Después de la fiesta se lavan los vasos. Cada uno de ellos pierde así su personalidad y se sumerge en el anonimato, hasta la próxima fiesta en que quién sabe, quizás el mismo u otro comensal lo haga suyo y le dé vida por unas horas.
Domingo que va cerrando...
3 comentarios:
Esta vez sólo rompí uno. Pero de los lindos! Menos mal que vos los lavaste.
Peor es la suerte de las empanadas o los choripanes, que nunca más vuelven.
"Agua que pasa no vuelve a pasar",
dice un viejo cantar.
El instante perdido no vuelve...
lo mismo sucede con el choripán.
¿Existía ese Haiku o fue compuesto para la ocasión?
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