martes, 29 de noviembre de 2005

Brotes

Rosa de gajo es muy difícil. Eso aprendí. Pero al final, una salió. Mi jardinería es muy pobre: pozo, planto, tapo y riego. Y eso para un malvón alcanza. Pero para una rosa...

Sin embargo fue como un partido ganado a pura garra. Regamos y regamos hasta que salió. Por supuesto, la dirección técnica de mi suegro, encargado de elaborar el gajo, fue la clave.

¡No va que por estos días mi hermano se destapa con que va a tener un hijo! Andaban buscando y sorteando inconvenientes, pero al fin llegó. Como la rosa.

Damos gracias a Dios por esta bendición y pedimos que crezca sano adentro hasta que le toque salir.
Por acá tendrá a un primo mayor esperando...

1 comentario:

hna. josefina dijo...

¡Felicitaciones!
¡Por el sobrino!
y ¡por la rosa!
De rosas y de malvones: Fue en nuestro jardín de Añatuya; planté mi primer gajo de rosa, y puse de tutor un palo seco. Se secó el gajo, y ¡floreció el tutor! que era un malvón. Para pensar...
Más adelante, el segundo gajo que puse, sí dió rosas. Yo estaba en Roma, preparándome para la profesión perpetua, y mis hermanas de comunidad me mandaron por correo un pétalo de la primera flor.