jueves, 28 de abril de 2005

Al mundo le falta un tornillo (200)


Al mundo le falta un tornillo,
que venga un mecánico,
¡a ver si lo puede arreglar!

Salió hoy en
La Nación:

Polémica decisión en Gran Bretaña
Autorizan la selección de embriones para salvar una vida
La Cámara de los Lores permitió que una pareja británica conciba un hijo para trasplantar sus tejidos a su hermano, que padece una enfermedad en la sangre

LONDRES (ANSA).- La Cámara de los Lores, la máxima instancia judicial del país, autorizó hoy a una pareja británica a concebir un "bebe de diseño", para poder tratar a un hijo con una enfermedad degenerativa.

(...)

Y sigue, pero creo que con eso alcanza. Yo, al menos, no puedo seguir. Este no es un blog que guste la morbosidad, pero no puedo evitar gritar y decir: "¡Miren! ¡Miren! ¡Estamos locos!" Quizás llegue el grito a alguien.
Sí, ya sé, no digan nada. Pero yo no pierdo las esperanzas.
¿Lo de doscientos del título? ¡Ah! Este es el post doscientos de "Aquí estamos". No le tocó noticia muy alegre al pobre.
Mi blog es como un país latinoamericano, tiene poca historia. Parece, sin embargo, que no es nada original anunciar los “200 post”. Observad aquí.

4 comentarios:

m dijo...

Qué bárbaro! Es trístisimo.

Respecto de tus doscientos: felicidades!

XavMP dijo...

Felicidades por los doscientos..
¿Yo cuantos voy...?

Hernan dijo...

Un tornillo no, 200 tornillos le faltan al mundo, tenés razón!

Con respecto a la selección de embriones lo destacable es que, al igual que con cualquier otro procedimiento de manipulación biotecnológica, los argumentos que se esgrimen son poderosísimos: 100% altruitas, humanitarios, etc... Ese escudo, en esta cultura pragmática superficial, los torna imparables; no importa que sepamos que ese altruismo es sólo una excusa. Simplemente si algo se puede hacer, hay que hacerlo. Es la tecnología emancipada del dominio del hombre.

Y hablando de tecnología...¿por qué a mi blogger ya no me cuenta los posts desde hace rato? (se clavó en 62 allá por diciembre)

Juan Ignacio dijo...

El mío también se clavó.
Los conté a manopla.