Andando por ahí, me encontré con esto:
The use of too many words frequently denotes a desire, whether conscious or not, to flee from direct and full sincerity. So as not to fall into this we need to make a good examination of conscience.[*]
Lo cual puede ser gran verdad, ¿no? Bien para autoconocerse, pero a la hora de pedir perdón, ¿para qué andar dando tantas explicaciones antes de decir el pecado? (recuerdo aquello del perdón y las disculpas de Lewis que citaron alguna vez blogs amigos).
He llegado a pensar que a veces uno, que no tiene un confesor que lo conozca profundamente, quiere, al agregar más palabras, darse a conocer un poco más. Pero aún así, no creo que sea eso bueno, pues en las descripciones de cómo somos, "no somos exactamente como somos".
Algo interesante, si queremos que salga una buena confesión, más que "darnos a conocer" sería rezar por el confesor (idea tomada de la misma fuente). Y si podemos ir más seguido con el mismo confesor, el conocimiento irá surgiendo solo.
Yo digo...
* El uso de muchas palabras denota el deseo, consciente o no, de evadir la directa y plena sinceridad. Para no caer en esto necesitamos un buen examen de conciencia.
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