Hablábamos de la vida... ¡Alto!
"Hablábamos". Esta es una forma en la que yo manifiesto mi unión con el que lea estas cosas o incluso haya dejado algún comentario. Porque lo cierto es que nunca "hablamos" de este u otro tema sino que tuvimos, a lo sumo, un breve intercambio epistolar electrónico.
Sigo (seguimos). Un tal Fabricio dijo en "La batalla de José Luna" de Marechal y en el post "Vida y muerte (con hipótesis de yapa)" lo siguiente: "El hombre nace lleno de preguntas: vivir es contestarlas. Y el que no las contesta muere". Y yo dije: "sus palabras me sonaron conocidas".
Bien. Otra vez de la mano de Juan Pablo II llega algo para esta revisión. Encíclica "Fides et ratio", en la introducción:
Por lo demás, una simple mirada a la historia antigua muestra con claridad como en distintas partes de la tierra, marcadas por culturas diferentes, brotan al mismo tiempo las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿quién soy? ¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿por qué existe el mal? ¿qué hay después de esta vida? Estas mismas preguntas las encontramos en los escritos sagrados de Israel, pero aparecen también en los Veda y en los Avesta; las encontramos en los escritos de Confucio e Lao-Tze y en la predicación de los Tirthankara y de Buda; asimismo se encuentran en los poemas de Homero y en las tragedias de Eurípides y Sófocles, así como en los tratados filosóficos de Platón y Aristóteles. Son preguntas que tienen su origen común en la necesidad de sentido que desde siempre acucia el corazón del hombre: de la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto, depende la orientación que se dé a la existencia.
No es exactamente lo mismo, pero sin duda tiene (muchísimo) que ver.
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