mi barrio ha de ser una comunidad muy sometida a la tentación y acechada por el mal, quizás en forma extraordinaria; si no, no me explico porqué en la versión cantada del Padrenuestro que se hace en la misa repetimos como en un bis las dos últimas intenciones:

No nos dejes caer la tentación
Y libranos del mal

Por otro lado, en lo que a gestos se refiere, la moda de tomarse de las manos durante el rezo de la oración que Jesús nos enseñó parece irse quedando en el pasado. Ahora la costumbre es imitar el gesto del sacerdote. Abrir los brazos y elevarlos extendidos parcialente.
De la confusión (o de la insatisfacción) surgen a su vez los gestos híbridos. A veces se ve una fila en la que la gente está con los brazos en alto y tomada, ahí arriba, de las manos. Me pongo a imaginar cómo se llegó a eso: un señor, acostumbrado a tomarse de la mano, extiende su mano; el vecino, que ya las había elevado, no le quiere despreciar el gesto, y abre la mano; el primero, para llegar a la mano abierta, eleva el brazo; y así terminan.
Como podrán adivinar, en los momentos en que hago una observación como esta, mi oración se va a la miércoles y si sigo recitando (o cantando) el Padrenuestro es porque lo sé de memoria, que si no...
Mi culpa, sí, mi culpa. No vengo acá a hacer la crítica. Vaya mi admiración por quien todos los días se levanta y acude a cumplir su tarea de músico, lector o abnegado orante y, por su ignorancia o gran piedad, omite estas cosas.
(Aunque eso no quiere decir que no deba haber alguien que se fije en estas cosas).
(Entre nos).

7 comentarios:

Aeronauta dijo...

Me carga la tomadita de manos con el vecino, pero levantaría las manos con gusto como los orantes necesitados de TODO, las levantaría por súplica, como mendiga que soy, como el antiguo pueblo de Israel, como san Pablo, y como haría Jesús al orar al Padre, etc.
No lo hago por disciplina litúrgica, nada más: digo Amén donde corresponde, y no digo la doxología que completa el canon, etc.
Saludos.

Milkus Maximus dijo...

Si es cierto lo que dice el adagio "mal de muchos, consuelo de tontos", supongo que aún podemos elegir estar entre los muchos o entre los tontos. Pero ciertamente somos varios los que NOS distraemos (nosotros mismos, no los detalles a nosotros) con estas cosas.
¡Sabe Dios las veces que tengo que luchar haciendo abstracción de "formas", para concentrarme en el contenido de la celebración!
Creo que a fuerza de haber ido cayendo en una liturgia minimalista, terminamos coqueteando con gestos improvisados, a ver sómo suplimos la falta de sentido visual.
La otra opción es .... caer en una especie de "paleografía" litúrgica que trata de encontrar la siginificación perdida en gestos que son, más que nada, hijos de otras épocas más que de la liturgia.
De todos modos, es una buena gimnasia espiritual, para saber realmente, qué tan elevado está nuestro corazón cuando debe estarlo.

XavMP dijo...

Es una buena gimnasia espiritual, sin duda.

Acá en Sunchales está la tomadita de mano durante el horrible canto del Padre Nuestro a la que nos negamos rotundamente. Es un tema de sensibilidad que también nos distrae en un momento tan importante.

Maldita soberbia.

Anónimo dijo...

Lo ritual siempre exige concentración para llegar al sentido y la realidad. Sería ideal que lo sensible nos ayudase.

Por otra parte, me da la impresión de que en la Iglesia se han tolerado bastante las expresiones litúrgicas "locales", especialmente cuando surgen espontáneamente de una Fe sana.
No me molestan los gestos a los que nos referimos, cuando no son obligatorios. Sí rescato la intención de representar la Unidad y Fraternidad (con perdón de la palabra) al tomarse de las manos. A veces reaccionamos ante este gesto, por defender nuestra individualidad en la celebración. Lo que me lleva a recordar qué triste es ver a nuestros hermanos dispersos por los bancos, en las Misas en las que el espacio libre lo permite. Pareceria que nos tuviéramos alergia. Cientos de Misas compartidas por año y no nos conocemos ni un poco. Me gustaría que mis hermanos, mis amigos, fueran esas personas a las que debería estar unido por la Fe.
Qué se yo...Saludos

Juan Ignacio dijo...

Mirá que Juan Pablo II no era poco "renovador": (entre otras recuerdo primero que) modificó el Rosario y cantó el Padrenuestro en un disco. Así y todo, lo escuché alguna vez (o leí) desrecomendar el tomarse de las manos, diciendo que el momento para el contacto era el del saludo de paz.

Pero no es mi intención hablar mucho de esto, que en otros blogs se habla mejor y se arman interesantes discusiones.

Estuve leyendo estos comentarios que me dejaron y me parecen muy interesantes. Gracias.

Anónimo dijo...

Estando en Bay City, Michigan, por trabajo, compruebo hoy que también en EEUU se toman de las manos para rezar el Padre Nuestro. Es más hoy tuve que continuar agarrado de las manos hasta la terminación del Padre Nuestro que hace el Sacerdote.
Más allá de este detalle cómico, fue realmente emocionante para mí rezar el Padre Nuestro con gente tan distinta.

Juan Ignacio dijo...

¡!