Me contaba el arquitecto, relatando un diálogo imaginado:
- Qué complicada es la mente humana -dijo uno.Así y todo, al hombre no le alcanza con sí mismo para conocerse. No puede, utilizando sólo su mente, saber quién es. Para saber de su verdad debe referirse a Alguien superior que le hable de él. (Y esperar, porque mucho de lo que Aquel le diga no podrá plenamente comprenderlo hasta el final).
- Si no fuera tan complicada, no hubiera comprendido que es complicada -respondió otro.
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