(...) en virtud de aquel "humorismo angélico" (...) también la sátira puede ser una forma de la caridad, si se dirije a los humanos con la sonrisa que tal vez los ángeles esbozan ante la locura de los hombres.
Hoy vi a un señor como de 60 años, con los ojos cristalinos, unos ojos que contenían toda la paciencia del mundo y toda la bondad. En realidad era su rostro completo el que expresaba todo esto, pero sus ojos no tenían comparación, eran tan compasivos que casi me hicieron llorar, porque se compadecían de mí; de miserias y angustias que hoy pasé, de dudas y penas que hoy me estremecieron profundamente. Y pensé, así quiero tener yo los ojos cuando sea grande; y él, sin reírse, se rió de mí, pues voy exactamente por el camino opuesto de aquél que me llevaría a morir en paz así, con unos ojos así.
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