Muy interesante esta respuesta de Mary Ann Glendon (recientemente nombrada presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales; profesora de Derecho de la Universidad de Harvard; representó a Juan Pablo II en la Conferencia Internacional sobre la Mujer que organizó la ONU en Pekín hace diez años) en una entrevista de Zenit a propósito de su exposición en la sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre el estatuto de la mujer en la que habló, en nombre de la Santa Sede, de la lucha de la Iglesia católica a favor de los derechos de las mujeres en el mundo.
Es interesante constatar que los nuevos feminismos que están surgiendo tienen muchos puntos en común con la visión católica de colaboración complementaria entre el hombre y la mujer para favorecer el desarrollo de una cultura favorable a la mujer y a la familia.
Una preocupación esencial para un creciente número de mujeres es que el progreso en el campo económico, social y político no tenga lugar en detrimento de la vida de familia.
Es un problema para el que todavía no se ha encontrado una solución en ninguna sociedad y es un problema al que el «viejo» feminismo de los años setenta era en general indiferente.*
* En Zenit el 8 de marzo de 2005.
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