Comprendí que el hombre no vive de sus propias necesidades, sino que vive por el amor. No fue dado a la madre saber lo que haría vivir a sus hijos; no le fue dado al caballero lo que necesitaba; y a ningún ser humano le es concedido saber si vivirá y si le han de hacer falta unas botas por la noche o si morirá y ha de necesitar unas sandalias. En lo que a mí se refiere, cuando bajé a la tierra convertido en hombre, no seguí viviendo por cuidar mi cuerpo, sino porque hubo amor en un hombre y en una mujer; ellos me amaron. Las dos huerfanitas no vivieron porque se pensara en ellas, sino porque una mujer tenía el corazón henchido de amor. Los hombres no viven porque se preocupen de sí, sino porque en su corazón existe el amor. Antes, sabía que es Dios quien da la vida a los hombres y quiere que vivan. Pero ahora sé que no quiere que cada uno viva para sí y por eso oculta a cada cual lo que le hace falta.
"Mijail, el aprendiz de zapatero". León Tolstoi.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario