miércoles, 30 de noviembre de 2005

Resquemor

La verdad es que mucho no entiendo de esto de la donación de órganos y de la flamante ley de "donante presunto". Pero no descarto que sea otra de las ideotas del Mini-estro... perdón, del Ministro de Salud que tenemos.
Digamos simplemente que la idea no viene apadrinada por alguien que me genere mucha confianza. Más allá de lo controvertido que es el tema de la donación de órganos en sí (por los requerimientos: ¿es verdad que se requiere muerte cerebral pero no del corazón? ¿Cuándo muere alguien verdaderamente?; por la carga emocional del tema: un lector que haya salvado su vida por una donación, o la de un familiar, o al contrario perdido la chance de salvarla por no haber podido obtener un donante, sin duda que estará juzgando muy frías mis palabras).
Lo que me sorprendió una vez fue leer cuando un periodista llamado Seewald entrevista a Ratzinger (hay un libro llamado "Dios y el mundo", de reciente edición, que recoge esa entrevista) y le pregunta si él, cardenal entonces, donaría sus órganos, a lo que el futuro Benedicto XVI responde que sí.

4 comentarios:

Hache dijo...

Hmmm, soy más bien partidario de la donación de órganos y no me parece mal que el "default" sea ser donante, pero si es verdad lo que cuenta el boletin de notivida, empieza a sonar a ideota:

En realidad lo que la ley dispone es que los ciudadanos donen su cuerpo al Estado, autorizando "a que después de su muerte se realice la extracción de sus órganos o tejidos".

Se podrá restringir la voluntad afirmativa a algunos órganos o tejidos, o determinadas finalidades -implantes en humanos vivos, estudio o investigación- (art. 4º), porque el texto de la ley no especifica que la ablación se haga sólo para transplantes de órganos entre humanos, sino que da carta blanca a las autoridades para disponer de los órganos para cualquier finalidad, por ejemplo, para investigación implantándolo en animales.

Anónimo dijo...

Soy partidaria de la donación de organos. Pero no de esta ley de donante presunto. Considero que hace falta un consentimiento concreto de la persona antes de morir, o de los familiares, sin esta presión.
NO viene al caso por que soy donante desde el año 2000, en que elegí voluntariamente serlo y totalmente, o sea también para estudio. Y he manifestado esto a mis familiares y amigos.
Segundo esto creo que puede ser o no compartido por todos, es un tema muy delicado considero y por esto creo que se requiere el consentimiento explicito del donante.
p
Port otro lado no me agrada el modo de tratar al ministro de salud, tuyo. Me parece irrespetuoso y burlón.
Independientemente que puedo decirte que no comparto su accionar, y no estoy nada de acuerdo en todo lo que viene siendo su gestión y el trato con la Iglesia católica.
Vivian

Juan Ignacio dijo...

Gracias por la corrección en cuanto a la forma de hablar del ministro. Me gusta rescatar el respeto a las autoridades. Aunque sea cierto que haya perdido mucha de su autoridad al tener ideas bastante precarias respecto a muchos temas. De todos modos, reconozco haberme dejado llevar un poco por la ira.

Anónimo dijo...

Acaban de trasplantarle parte de la cara a una mujer francesa mordida por perros...¡bien!...pero, ¡cómo no habría de haber un pero! : La donante estaba viva, con el corazón latiendo, la sangre fluyendo, respirando con dificultad,pero con ritmo: "inhalar, exhalar" ¡y de nuevo! ....estaba con muerte cerebral-- dijeron-- y la conservaron "fresquita" hasta retirarle su cara y dársela a otra persona muy necesitada. Ahí la dejaron morir del todo.

DECLARO: No estoy contra los trasplantes, al contrario, pero con una condición: que se haga cuando la gente "se muera a la antigua", con el corazón parado aunque sea necesario que estén esperando mi muerte, no me importa, pero que me muera cuando Dios me quite el aliento, no cuando el bisturí me retire lo que necesito, a piacere.

¿Por qué No si había muerte cerebral?
Porque no se sabe mucho de la frontera vida-muerte y la única manera es la conocida: dejar de respirar y paro cardíaco irreversible.

En los últimos meses, nada más, he sabido al menos de tres casos inexplicables de personas listas para ser repartidas por ahí, en forma muy humanitaria, jamás lo negaré, pero que han despertado diciendo que oían todo o parte de lo que se hablaba a su alrededor y que no podían intervenir. Quedaron sin secuelas....

Pienso en la pobre Terry Schiavo, ¿oiría los aprontes de su "amante esposo" que la dejó morir de hambre y SED?