sábado, 29 de diciembre de 2007

Rastros del Antimurphy

Señores, el Antimurphy existe. Es sólo cuestión de saberlo ver.
Anteayer se me quedó el auto, pero fue precisamente a unos veinte metros de la pizzería. Así que esperamos la grúa con F. comiendo empanadas. Ayer el mecánico me dijo que no vería el auto sino hasta hoy, y eso hizo que me fuera más temprano al trabajo, cruzando el umbral de las oficinas justo cuando se largaba a llover. ¿Qué les parece?
En fin, a esta entrada le faltará un cierre contundente, una prueba rotunda (como quizás muchos esperen). Muy a diferencia del año, que me dejó demolido.
¡Muchas felicidades para todos!
PS: G. y su madre vienen bien, dijo ayer el doctor.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Mis deseos para ustedes

En esta época en que abundan las salutaciones y los buenos deseos, Benedicto XVI me dice muy claramente (Jesús de Nazaret, cap. 4) que de nada sirve desear o buscar la paz si no se desea o busca la reconciliación con Dios.
No quiero despreciar con esto los deseos de paz recibidos, ni los otros de felicidad, de alegría, etc. Pero si esas palabras se usan sin sentido, prefiero saludar con cosas menos trascendentales pero más sentidas. Para una mujer porteña se podría ensayar un saludo tanguero:
Que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos,
que te abrás de las paradas con cafishos milongueros
y que digan los muchachos: “Es una buena mujer”. (...)
Claro, notamos lo poco elevado de estos deseos (cosas mundanas en las que ponemos nuestro corazón y en cuya búsqueda agotamos nuestras fuerzas).
Mientras escribía se me ocurría que desear lo apropiado para los otros puede ser un aprendizaje paralelo al de saber pedir, para nosotros, lo que conviene. Podríamos para ese fin guiarnos por aquello que desean para los demás los grandes santos. Vaya entonces, para cerrar la entrada, mis deseos para Uds. con estas palabras de san Pablo a los Hebreos:

Que el Dios de la paz -el mismo que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre de una Alianza eterna- los capacite para cumplir su voluntad, practicando toda clase de bien. Que él haga en nosotros lo que es agradable a sus ojos, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (Heb 13, 20-21)

¡Feliz Navidad!

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Manso y abismal

Pemán me decía que a Dios lo refleja mejor la línea del lirio o de la rosa que la música de los vientos de la altura. Yo me rebelaba, porque Danielou me decía que tanto las regulares estrellas como la terrible tempestad son hierofanías, manifestaciones de Dios (y entonces porqué Pemán venía con eso de que “tal cosa te refleja mejor que tal otra”).
Luego venía Guardini y me decía que quizás la idea de Pemán se pueda asociar a la experiencia de Elías en el primer libro de Reyes, donde el profeta ve a Dios en la brisa suave y no en la tempestad o el terremoto.
Finalmente, hace poco vino Benedicto XVI y me dijo que Dios se manifiesta de ambas formas, manso y a la vez “abismal”.

La vivencia de Elías en el Sinaí, que no vio la presencia de Dios en el huracán, el fuego o el terremoto, sino en una brisa suave y silenciosa (cf. 1 Re 19, 1-13), se cumple aquí [se refiere al Sermón de la Montaña]. El Poder de Dios se manifiesta ahora en su mansedumbre, su grandeza en su sencillez y cercanía. Pero no por ello resulta menos abismal. Lo que antes se expresaba en forma de huracán, fuego o terremoto, ahora toma la forma de la cruz, del Dios que sufre, que nos llama a entrar en ese fuego misterioso, en el fuego del amor crucificado: “Dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan…” (Mt 5, 11). El pueblo estaba tan asustado ante la fuerza de la revelación del Sinaí que dijo a Moisés: “Háblanos tú y te escucharemos. Pues si nos habla el Señor moriremos” (Ex 20,
19).

(…) Sin un “morir”, sin que naufrague lo que es sólo nuestro, no hay comunión con Dios ni redención.

Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, 4 - El sermón de la montaña.

domingo, 16 de diciembre de 2007

¡A cumplir se ha dicho!

El cura preguntaba por la motivación de cada uno para ir a misa. Y decía que quien nada va a buscar, nada encontrará. Ejemplificaba también casos en que uno va a misa sin un motivo adecuado (si se puede decir así). Y salió el típico ejemplo: “¿Vas para cumplir un rito?”
Y ahí estaba la ocasión para decir: “Sí, por supuesto, claro que sí”. Hace poco Guardini me hizo ver que “hacer eso en conmemoración suya” (de Cristo, se entiende), es precisamente lo que Él nos mandó.
Ya sabemos cual es la clave de este tipo de comentarios tan escuchados. Sucede que el deber está muy desprestigiado últimamente. Y será que en tren de desenmascarar a Kant ya nos vamos para el otro lado y decir “deber” siempre es como decir “deber sin sentido”.
Yo prefiero seguir creyendo en los deberes, y para aquellas situaciones en que cumplir no tiene sentido, buscar otro nombre.
(Tercer domingo de adviento)

jueves, 13 de diciembre de 2007

domingo, 9 de diciembre de 2007

Pintando aquel cuadro

De las cosas que dejó mi abuela materna en este mundo, tengo el gusto de estar custodiando un ejemplar de “Historia de Villa Crespo”, del Dr. Cayetano Francavilla. En él encontré la trascripción de un texto de mi abuelo (cuyo nombre me reservo): “80 años de la Parroquia de San Bernardo en Villa Crespo”.
Esto da más vida y color a aquella coincidencia de la que les hablaba hace un tiempo, referente a un cuadro que pintó mi mismo abuelo y su semejanza con un pasaje de Adán Buenosayres. Les dejo el final del trabajo citado, que hasta tiene una leve nota de adviento en la conclusión:

(...) Estamos viviendo en 1976; la historia de hoy la escribirán, seguramente, los que nos seguirán en la brecha. Sólo quiero agregar que si usted no conoce a la iglesia de San Bernardo, se llegue hasta Gurruchaga 177, para ver el esplendoroso altar mayor y si tiene una pizca de curiosidad, lo vea al imperturbable sacristán Esteban, para que le indique cómo ascender por el hueco cilíndrico vacío, dentro de la mampostería donde existe la escalerita caracol de hierro que lo llevará hasta el olvidado coro. De allí no se amilane porque vale la pena, siga subiendo por unos peldaños de madera hasta llegar a lo alto del campanario donde lo sorprenderá la maquinaria de relojería de que hablamos antes, en una gran caja de cristal entre engranajes, pesos y contrapesos de bronces y cadenas y donde las vigilantes palomas desde hace años han hecho su nido. Todos ayudan a mover las agujas de los cuatro costados de la torre, que nos dan la hora permanentemente, a los que aun hoy buscamos al pasar, el piadoso perdón a nuestras culpas del "Cristo de la mano rota" ausente.

(Segundo domingo de Adviento)

domingo, 2 de diciembre de 2007

Intenso

Hoy comienza el Adviento.
(Hoy estuve leyendo
intenso
Blas de Otero).

Antes miraba hacia dentro.
Ahora, de frente, hacia fuera.
Antes, sombras y silencio.
Ahora sol sobre la senda.

Sol de justicia, encendiendo
cimas que andaban a ciegas.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Sabatinas

Hoy mismo en la Avenida Corrientes, compré un disco de Gardel. Entretanto, ella pasaba un día de jardín unos veintipico de kilómetros más al oeste.

No sabe aquel que nunca dejó
su amada a la distancia...

(Cuando lo escuchaba, hace unos minutos, ella ya estaba al lado mío, pero sin escucharlo).
Creí oportuno también hacerme con un librito de Blas de Otero (recordé cuando Enrique nos había presentado) que estaba sin uso desde su impresión (allá por los ochenta), siendo que lo regalaban por cuatro pesos. Y por sólo uno más compre, y con él ahora podré adornar (en el buen sentido) la biblioteca familiar, un tomo que tiene las obras completas de Jorge Manrique.
Y ahora está muy entrada la noche.

Recuerde el alma dormida

que quiero escribir de día.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Rey

¿Por qué todos los años las homilías de Cristo Rey empiezan con una aclaración de la “imagen del rey”?
Ya Eduardo desenmascaraba algunas falacias, hace un tiempo en la Revista Ens. Pero sin llegar al discurso moderno intelectual sobre reyes, monarquías, repúblicas y democracia en que se pierden algunos celebrantes, es de notarse que hay una urgencia por aclarar algo, y eso sería por la razón de que, sigo deduciendo, la gente parece tener un mal concepto de la palabra rey, o de lo que es un rey.
Hoy el cura comenzó más o menos así: “Vamos primero a aclarar un poco esta imagen del rey…” Y siguió: “No hay que pensar en ese rey que está sentado en un trono, lleno de oro, buscando la comodidad…”
En fin... Que estas cosas no ahoguen nuestro fervor religioso. Les dejo esta oración de reciente descubrimiento.

Por ser Hijo de Dios, Verbo encarnado,
porque en la cruz fue tuya la victoria,
y porque el Padre te vistió de gloria
con la luz del primer resucitado.

Por eso eres, Jesús, Rey coronado,
señor y Pantocrator de la Historia,
libertador de noble ejecutoria,
triunfador de la muerte y del pecado.

Ya sé que no es tu Reino de este mundo,
que es sólo dimensión de algo interior,
-lo más cordial del hombre y más profundo-

donde te haces presente y seductor;
allí donde tu encuentro es más fecundo,
allí donde tu Reino se hace Amor.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Rappel à l’ordre

“Llamada al orden”. Así llamaba Marechal a su conversión de joven. Que no ha de ser otra que la de Adan Buenosayres frente a la Iglesia de San Bernardo y al Cristo de la mano rota.
Vaya, como contraparte de la entrada anterior, ese credo que no creo tenga igual en otra obra literaria argentina (osado comentario de parte de quien sabe muy poco de literatura argentina; típico porteñismo).

—Señor, confieso en ti al Verbo que, sólo con nombrarlos, creó los cielos y la tierra. Desde mi niñez te he reconocido y admirado en la maravilla de tus obras. Pero sólo me fue dado rastrearte por las huellas peligrosas de la hermosura; y extravié los caminos y en ellos me demoré; hasta olvidar que sólo eran caminos, y yo sólo un viajero, y tú el fin de mi viaje.
(...)

—Señor —insiste ahora en su alma—, también confieso en ti al Verbo que, por amor del hombre, tomó la forma del hombre, asumió su infinita deuda y la redimió en el Calvario. Nunca me fue difícil entender el prodigio de tu encarnación humana y los misterios de tu vida y tu muerte. Pero en tristes caminos malogré y ofendí la inteligencia que me diste como regalo.
(...)

—Señor, ¡no puedo más conmigo! Estoy cansado hasta la muerte. Yo...
(...)

lunes, 19 de noviembre de 2007

Íntima (800)


Después de haber conocido cada vez más de la vida de mi admirado Leopoldo Marechal, estoy ahora como Julio Martínez Mesanza frente a Tertuliano.
"Pienso en Tertuliano, antes campeón del bien y de la ortodoxia y, luego, obstinado hereje. ¿Qué peso tiene ese duradero antes dedicado al bien?"
Pero este antes y después marechaliano no tiene nada que ver con política (ni nacionalismos, ni peronismos, ni "izquierdismos"; y quizás haga falta aclararlo, porque en su vida fueron muy de la mano política y fe, como corresponde). Ni sé si es tan antes y después como el de Tertuliano (y qué fuerte que suena la palabra hereje en este caso). Tiene sólo que ver con alguien que a uno se le hizo entrañable y que, estando cerca, se alejó luego de su madre común... la Iglesia.
Sólo me queda un deseo, que formulo usando esa imagen que él tanto solía usar: Dios quiera que ese antes pese fuerte en la balanza.
[Celebramos la entrada número ochocientos en "Aquí estamos..."]

jueves, 15 de noviembre de 2007

Hallazgos (uno desconocido, uno mejorado, uno repuesto)

Tiens! Homenaje a Leopoldo Marechal, Ediciones Corregidor, 1995. Selección de artículos de diversos autores referidos al escritor argentino y su obra. No sabía de su existencia hasta que me sorprendió cuando revolvía una pila de usados en un puesto del Parque Rivadavia. Para fanas de Leopoldo.
Tampoco les había contado que encontré en un negocio de San Isidro un ejemplar ilustrado (Emecé Editores, 1947) del Miguel de Mañara de Oscar Wladislas de Lubicz Milosz. Magnífica obra que yo tenía en un cuadernillo de “edición casera”, y tengo ahora con tapa dura (algo floja y sin cubierta) e introducción biográfica de Ramón Gómez de la Serna. Si les digo que me salió tres pesos no me lo van a creer (evidentemente el vendedor no sabía lo que tenía entre manos).
Repuse un libro perdido una vez en un colectivo (a alguien habrá aprovechado el tomo de la colección Biblioteca Argentina Fundamental del Centro Editor de América Latina, que lleva en un dos por uno a Las de Barranco y a Jettatore!, de Gregorio de Laferrère). En el mismo local de San Isidro tuve que pagar nueve pesos por un ejemplar bastante desvencijado, pero era una deuda con la biblioteca truncada a mis padres que debía saldar.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Hacia fuera (y hacia "arriba")

La entrada anterior no pretende negar la importancia de la actividad humana “hacia fuera”. Hay un presupuesto que los comentaristas supieron entrever. Y de eso yo quisiera decir también algo.
Tanto la actividad humana ad intra como la actividad humana ad extra tienen valor si se dirigen a uno mismo (la primera) o a las cosas y personas (la segunda) de una forma particular.
En la realidad tenemos huellas para rastrear la Verdad y para eso debemos ver a la primera como signo de algo superior. Mediante la sorpresa por su misma existencia, por su calidad de don, por su orden y por su belleza, podemos ver a la realidad como creación. Y de ahí nos podemos remontar hasta su Creador.

De la belleza de las cosas creadas, en particular, sentenció San Isidoro de Sevilla: “Por la belleza de las cosas creadas nos da Dios a entender su belleza increada que no puede circunscribirse, para que vuelva el hombre a Dios por los mismos vestigios que lo apartaron de Él; en modo tal que, al que por amar la belleza de la criatura se hubiese privado de la forma del Creador, le sirva la misma belleza terrenal para elevarse otra vez a la hermosura divina”.

viernes, 9 de noviembre de 2007

El trabajo es hacia dentro

Conocerse a uno mismo es arduo porque requiere de gran valor espiritual. Si sólo fuera cuestión de esfuerzo físico o mental, habría muchos voluntariosos que encararían la tarea de la búsqueda interior. Pero la verdad es que los hombres de este tiempo y lugar no vacilamos en poner ingentes energías en “explorar hacia fuera”.
Aparentemente, a lo largo de la historia (¿occidental?) el hombre ha ido desertando cada vez más de poner su inteligencia y energías en la búsqueda de su identidad, y poniéndola cada vez más en esa exploración ad extra.
El último exponente de esa exploración es la navegación espacial. En la década del sesenta, y asombrado por los avances de esta actividad humana, decía Marechal en el Cuaderno de Navegación (Cosmogonía Elbitense) que era Leonardo Da Vinci quien, al aventurarse en las posibilidades del vuelo físico, desertaba ya la era de los intranavegantes o intranautas (esos seres que dirigían su inteligencia al desarrollo de los vuelos según la modalidad psíquica y espiritual) y daba comienzo a la era de los extranautas.
Aunque los avances científicos de los últimos tiempos sean grandes esfuerzos humanos, no son más que distracciones y tarea menor frente al primero de los trabajos que debe encarar el hombre (si quiere ser fiel a su exigencia de verdad): conocerse a uno mismo.
Esto ya lo intuía el hombre desde hace mucho tiempo y en las más diversas culturas. Como nos recuerda Juan Pablo II en la introducción a la magnífica “Fides et ratio”, ya estaba esculpida en el dintel del templo de Delfos aquella frase: “Conócete a ti mismo”.
Conocerse a uno mismo es arduo porque requiere enfrentarse con las preguntas límite: “¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde voy? ¿Por qué existe el mal? ¿Qué hay después de esta vida?” Pero es de vital importancia hacerlo, porque “de la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto, depende la orientación que se dé a la existencia”. Y el futuro de los hombres de esta época depende en gran medida de esa orientación.

domingo, 4 de noviembre de 2007

"Introducción a la liturgia"

Hay una liturgia pagana y en ella el tiempo que vivimos se explica así: después del día de “Halloween”, empieza el tiempo de navidad (le pondré minúscula, porque esta no es la verdadera Navidad).
Sí, han adivinado, es la liturgia de las ventas, del comercio, del marketing. Y para los que no lo crean, tengo una prueba fidedigna a la cual se podrán remitir. Van al conocido shopping de la zona norte del conurbano, acceden al estacionamiento del segundo piso y se dirigen a la entrada. Allí mismo podrán ver, con la mente nublándoseles, con la garganta reseca o con piel de gallina (todos reaccionamos distinto), como escoltan su entrada dos gigantes bolas de adorno de árbol navideño.
Como a medio colocar aún, lucían hoy, y verlas fue sentir de golpe el brutal tirón del mundo.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Teología en medio político

Al revés de los políticos, en los últimos días estuve alejado de los medios (en este caso, Internet) y el mismo domingo pasado, día de elecciones (y por lo tanto de veda) estuve viajando de aquí para allá como político en campaña.
En las elecciones fui de los perdedores, aunque la nueva presidente me diga que todos ganaremos. Saben lo que falta, dicen. Y saben cómo hacerlo, agregan. Cómo hacer que falte, diría yo.
Para no dejarme llevar por palabras livianas, que mañana se llevará el viento, me adentro en la lectura de la Palabra que nunca pasará, gracias a una lenta recorrida por el Jesús de Nazaret de Benedicto XVI.
El capítulo del bautismo es magnífico. Mientras el Santo Padre explica el sentido del bautismo de Jesús, me pone a leer Romanos 6, donde san Pablo desarrolla una teología del bautismo; o a observar un libro de iconos bizantinos, gracias a la curiosidad que me despierta con la explicación de la estrecha relación que hay en la Iglesia oriental entre Epifanía y Pascua (y como se refleja eso en la iconografía).
Como voy lento también he sido capaz de descubrir una errata en la edición de Planeta. En la página 40 dice: “Éste es mi Hijo amado (Mc 3,17)”. Pero debería decir “Mt 3,17” (esto queda confirmado en la pág. 45 cuando Benedicto XVI aclara el relato de la voz del cielo según los tres evangelios).
Y así, mientras todo lo inunda esto que ahora empieza (nuevo presidente, nuevos discursos, acciones de gracias, pedidos y promesas), yo hago un viaje dos mil años atrás, para vivir la más real de las actualidades.

viernes, 26 de octubre de 2007

Primeras bodas de mucho

Hasta no hace tanto, cuando F. quería decir que había gran cantidad de algo, decía: “¡Hay muchos, hay cinco!”. Y hacía énfasis en la pronunciación del número mientras abría bien grande la mano.
Hoy con mi esposa cumplimos las “bodas de mucho”, cinco años de casados. Y aunque más que mucho nos da la impresión de que fue hace poco, también parece que hubiera sido desde siempre.
Doy gracias a Dios por este aniversario y le pido que nos ayude a llegar así a las próximas bodas de mucho, para lo cual faltan unos cuantos años, ya que el nuevo número que para F. representa mucho es nada menos que… ¡Veintisiete!

lunes, 22 de octubre de 2007

Benedicto XVI busca el rostro del Señor

Leer lento el Jesús de Nazaret de Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) es darse el tiempo para volver al otro libro, al primero, a la Palabra que nunca pasará.
En estos días releí pasajes olvidados como la genealogía de Jesús según Lucas, entendiendo su comparación con la de Mateo, o aquella parte del Apocalipsis en que se llama a Jesucristo “el testigo fiel”.
Como si con eso no bastara, el libro tiene lo propio. Y las habrá mayores, pero una pequeña muestra sería la siguiente. Explicando las referencias al tiempo histórico en que Jesús viene a este mundo, dice esto tan particular:

(...) No hay que ver la aparición pública de Jesús como un mítico antes o después, que puede significar al mismo tiempo siempre y nunca; es un acontecimiento histórico que se puede datar con toda la seriedad de la historia humana ocurrida realmente; con su unicidad, cuya contemporaneidad con todos los tiempos es diferente a la intemporalidad del mito.

De "Jesús de Nazaret", Benedicto XVI (Joseph Ratzinger), Cap. 1: El bautismo de Jesús.

miércoles, 17 de octubre de 2007

La flânerie

Ni Domingo Faustino Sarmiento ni Juan José Sebreli son santos de mi devoción, pero de un libro del segundo extraigo algunas cosas muy curiosas como la siguiente:

Antes que Baudelaire descubriera lo sociológicamente significativo de la flânerie -“El pintor de la vida moderna” (1859)- ya Sarmiento, en un artículo publicado en El Siglo (1841), hablaba de ese hábito, descubierto mientras deambulaba por las calles de Paris.

“El flâneur persigue también una cosa, que él mismo no sabe lo que es; busca, examina, pasa adelante, va dulcemente, hace rodeos, marcha (…) Je flâne, yo ando como un espíritu, como un elemento, como un cuerpo sin alma, en esta soledad de París.”

Esto es de “Crítica de las ideas políticas argentinas”, en dónde el autor cita la obra de D. F. Sarmiento, “Prosas de ver y pensar”, Buenos Aires, Emecé, 1943.
Con una rápida navegación por Internet puedo imaginar que el tema es anterior a ambos, a Baudelaire y a Sarmiento, sobre todo si confirmo esa fuente que dice que el francés se inspiró en Edgar Allan Poe (ver aquí; ver allá; ver acullá).
Esto, sin embargo, no lo explicaría todo y, por cierto, no hace que la anécdota deje de ser interesante.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Cosa misteriosa

Cosa misteriosa esto de poder recibir, en tiempo real, unas palabras escritas por mis padres que dicen: “Estamos viajando. Estamos en San Luis. Todo bien”.
Alguno me tratará de ignorante y me empezará a explicar la historia de Graham Bell (o la de Antonio Meucci, que “reclama sus derechos”), para pasar luego a la historia del bit y el byte y así sucesivamente.
Yo, como un niño de tres años, empezaré con los porqués. Porque cada explicación será una nueva petición de principio (llegando hasta “por qué el electrón” o más allá todavía). Arribaremos entonces juntos a la frontera de lo cognoscible por la ciencia y me encontraré nuevamente con ganas de decir: “Cosa misteriosa esto de poder recibir en tiempo real unas palabras escritas por mis padres que dicen: ‘Estamos viajando. Estamos en San Luis. Todo bien’”.

lunes, 8 de octubre de 2007

La vida hecha de batallas

Escribo en defensa propia”, dijo un escritor argentino [1]. “El matrimonio es un duelo a muerte, que ningún hombre honorable debería rechazar”, dijo el irlandés Michael Moon [2]. Y así podríamos buscar muchas otras frases por el estilo.
La clave de la interpretación de esas actividades humanas como luchas o batallas está en que la misma vida es una batalla. Precisamente Chesterton empezaba una frase para mi memorable diciendo: “The Iliad is only great because all life is a battle...” Toda vida es una batalla. Es probable que se refiera a la batalla más trascendental, en la que nos debatimos entre el bien que queremos y el mal que aborrecemos. Y esa batalla se hace en las pequeñas luchas diarias, en el oficio de aquel escritor o en el matrimonio según aquel irlandés.
Así que: ¡A luchar, señores! (Lo demás será por añadidura).
Notas:
[1] Leopoldo Marechal; según dice en “Mi vida con Leopoldo Marechal”, de Elbia Rosbaco, citando una entrevista al escritor en la revista “Confirmado”.
[2] Personaje de “Manalive”, la obra de Chesterton.

miércoles, 3 de octubre de 2007

La entrada que aún no puede ser

Es como una gota que entra en el mar.
Es cuando uno está armando una entrada para el blog: desarrollando una idea, buscando citas, entendiendo cada vez más; pero el tema a su vez se va haciendo amplio; uno trata de enlazarle aquellas patas que se escapan por allá, o de ver en la oscuridad que es lo que lleva escondido bajo el brazo; pero de repente: ¡Zás! Una visión (al modo casi de una intuición) de que el tema es amplísimo, que supera una entrada y que ya no hay fuerzas ni para dibujar siquiera un pobre esbozo, una propuesta de entrada. La gota que creía poder asir cae al mar y es luego inmensamente inabarcable.
En estos casos se guarda el borrador, que pasa a alimentar el acervo propio, en la esperanza de que algún día todo se pueda ver con más claridad y en el deleite anticipado que brinda el saber que aún hay mucho por descubrir.

De la influencia del cinematógrafo

Introduciendo otro tema distinto, Eduardo hace una pequeña disquisición que me parece muy clarificadora. Sobre todo para aquellos a los que les interesa estudiar cómo ha influido el cine en la literatura o simplemente en la forma de expresarse (o incluso pensar) de las personas.

Supongamos la vida como una película de cine. Un poco menos como una obra de teatro, aunque en parte también, por lo que tiene de drama, de acción representada. Con el hábito visual y cinematográfico que nos hemos formado o se nos ha impuesto en los últimos 100 años, es más sencillo explicar esto si nos imaginamos una filmación, pero también porque hemos perdido el sentido simbólico que la actividad teatral tiene para los hombres. (...)

viernes, 28 de septiembre de 2007

¡Qué tiempo feliz...!

(…) En la misma biblioteca, que se iba desarmando para formar parte de otras nuevas bibliotecas, había otro libro muy curioso. Una edición del diario Crítica, del año 1925, de “Hombres como dioses”, por H. G. Wells.
No lo hubiera tomado si no fuera por una curiosidad, que en este caso no es responsabilidad de Arp, sino de Chesterton. Pues la verdad sea dicha, si conocía aquel nombre no era por sus posibles méritos, sino por ser uno de los famosos rivales del gigante inglés.
Más que con el libro, avancé con algunas lecturas biográficas en Internet. Conociendo las adhesiones de Wells al evolucionismo y a otros “materialismos”, jamás esperé encontrar algo que me llamara la atención. Y sin embargo, algo en el siguiente pasaje de su biografía me dejó pensando.

(…) La escuela quiebra por falta de alumnos y nuevamente ha de trabajar en un almacén de paños, donde aparte de desarrollar tareas manuales ha de permanecer interno durmiendo en el triste barracón de los trabajadores. Un día, cuando a las once de la noche apagan la luz y ha de interrumpir su lectura, decide abandonar no sólo aquel lugar, sino también aquel camino en la vida.

Tomada aquella decisión, se aleja del almacén y, andando más de cuarenta kilómetros, va a ver a su madre en la mansión de Uppark, donde ésta trabaja como criada de confianza. Aquel adiós y aquella caminata los recordará como «tal vez lo más grande de cuanto he realizado en mi vida».

Me asaltó un trágico pensamiento:
Ya ha pasado mi niñez: ya ha pasado el tiempo de hacer cosas grandes, cosas magníficas.
Pero sucedió como si el mismísimo Chesterton hubiera venido a ayudarme, porque en esos momentos terminaba de leer la historia de Innocent Smith. Así que di nueva forma a mi pensamiento:
Ya ha pasado mi niñez: ya ha pasado el tiempo de hacer cosas grandes, cosas magníficas.
¿Ya ha pasado?

jueves, 27 de septiembre de 2007

Curiosidades mexicanas

(…) Había un libro de Juan Rulfo, que no hubiera tomado si no fuera por una curiosidad que, estimo, me despertó Arp con sus “críticas mexicanas”. Y me gustó el comienzo, que es una especie de monólogo interior de un niño.

Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos...

(Primeras líneas de “El llano en llamas”).

domingo, 23 de septiembre de 2007

El tiempo cuando uno es niño

(…) Descubrí también un libro de Manuel J. Castilla, dedicado por el mismo Castilla a mis abuelos, fechado el 1º de agosto de 1964 en Salta.
Sí, el de Castilla-Leguizamón, uno de los grandes dúos compositores del folklore argentino. El libro se llama “De solo estar” y les dejo un fragmento, de recuerdos de la niñez:

El tiempo, de existir, era lento como una miel dorada.
Se lo notaba a ratos en esa casa añosa, sobre la siesta, cuando en la huerta del fondo, en medio del gran silencio, entre el leve crepitar de los insectos de los yuyarales y el zumbido insistido de los huancoiros junto a las viejas vigas del techo, caía con un ruido sordo, como un golpe de barro, algún durazno maduro.

jueves, 20 de septiembre de 2007

De cosmogonías e ingenuos "off side"

Uno puede leer hoy día, en un diario importante, cosas como esta:

Desde hace pocos años algunos de los más importantes científicos posdarwinianos están desplegando teorías sólidas sobre la imposibilidad de que exista una fuerza creadora sobrenatural. El debate ha cruzado todos los círculos académicos de Europa y de los Estados Unidos y ha llegado a la portada de los grandes diarios. Imposible cerrar los ojos.

Claro, ¡qué suspenso! ¿Cómo será que algún científico (haciendo sólo uso de su ciencia) se las habrá arreglado para explicar cosas que superan a la razón, o negar cosas que ella admite? ¿Cómo explica qué es lo que hay (o no hay) antes de antes, después de después o más allá de más allá?

Qué a punto que viene la lectura que estoy haciendo de esa pequeña “Cosmogonía elbitense” de Marechal, en la que el autor dice:

(…) mister H (…) tiene una concepción “estática” del Universo, en la cual el hidrógeno hace de las suyas eternamente (…) Desgraciadamente la concepción “estática” de mister H se reduce a esta sola premisa: “En el principio es el hidrógeno”.

Es claro que el artículo enlazado busca impresionar con algo que no tiene sentido (una teoría científica que saque conclusiones sobre cosas acerca de las cuales la ciencia no puede ser concluyente). Parece ser que la cosa era más o menos igual hace unos cuarenta años, ya que también decía en la “Cosmogonía elbitense”:

(…) Lo que ni tú ni yo podemos admitirle a la Física moderna es que se tome sus propios límites en serio y que, negando lo que está “más allá” de sus límites, pretenda circunscribir al Mundo Corpóreo toda la Manifestación Universal y su formidable riqueza ontológica. Nos quieren impresionar con reactores atómicos y con guarismos de veinticuatro ceros. ¡Elbiamor, qué ingenuidad!

martes, 18 de septiembre de 2007

Un cuadro


(…) Pasé de vuelta por el living vacío de gente y en la pared, arriba de uno de los sillones grandes, estaba el cuadro.
Es una vista, desde la calle Gurruchaga, de la torre de San Bernardo asomando por detrás de los árboles. Lo pintó mi abuelo y sería una ilustración casi ideal para la tercera parte del libro quinto de Adán Buenosayres. Quizás mi abuelo nunca haya leído ese libro, sin embargo, salvando algunos detalles, la pintura puede pasar como un encargue para la ocasión.

Adán se detiene, bajo la lluvia, en la esquina de Gurruchaga y Triunvirato. Desde allí, todavía indeciso, contempla el ámbito fantasmal de la calle Gurruchaga, un túnel abierto en la misma pulpa de la noche y alargado entre dos filas de paraísos tiritantes que, con sus argollas de metal a los pies, fingen dos hileras de galeotes en marcha rumbo al invierno. Fosforescente como el ojo de un gato, el reloj de San Bernardo atisba desde su torre: no queda ya en el aire ni una vibración de la última campanada, y el silencio fluye ahora de lo alto, sangre de campanas muertas. Inesperadamente, una ráfaga traidora sacude los árboles, que se ponen a lloriquear como niño: Adán recibe un puñado de lluvia en la cara y se tambalea entre un diluvio de hojas que caen y se arrastran con un rumor de papeles viejos, mientras que los faroles colgantes ejecutan arriba un loco bailoteo de ahorcados. Pasó la ráfaga: el silencio y la quietud se reconstruyen bajo el canturreo de la lluvia. Soledad y vacío, Adán entra en la calle Gurruchaga.

Basta que dos personas, por distintas que sean, hayan vivido en el mismo lugar, para que hayan visto lo mismo y que de alguna forma eso que vieron les haya dejado una huella.
Quien nos dice que algunas de las experiencias trascendentales o religiosas de mi abuelo no hayan tenido el mismo escenario que las de Marechal. Es fácil imaginar que uno y otro pueden haberse detenido alguna vez a mirar esa torre, en un arresto contemplativo ocurrido mientras recorrían las calles del barrio de Villa Crespo. Uno hizo de esa experiencia un pasaje literario, el otro la hizo pintura.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Status viatoris XXVIII

Después mostrará que el tema va más allá, y hablará del amor al hogar y a la tierra nativa. Pero antes de llegar a esas explicaciones, Innocent Smith deja a su interlocutor, el solitario californiano Louis Hara, esta expresión:

–¿Realmente quiere decir –exclamé– que ha venido dando la vuelta al mundo? Habla inglés y sin embargo viene del oeste.
–Mi peregrinaje no está terminado todavía –replicó tristemente–. Me he convertido en un peregrino para curarme de ser un exiliado.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Don Juan (de Las Tres Marías)

Cuenta Javier de Navascués en el prólogo al tomo de teatro de las Obras Completas de Leopoldo Marechal, que “el Don Juan de Marechal figuraba como estreno del Teatro San Martín en 1976, pero el cambio político debido al golpe militar imposibilitó su puesta en escena”. Toma los datos de un libro de Graciela Maturo.
Según me informan, desde ese entonces hasta esta parte, ningún teatro oficial argentino ha montado en escena esta obra (se conoce, sí, la versión operística realizada por Juan Carlos Zorzi, estrenada en el Teatro Colón en 1998).
Pero la noticia central que me llegó es que, por primera vez, actores profesionales estrenan, en Montevideo, Uruguay, el Don Juan de Leopoldo Marechal. Los datos son los que se ven en el afiche.


Yo le tengo mucho aprecio a esta genial obra, que releí hace poco, porque la actuamos en clases de literatura en el colegio secundario. Así que la recomendación es (oriundos, visitantes o residentes en el país vecino) que "hagan la prueba".

miércoles, 12 de septiembre de 2007

La vanidad es yuyo malo...

La vanidad es yuyo malo,
que envenena toda huerta.
Es preciso estar alerta,
manejando el azadón.
Pero no falta el varón,
que la riega hasta en su puerta.
(Atahualpa Yupanqui)

domingo, 9 de septiembre de 2007

Más estrellas

Estrellas traen estrellas. Ayer con Chesterton y su Innocent Smith en Cambridge. Hoy (gracias a Eduardo) estos versos del más gaucho de los personajes.

Ansí me hallaba una noche
contemplando las estrellas,
que le parecen más bellas
cuanto uno es más desgraciado
y que Dios las haiga criao
para consolarse en ellas.

Les tiene el hombre cariño
y siempre con alegría
ve salir las Tres Marías,
que, si llueve, cuando escampa
las estrellas son la guía
que el gaucho tiene en la pampa.

Aquí no valen dotores
sólo vale la experiencia;
aquí verán su inocencia
esos que todo lo saben,
porque esto tiene otra llave
y el gaucho tiene su cencia. [*]

Del inesperado encuentro de ambos pasajes, miles de pensamientos salen volando. Pero son aves que ahora no podré salir a cazar...
[*] El gaucho Martín Fierro, Cap. IX, 1445-1462

sábado, 8 de septiembre de 2007

Machina ex deus

(...) Porque para él y para casi toda la juventud educada de aquella época, las estrellas eran cosas crueles. Si bien brillaban en la gran bóveda todas las noches, eran un secreto enorme y feo; descubrían la desnudez de la naturaleza: eran un vislumbre de las ruedas y poleas de detrás del escenario. Porque los jóvenes de aquel tiempo triste pensaban que el dios siempre salía de la máquina. No sabían que en realidad es la máquina la que sale del dios. En pocas palabras, eran todos pesimistas y la luz de las estrellas les resultaba atroz... atroz porque era verdadera. Todo su universo era negro con manchas blancas.

G. K. Chesterton, Un hombre vivo (Manalive), segunda parte, capítulo I. (Otros enlaces).
(En el día de la Natividad de la Santísima Virgen María)

martes, 4 de septiembre de 2007

Año IV. Nº 1. Premios

Estoy muy agradecido con Aeronauta, que me ha otorgado el “Thinking Blogger Award. Y nada menos que para mi tercer aniversario.
Hay un punto. No soy muy adepto a seguir cadenas, lo cual en este medio me puede transformar en un definitivo y rotundo amargo. Asumiré el riesgo. (Además, no puedo elegir sólo cinco entre los tantos blogs que leo y son geniales. Más aún, a algunos de ellos sé que los pondría en la misma situación que yo).
Pero para que Aeronauta vea que mi agradecimiento es sincero, he instituido un nuevo premio, el “Thanking Blogger Award”, que puede servir para agradecer a aquellos que he conocido en este mundo cibernético y tanto me han dado.
Por haberme otorgado el “Thinking...”, este acto de agradecimiento será para Aeronauta, que se lleva el primer “Thanking...” (sin enlaces, sin cadenas, sin conservantes).
¡Muchas gracias!

miércoles, 29 de agosto de 2007

Kilómetro 3


Estaba buscando una cita para poner como epígrafe en esta entrada conmemorativa de los tres años de “Aquí estamos”.
Pensé en darle un tono popular y simpático, que reforzara más interés por el futuro que por lo pasado, que reflejara deseos de seguir adelante con el blog. La tomaría de una canción popular que cantaba un conjunto vasco, grabada en un cassette que tenía mi papá. Decía:

Y no nos hemos de ir,
y no nos hemos de ir,
hemos traído alpargatas
pa’ romperlas aquí.

Pero la verdad es que tampoco ando con tanto entusiasmo (sin tener su trayectoria, por momentos me pasa lo que a Hernán). Fue así que pensé en otro epígrafe, que hiciera más hincapié en la futilidad de estas cosas. Y así tomaría unos versos de Marechal correspondientes al soneto “VII. De la inmutable primavera”, de los Sonetos a Sophia. Como epígrafe quedaría algo más abierto:

Tanto dolióle al corazón la suerte
de lo que apenas ríe levantado
ya llora prometido de la muerte (…)

Pero tampoco estoy ahora en un momento tal en que sea eso lo que pienso del blog. Le tengo cierto cariño, fruto de haber ya pasado por esa etapa en la que uno descubre que “todo es vanidad”. Así que abandoné la búsqueda de epígrafe.
Digamos que fueron tres años de un agradable viaje. Digamos que fui juntando en este viaje unas cuantas cosas que debo agradecer a muchos. Pongo, para representar este momento, esa imagen del camioncito que avanzaba cargado por los caminos japoneses en la película “Mi vecino Totoro”.
Y así los dejo hasta la próxima entrada. Gracias por haber venido hasta acá.

lunes, 27 de agosto de 2007

Lo que hemos oído, lo que hemos visto... (Coda)

Guardini no nos deja poco trabajo. Aunque tampoco es todo nuestro, de los fieles laicos. El autor cierra los párrafos anteriores con estos renglones:

Todo ello exige también que quien preside la acción litúrgica la comprenda adecuadamente, la realice justamente y se entregue a ella en verdad, de modo que, quien tenga buena voluntad, pueda en verdad «oír con sus oídos, contemplar con sus ojos y tocar con sus manos la Palabra de Vida».

(Esto va más allá del tema nacido a raíz del último Motu Proprio Summorum Pontificum”. Es más un consuelo para los que, aún habiendo leído lo de Guardini acerca de la liturgia, nos sentimos con algunas dificultades).

sábado, 25 de agosto de 2007

Lo que hemos oído, lo que hemos visto... (II)

En el siguiente fragmento, más acerca de porqué nos cuesta la liturgia.

La resurrección de Cristo es captada, ante todo, por la fe. Sin embargo, es también cierto que el creyente se encuentra de un modo especial ante la verdad, la gracia y la sagrada pujanza de la resurrección de Cristo en un determinado momento del año litúrgico: en la celebración litúrgica de la Pascua de Resurrección. (…)

Todo esto no es una alegoría piadosa y edificante, sino una verdad: la verdad de la acción litúrgica. Esta verdad se ha hecho en gran parte inaccesible para el hombre moderno. El hombre moderno ha perdido la facultad de contemplar las configuraciones reales-concretas, de captar el sentido de las acciones simbólicas, de participar a través de ellas de un contenido divino y de vivir aquel contacto con lo divino, al que se refiere San Juan, al comienzo de su primera carta: «lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado del Verbo de Vida...» El hombre moderno solamente quiere hablar, oír, pensar, juzgar... Pero esto sólo no basta y es, por lo tanto, preciso avivar las energías soterradas durante largo tiempo y despertar los órganos que se han dejado atrofiar. El hombre moderno debe aprender, no solamente a reflexionar sobre las configuraciones simbólicas, sino a contemplarlas, y contemplándolas comprenderlas. Debe aprender no tanto a preguntarse qué significan las diversas acciones sagradas, cuanto a ejecutarlas, partiendo así de su contenido.

(Introducción a la vida de oración, capítulo La liturgia, Romano Guardini.)

jueves, 23 de agosto de 2007

Lo que hemos oído, lo que hemos visto... (I)

En una exposición muy clara (en "Introducción a la vida de oración"), Romano Guardini habla de la liturgia, defendiendo su ortodoxia y diciendo cuál es el campo para otro tipo de expresiones religiosas con más “libertad” y “agilidad” que la liturgia, con resonancias más inmediatas de las circunstancias locales de una comunidad, con mayor participación de la fantasía y más espontaneidad de los afectos (p. ej.: el Santo Rosario).
Dice también cosas muy importantes que nos ayudan a comprender porqué al hombre moderno le cuesta tanto la liturgia. De esto último les traigo un primer fragmento, y en la próxima entrada otro aún más preciso (que da nombre a esta serie).

Propiamente no debe hablarse de oración litúrgica, sino de “acción” litúrgica. La raíz de la liturgia está en la acción sagrada, sobre todo en la Santa Misa, en que se cumple el precepto del Señor a los apóstoles: acordarse de Él, “haciendo” lo que él había hecho. (…)

Ya hemos indicado que el centro de gravedad de la liturgia reside en la acción litúrgica. Queremos insistir sobre ello, porque este concepto de la liturgia se ha perdido en amplios sectores de la vida cristiana. El centro de gravedad de la vida religiosa se ha desplazado hacia la esfera de las «vivencias» del pensamiento y del querer. Conforme a esta orientación general de la vida religiosa, las acciones litúrgicas han sido interpretadas como «medio» para el adoctrinamiento y edificación espiritual. Sin embargo, no es este el sentido de la acción litúrgica, la cual es, en su sentido más propio, la realización de los misterios cristianos como acciones intuitivas material-espirituales.

martes, 21 de agosto de 2007

Volviendo

Los martes suelo volver tarde. Y pronunciando en voz alta palabras o frases en francés (un poco para vencer al frío, otro poco como contracara de la timidez en el aula). Pero hoy no había tenido comunicación en todo el día con mi familia, y no sabía del éxito de las nuevas actividades o las peculiaridades de las rutinarias. Sólo de esa manera se explica que la costumbre se haya alterado y, en vez de la langue française, haya encarado con toda vehemencia Torna a Surriento, de las canciones la più nostalgica.
(Ma nun me lassà
Nun darme stu turmiento!
Torna a Surriento,
Famme campà!)

viernes, 17 de agosto de 2007

El hombre que espera


Ahí lo ven, los pies y las manos en el agua, el tiempo que corre. Está que se hace grande y a la vez entendiendo qué es eso de un hermano: alguien nuevo que va a compartir todo, hasta papá y mamá.
(La foto no es de ahora, pero podría serlo).

miércoles, 15 de agosto de 2007

La Asunción en el Río de la Plata

Hoy se cumplen exactamente 470 años de la fundación, en América del Sur, de un fuerte que daría origen a la más antigua de las ciudades de la cuenca del Río de la Plata. Los expeditos modernos llamamos a esa ciudad Asunción (del Paraguay), pero el nombre oficial que le dieron aquellos que se daban tiempo para vivir es “La Muy Noble y Leal Ciudad de Nuestra Señora Santa María de la Asunción”.
¡Qué maravilloso designio que ese nombre acompañe a la ciudad cuya ubicación geográfica la hizo base de varias expediciones destinadas a fundar otras ciudades del cono sur americano! Es por eso que la ciudad es conocida también como “Madre de Ciudades”. (Ver).
(Este corto cultural fue auspiciado por...)

lunes, 13 de agosto de 2007

Enseñanzas de un “perito en lunes”

Así decidió llamarse, perito en lunes, debido a su afición por la lectura del poeta de Orihuela. Era un estudioso de la problemática del segundo día de la semana, que en su lugar de origen era tomado por el primero. Nacido y criado en una oficina céntrica de una gran metrópoli, desarrolló especial sensibilidad para el tratamiento del tema. Hoy me lo crucé en Buenos Aires, cerca del obelisco, y me regaló algunas de sus enseñanzas:

El lunes también se trata de dominar la ansiedad. Casi el mismo ejercicio que hay que hacer para esperar eficazmente un colectivo o lograr una verdadera comunicación con otra persona. Hay que ser dueño del lunes, no sólo pasarlo camino al viernes.

martes, 7 de agosto de 2007

¡Más de esos locos, por favor!


Enamorate de esta foto (clic para agrandar). ¿Alguna receta del mundo te dice que de ese modo y en ese lugar podrías encontrar la felicidad? (¿Dudás que esa gente la pueda tener?)
¡Locos! Traer un niño al mundo en esas condiciones... ¡Más de esos locos, por favor!
(El mundo no se cae por ahí, el mundo se está rompiendo por otro lado. Esa, la de la foto, es la gente que nos puede ayudar a nosotros).

Pícaros

He sabido de quien, no habiendo recibido mucha instrucción religiosa, o siendo ella deficiente, piensa que el pecado original fue que Adán y Eva hicieron “la chanchada” (al decir de una señora pudorosa).
Lo que pensaba el otro día es que si alguno de ellos llega a escuchar “Felix culpa” quizás piense: “¡Qué pícaros que habían resultado estos cristianos!”

domingo, 5 de agosto de 2007

Más y menos (otra vez "metablogueando")

“Cuando se es joven se escribe más porque se leyó menos”, dice Enrique. Podríamos entonces medir la madurez al ritmo del descenso relativo de nuestra escritura, en cierta forma. Podríamos también trasladar esa máxima literaria (y su corolario) desde el mundo enriqueño al mundo del vulgar escritor de blogs. Y si nos atenemos a las estadísticas personalmente elaboradas sobre esta bitácora, que muestran el descenso paulatino del promedio de entradas mensuales, concluímos sin temor, en contra de la misma estadística, que estamos creciendo.
El crecimiento vulgarmente entendido, ese de la economía de empresa o de la misma política económica de estado (tal como la puedo ver yo acá y en el mundo, que no será la auténtica), es sólo acumulación. Pero el cáncer es también acumulación. Es así que uno intuye que el verdadero crecimiento es otra cosa (y justo hoy leemos la parábola del rico insensato).
Por eso, aunque no podamos establecer una conclusión irrevocable de madurez a partir del descenso de la escritura, sí afirmamos que pueden existir a la vez (y estar relacionados) un crecimiento personal y un descenso de la cantidad. Lo que es mi caso, valga de prueba empírica, cuanto más leo, menos entradas suelto. Es que uno se da cuenta de lo ignorante que es, y le crece cierta sana vergüenza.
Alguno pensará, en virtud de ciertas entradas recientes, en lo poco que debo andar leyendo.

sábado, 4 de agosto de 2007

Homónimos

Alguna vez lo recordó Hernán en este mundo blog (si no me equivoco). Estando con sus amigos en la glorieta de Ciro Rossini, Adán Buenosayres presenta una tesis muy peculiar que dice que el disparate no existe ("el disparate químicamente puro no existe ni es posible").

Nómbreme, por ejemplo, dos cosas que nada tengan que ver entre sí, y asócielas mediante un vínculo que sabemos imposible en la realidad. De primera intención, en esos dos nombres la inteligencia ve dos formas reales, bien conocidas por ella. Luego viene su asombro al verlas asociadas por un vínculo que no tienen en el mundo real. Pero la inteligencia no es un mero cambalache de formas aprehendidas, sino un laboratorio que las trabaja, las relaciona entre sí, las libra en cierto modo de la limitación en que viven y les restituye una sombra, siquiera, de la unidad que tienen en el Intelecto Divino. Por eso la inteligencia, después de admitir que la relación establecida entre las dos cosas es absurda en el sentido literal, no tarda en hallarle alguna razón o correspondencia en el sentido alegórico, simbólico, moral, anagógico... [*]

Y permítanme ahora dar un salto olímpico sin red.
Pensaba hoy que, sin llegar a las asociaciones, la mismísima existencia de los homónimos (y quizás parónimos) puede ser otra “sombra de la unidad que tienen las cosas en el Intelecto Divino” (¡Uf!). Habiendo tantas posibilidades distintas, ¿cómo es que las palabras que el hombre usa para nombrar diferentes cosas sean iguales? ¿Por qué sucede a veces que al conjugar un verbo o cambiar el género o el número a una palabra, llegamos a un homónimo de otra existente?
Empleando un decir también marechaliano (como lo hace en su “Descenso y ascenso del alma por la belleza”), la existencia de los homónimos podría ser otro indicio de la Unidad en la multiplicidad.
Me estrellé.
[*] Nota para interesados: Un ejemplo lo da el autor analizando una frase construida al azar. Ver:

Cuando yo digo, verbigracia: El chaleco laxante de la melancolía lanzó una carcajada verdemar frente al ombligo lujosamente decorado, hay en mi frase, a pesar de todo, una lógica invencible. (…) ¿No puedo, acaso, por metáfora, darle forma de chaleco a la melancolía, ya que tantos otros le han atribuido la forma de un velo, de un tul o de un manto cualquiera? Y ejerciendo en el alma cierta función purgativa, ¿qué tiene de raro si yo le doy a la melancolía el calificativo de laxante? Además, y haciendo uso de la prosopopeya, bien puedo asignarle un gesto humano, como la carcajada, entendiendo que la hilaridad de la melancolía no es otra cosa que su muerte, o su canto del cisne. Y en lo que se refiere a los ombligos lujosamente decorados, cabe una interpretación literal bastante realista.

jueves, 2 de agosto de 2007

Intrigado

A veces nos encontramos en Belgrano. Por Juramento (la calle), cruzando la vía en Barrancas, verás a veces a la “cupé roja italiana” estacionada a la derecha, esperando. La última vez fui con Francisco y llegamos algo adelantados. Así que nos bajamos y no pude resistir a la tentación de la librería de usados. En esa oportunidad opté por un “cuatro por diez” y me llevé unos (cuatro) tomitos baratos de esos que editaba un diario de izquierda.
Puedo entender que ese diario haya publicado obras de Chesterton (por aquello de What’s wrong with the World, quizás). Pude entender, al leer un cuento que no conocía que, por razones análogas, a esta gente pueda haberle gustado Conrad. Lo que a veces no comprendo es cómo pueden haber publicado la “Vita nuova” de Dante.
¿Será porque no la leí? Es posible. Por eso decidí llevarla (no para entender a los editores, sino precisamente porque no la leí). Completaron el cuarteto “El alma del guerrero” y otros cuentos de Conrad, “Noches blancas” de Dostoievski y una pequeña antología de Miguel Hernández.

martes, 31 de julio de 2007

¿Dónde la conocieron antes? (o "El sentido religioso VI")

Vaya a saber cómo, los temas que se me impusieron últimamente (sentido religioso, hierofanías, nostalgias tucumanas) me llevaron a dar una nueva vuelta (esta vez completa) por el “Descenso y ascenso...” marechaliano. Y ahí me encontré con esta frase que el argentino rescata del libro décimo de las Confesiones de san Agustín, y que es, a mi entender, otra breve y gran forma de hablar de las raíces del sentido religioso:

¿La dicha no es lo que todos quieren y a lo que todos aspiran? ¿Dónde la conocieron antes, para quererla tanto?

sábado, 28 de julio de 2007

Pasaría la vida entera...

Están los caminos tucumanos (ya los ponderaba un cantor). Y los caminos tucumanos tienen el sol tucumano (fuerte). Y a los costados de los caminos tucumanos están los árboles de Tucumán (...).
Una vez sola estuve allá. Sentí el sol del verano, caminé algunos caminos y supe descansar bajo los árboles. ¡Qué descanso bajo los árboles de Tucumán! Algo así no existe en la ciudad de Buenos Aires. Acá, cuando los días son sofocantes, poco se gana bajo un árbol. En cambio en Tucumán... bajo los árboles refresca, sopla una brisa reparadora.
Supe descansar de largas caminatas bajo los árboles tucumanos. Quizás alguna vez haya sido una morera:

Pedazo ‘e cielo en la tierra,
refugio de los paisanos.
Descanso del caminante,
ombú de los tucumanos.
(Descanso del caminante,
ombú de los tucumanos).

Al ver tu estampa bizarra
acuden a mi memoria
el gaucho con su guitarra
que es un pedazo de historia.
(el gaucho con su guitarra
que es un pedazo de historia).

Debajo de la morera
bailaremos esta zamba.
Pasaría la vida entera
bailando con toda el alma.
Pasaría la vida entera
debajo de la morera.
(…)

martes, 24 de julio de 2007

¿Dónde te manifiestas, Señor?

Dice José María Pemán (y dice siempre en la liturgia de las horas):

Yo sé que te refleja la segura
línea inmortal del lirio y de la rosa,
mejor que la embriagada y temerosa
música de los vientos de la altura.

Hace tiempo yo me rebelaba y alzaba un post preguntando porqué, poniendo en duda este aspecto del poema. Hay muchas hierofanías, decía el francés Daniélou (usando una palabra de Eliade), manifestaciones visibles de algún aspecto de Dios. Todas son “válidas”, entendí (las estrellas y la regularidad de su curso, el sol y su resplandor, la tempestad y el terror que inspira, las rocas y su inmutabilidad, el rocío y sus beneficios). “¿Por qué alguna reflejaría mejor a Dios que otra?”, decía yo.
Y ayercito nomás el alemán Guardini me mencionó algo del tema:

Su grandeza es absolutamente soberana y libre de todo esfuerzo. Soberanamente ordena: “hágase” y todo se hace. Esta luminosa grandeza es origen de todo orden. Cuando choca con la obstinación humana se hace temible y se convierte en la “ira de Dios”, cuyas amonestadoras manifestaciones son las catástrofes naturales, desatadas por las fuerzas destructivas de la naturaleza: tormentas en la tierra y en el mar, terremotos (Salmo 75 [76]; 96 [97]). Sin embargo la terribilidad de la ira de Dios es al mismo tiempo bondad, sabiduría y delicadeza infinitas. En una hora decisiva reveló Dios a sus profetas que Él no reside en la tempestad, en el terremoto o en el fuego, sino en el hálito suave y callado (1 Rey., 19, 11-14).

(¡Qué bueno poder hacer charlar a estos capos acá en el propio patio, en los sillones de "Aquí estamos"!)

viernes, 20 de julio de 2007

El sentido religioso (V)

Una cosa trae la otra y así fue que en menos de media hora conocí dos textos que hablan, en cierta forma, del sentido religioso. Uno académico, a cargo de Romano Guardini, en "Introducción a la vida de oración", que vengo leyendo:

La raíz más profunda de todo anhelo humano, su cima más elevada y su plenitud más cumplida pueden expresarse con estas breves palabras: el hombre anhela a Dios.

Y el otro, magnífico, increíblemente breve y preciso, lo regala Enrique y es traducción de su admirado Mario Quintana. Atiendan a esta joya:

El alma es eso que nos pregunta si el alma existe.

jueves, 19 de julio de 2007

El motor (o "El sentido religioso IV")

“¿Cuál es el significado último de la existencia?” “¿Por qué existe el dolor, la muerte?” “¿Por qué vale la pena realmente vivir?”. O, desde otro punto de vista: “¿De qué y para qué está hecha la realidad?”
(…)

Estas preguntas arraigan en el fondo de nuestro ser: son inextirpables, porque constituyen como el tejido del que está hecho.
San Pablo, en el discurso del Areópago (Cf. Hch 17, 22-34), que se narra en el capítulo 17 de los Hechos de los Apóstoles, cuando discurre con los atenienses sobre la búsqueda de una respuesta a las preguntas últimas que hacen hablar al fondo de nuestro ser, las identifica con la energía que gobierna, provocándola, sosteniéndola y definiéndola continuamente de nuevo, toda la movilidad humana, incluso la misma movilidad de los pueblos, ese vagabundear suyo por el mundo “en busca del dios”, del que “da a cada uno la vida, el aliento, todo”.
Cualquier movimiento del hombre surge de aquí, de esta enérgica raíz; procede y depende de esta enigmática fuente última, original y radical.

Nota: Pasamos por este tema, como antaño, en esta oportunidad gracias a la curiosidad despertada por una entrada de Jesús Beades.

miércoles, 18 de julio de 2007

Amantes del amor (II)

Parece que sacaron número los cantantes ingleses. Esta vez es el turno de Elton John, junto a su fiel escritor llamado Bernie Taupin.
Todo compositor exitoso tiene sus páginas olvidables. Es el caso de estos muchachos y un tema algo insustancial, estrenado hace poco, llamado “Believe”. Se trata de un crescendo de loas al amor que terminan dejando en uno la duda, en definitiva la pregunta de: “¿Qué es ese amor en que tanto crees? ¿En qué consiste?”
La línea más rescatable es quizás aquella que dice:

Everything crumbles sooner or later
But love (…)

Por traernos ecos (si me permiten) de aquella carta paulina a los corintios (1 Cor. 13, 8).
Empecemos a hablar por allí, don Elton, que podríamos llegar a algo.

martes, 17 de julio de 2007

Revisando y proyectando trayectorias

A veces uno desearía, para sí mismo, conversiones como las de aquellos versos...

Hoy enterré, sepulturero niño,
cien días y cien noches como pájaros muertos.

En la Revista Ens hablaban de “Días como flechas” y yo fui a la biblioteca a buscarlas. Y a buscar también aquel libro de Julián Marías que habla de la felicidad como instalación vectorial, y de las trayectorias de la vida.
También hoy pensaba, mientras trabajaba (fue un segundo, y lo tuve que ahogar hasta ahora), que me gustaría que ese trabajo sea parte de una etapa preparatoria para una nueva vida. En cierta forma lo es, para la vida eterna. Pero pensaba en una nueva vida aquí en la tierra. Que lo que estoy haciendo sea una forma de cultivar habilidades que no tengo, en una etapa previa a otra en la que aprovecharé esas habilidades en algo distinto.
En esta etapa aprendo muchas cosas del tipo de trabajo que hago: aprendo a ganar en confianza en mi mismo, a decir no, a hacer valer lo pactado; conozco más a la gente, con sus heroísmos y sus vilezas. Pero también hay cosas de las que no estoy orgulloso, como por ejemplo hacer cosas que nunca nadie usará, ni servirán, o tener que mostrar seguridades dogmáticas donde hay sólo incertidumbre.
Claro que aprender a tener seguridades es un ejercicio que me sirve también para valorar más mis ideas. Y hacer cosas inútiles… quizás sirva para algo. Por eso digo que puedo tomar esta etapa como un entrenamiento, como una preparación. Pero también digo que más adelante quiero otra cosa.
Hay cosas que puedo elegir. Y debo hacerlo. No me puedo dar el lujo de ser menos feliz de lo que podría ser.

domingo, 15 de julio de 2007

Amantes del amor (I)

Feel it rising in the cities
Feel it sweeping over land
Over borders, over frontiers
Nothing will its power withstand [*]

Los amantes del amor dicen, como los cristianos decimos, que el amor es lo primero, lo más importante. En estos amantes del amor encontramos, sin embargo, deformaciones por el pacifismo extremo, reducciones por el lado de lo sensual, cuando no confusiones radicales en lo que a la esencia del amor hace. Y si el ensalzamiento del amor nos asemeja (a amantes del amor y a cristianos), lo que nos diferencia es precisamente que no entendemos lo mismo cuando decimos amor.
Los “cantantes de preocupación social”, cantan a la paz mundial, al fin de las guerras, etc. No es iluso quien desea la paz en el mundo; los cristianos oramos por ello. Lo que es un poco “inocentón” en algunos de los cantantes mencionados, es pensar que el mundo por el que hay luchar es un mundo en que no hay maldad (sin armas, sin guerras; esos son los tópicos usuales). Pero los cristianos, que en cierta forma también deseamos eso, sabemos que el mundo del amor no es necesariamente aquel en el que no hay armas, ni guerras, ni ningún mal. El mundo del amor incluye las cosas malas, como los enemigos. El amor es también amor a los que nos hacen mal.
Hechas estas aclaraciones, ya pueden prenderse al ritmo de “Love is the seventh wave” (El amor es la séptima ola; música aquí, letra allá, explicaciones acullá), a cargo de Sting.
[*] Versos de la canción mencionada al final.

domingo, 8 de julio de 2007

De "fanatismo"

El primer párrafo es sólo para ambientar. El segundo no tiene desperdicio.

(...) Fuera como fuese, gozaba de la confianza y el afecto de todos. Cuando llegó el fin y los restos de aquel cuerpo de ejército, fuertemente asediado por todos los lados, se preparaban para cruzar la frontera prusiana, el sargento Pedro [el príncipe Román] tuvo la suficiente influencia como para reunir en torno a sí un grupo de soldados. Consiguió salvar con ellos el cerco enemigo. Les condujo a través de más de trescientos kilómetros de territorio vigilado por numerosos destacamentos rusos y asolado por el cólera. Pero su intención no era la de evitar la cautividad, ocultarse y así salvarse. No. Les condujo a una fortaleza que todavía estaba ocupada por polacos y donde se llevaría a cabo el último intento de resistencia de la derrotada revolución.
___Esto puede parecer simple fanatismo. Pero el fanatismo es humano. El hombre ha adorado divinidades feroces. Hay ferocidad en todas las pasiones, hasta en el amor mismo. La religión de la esperanza inmarcesible se asemeja al loco culto de la desesperación, de la muerte, de la aniquilación. La diferencia radica en el motivo moral que brota de las necesidades secretas y las aspiraciones inarticuladas de los creyentes. Solo para los hombres vanos, todo es vanidad, y solamente para aquellos que no han sido nunca sinceros consigo mismos, todo es engaño.

De “El príncipe Román” (Prince Roman), cuento breve de Joseph Conrad.

viernes, 6 de julio de 2007

Hombre con estela

Parecía un hombre rico y ostentador. Por donde caminaba iba dejando un rastro de brillantes monedas que desparramaba como si nada fuera...
Al minuto me di cuenta, ¡el bolsillo de mi pantalón tenía un pequeño agujero! Un agujero no reparado en la última temporada, que había ido al placard con él y hoy, al sacarlo nuevamente al ruedo, allí estaba para hacerse notar. Y yo me encontraba justo a la entrada de las oficinas. “¡Je, je! ¡Qué cosa! ¡Estas monedas! Sí, sí, es mía, gracias, muy amable...”
Bien podría haberme hecho el importante, respondiendo: “Quédesela, es suya”. O quizás intentado alguna especie de broma de inspiración en Rayos y Truenos: “Para no perderme adentro, las voy dejando, como Pulgarcito”. Pero nada de eso salió.
“A no intimidarse”, me dije. Cambio de wing, monedas a la derecha, billetera a la izquierda, frente en alto y… ¡adentro!

miércoles, 4 de julio de 2007

Detras de las letras

Dice una voz popular:

Sólo sabes bien quien soy
y por eso es tuyo mi corazón.

Y dice Romano Guardini en su “Vorschule des betens” (traducido como “Introducción a la vida de oración”):

Si un hombre desde la inmediatez de su vida afectiva dijere: “él” o “ella”, se referiría probablemente a aquella persona querida, con la que está más estrechamente unido. Pero tan pronto como pronunciase aquella palabra desde la raíz misma de su ser de hombre, mentaría a Dios, aunque no pensase expresamente en Él. Y si un hombre pronunciase la palabra “tú” desde la profundidad de su ser y dirigiéndose al Ser en toda su amplitud, con ella invocaría a Dios, aunque no pensase en Él expresamente.

(Gracias a Fer por advertirme de ciertas peculiaridades de aquella letra popular).

martes, 3 de julio de 2007

De patriotismo y coincidencias

(...) y me parece que llegamos a tratar de esa cuestión después de un intercambio de ideas en torno al patriotismo, un sentimiento ligeramente desacreditado debido a que la delicadeza de nuestros humanitaristas lo ve como una reliquia de la barbarie. Sin embargo, ni el gran pintor florentino que cerró su ojos para siempre pensando en su ciudad, si San Francisco, cuando bendecía con el último aliento su Asís natal, eran bárbaros. Hace falta cierta grandeza de espíritu para juzgar el patriotismo como merece; o bien una sinceridad de sentimientos que le está negada al vulgar refinamiento del pensamiento moderno, incapaz de comprender la augusta sencillez de un sentimiento que procede de la naturaleza misma de las cosas y de los hombres.

Por esas cosas conocidas vulgarmente como casualidades, estoy bajando esta cita referida al patriotismo a un borrador de blogger un día después de que leí que Eduardo dijo que las "banderas y escudos, colores y huestes" de las batallas futboleras son "lo más parecido a una nación que va quedando", un rato después de terminada una de esas batallas ("Argentina 4 - Colombia 2") y extrayéndolo de un cuento de Conrad (que conseguí hace pocas horas) llamado "El príncipe Román". (¡!)

lunes, 25 de junio de 2007

Ojalitas y diosquieritas

Así que parece que en las letras folklóricas andan rondando ambas expresiones (ojalita y diosquierita), que quieren ser lo mismo pero, a un decir ibérico, una tiene tono moro y la otra cristiano.
Ojalitas:

Yo le hablo a mi rancho, a los cañaverales.
¡Ojalita que ella pudiera escuchar!
Cuando salga la luna en Simoca,
con poquita cosa se ha de conformar.

(De Simoca)


Agapo perdió su caja
un lunes de carnaval.
Ojalita que la encuentre
para que pueda cantar.
(Chacarera del Agapo; nueva para mí)

Diosquieritas:

Diosquierita cuando muera
que un viejito violinero
me lo toque chacarera
de mi pago salavinero.

(La añoradora)

Dios quierita que esta vida
dure un par de siglos más,
pa' tener tiempo de sobra
y aprender a perdonar.

(Clarito siescuchao; ¿folklore?)
Y hay por ahí algunas cosas más, aunque ha de haberlas más todavía, ya que Internet en folklore es bastante pobre...

viernes, 22 de junio de 2007

El corazón de piedra verde (II)

El segundo fragmento que les traigo es el que me gusta más. Es parte del diálogo imaginario entre la Virgen (en el cuadrito flamenco de la Madre y el Niño) y la máscara de turquesa de Uitzilópochtli (dios azteca):

(…) [Habla la máscara] Mis aztecas son un pueblo de guerreros que no entiende el dar y el tomar como cosa de cambio. Sólo comprenden la guerra: toma el que gana, da el que pierde. Y saben perfectamente que con los dioses no hay más que dar. Darlo todo. La vida. Somos exigentes y absolutos. Exigimos el corazón, y además, palpitante. Así conseguimos que nuestra nación esté siempre fuerte de salud, valiente hasta el desprecio de la vida y, por lo tanto, noble hasta el desprecio de la riqueza, libre, limpia e incorruptible. Pero si lavas mis teocallis de su costra de sangre humana y metes en ellos esa ilusión femenina poética y bonita de un sacrificio divino que no es un sacrificio, ¿crees tú que estos hombres de aquí se van a contentar con tus vaporosos ensueños? No, créeme, no. Continuarán los sacrificios humanos, pero a dioses más bajos que nosotros.
______La Virgen tomó un rostro grave:
______-Mis hombres y mis mujeres lo evitarán. Mezclarán su sangre y su alma con la sangre y el alma de tu nación. En el fondo de las generaciones venideras, río de aguas mezcladas, triunfarán mi alma y mi espíritu sobre tu espíritu y tu alma. Tu nación transfigurará sus energías animales en canción, color y forma. Construirá vastos templos de belleza, bosques de piedra a la gloria del Señor, donde sus almas arderán como cirios ante los altares de mi Hijo.

miércoles, 20 de junio de 2007

El corazón de piedra verde (I)

Salvador de Madariaga presenta en “El corazón de piedra verde”, detrás de la apasionante historia, un entramado de ideas que forma lo que sería (entiendo yo) su visión de la conquista (y también su visión de España, la Iglesia y otros temas). Para acordar o disentir, pero no para quedar indiferente.
Me han quedado grabados dos pasajes fuertes (fuertes no como sucesos de la historia de ficción sino en cuanto a aquellas ideas que mencionaba). Les dejo el primero, el duro, para irse calentando con el tema. Es el fragmento de uno de los diálogos del racional rey Nezahualpilli con su hija Xuchitl:

-Quizá hubiéramos llegado a una forma de vida mejor que la actual. Pero necesitábamos tiempo para ir perdiendo nuestros hábitos sanguinarios... Varias gavillas de años lo menos. No nos las darán. Los hombres de oriente han llegado y nos vencerán...
______-¿Por qué? -preguntaba Xuchitl.
______Y contestaba Nezahualpilli:
______-Porque vienen. Los que vienen son siempre más fuertes que los que aguardan. Por eso vienen ellos y aguardan los otros. Y traerán dioses y costumbres diferentes.
______-Pero -replicaba Xuchitl- es muy posible que las costumbres que traigan sean precisamente las que vos queríais que tuviéramos; y eso os debe alegrar.
______Nezahualpilli contemplaba la idea unos instantes, para concluir:
______-No, porque nuestras costumbres, aunque cambiasen, hubieran sido las nuestras, nacidas de nuestro ser. Como una serpiente que cambia de piel. Las de ellos serán como un traje que nos pondrán. No lo llevaremos a gusto.
______Después de conversaciones de este género, solía Nezahualpilli guardar largo silencio en que su rostro se modelaba en un molde de tristeza y en sus ojos brillaba como una luz que a Xuchitl le parecía la puesta del sol. Era en efecto un sol poniente, y lo sabía. Quizá fuera en todo el Anáhuac el único hombre que se daba cuenta plena de la tragedia histórica a punto de comenzar entonces en la escena mundial, tragedia en que su país iba a representar el papel de víctima principal.

Pero que no se entusiasmen los indigenistas extremos, que hay un segundo pasaje a leer.

lunes, 18 de junio de 2007

Status viatoris XXVII

Zumba la arena fría al fondo del agua;
viene del Este, pega y despierta el alma
un gigante de la luna,
sangre verde de las palmas;
viento de oriente
que llega y reclama:
navega.

(...)

(Estos versos se cantan sin duda en Rosario, cuna del autor).

viernes, 15 de junio de 2007

Status viatoris XXVI

(Una entrada más de la serie homónima que antaño proliferara aquí)

Pregunta: ¿Cómo se referiría el doctor Emett Brown al status comprehensoris?

Respuesta: “Roads? Where we’re going we don’t need roads!(...)

martes, 12 de junio de 2007

Entrenamiento de señoras mayores

Entrenar a una señora mayor para los tiempos modernos es algo terrible. A veces pareciera que es como matar la inocencia de un niño. (Esas señoras que creen en la palabra dada, en quien se presenta a la puerta y pide entrar, en quien dice que necesita un auxilio).
Emilia no entendía. La chica que vivía en su casa trataba de explicarle acerca de los riesgos de tratar con gente cualquiera que pasa y toca el timbre. Le pregunta, entonces, a modo de prueba: “Emilia, si viene alguien que dice que es amigo mío, ¿Ud. lo deja entrar?”. Y Emilia le responde: “¡Por supuesto!” (Con el acento de quien implícitamente esta diciendo: “¡Cómo voy a dejar a un amigo tuyo afuera!”).
Desde que me contaron este suceso no lo pude olvidar. Siempre que vuelve a mi mente me río, primero, y me quedo pensando, después. Me quejo del tiempo en que vivimos, y sé que eso no es correcto. Pienso que sería mejor no enseñar nada a esa señora, y que permanezca en su inocencia aunque sufra más engaños (porque lo que vale es la inocencia), pero luego me digo que eso no sería bueno.
En mi rescate vienen a mi mente unas palabras... El Maestro que nos enseñó que debemos hacernos como los niños para entrar en el Reino de los Cielos nos dijo, además, que seamos mansos como palomas y “astutos como serpientes”. Estas palabras arrojan luz a la cuestión. Porque no se trata de que Emilia pierda la inocencia, se trata de que sea un poco más astuta. Sólo bajo ese aspecto se hace menos cruel el proceso.

lunes, 11 de junio de 2007

Chuck. Chuck. It's Marvin. Your cousin, Marvin Berry.

El rock and roll se hizo conocido en todo el mundo. Para bien y para mal (sí, sí, debo decirlo, da para hacer esa aclaración en este blog). A mí la historia que más me gusta, bien norteamericana por cierto (¿podría ser de otro modo?), es la de Marty McFly.
Porque el rock and roll no fue “inventado” por Elvis Presley, ni por Little Richards, ni siquiera por Chuck Berry. El primero en tocar rock and roll fue Marty McFly. Allá en 1955, en la fiesta del “Enchantment under the sea” en Hill Valley, cuando Marty reemplaza a Marvin Berry en la banda que animaba la fiesta y este último, sorprendido, llama a su primo Chuck para hacerle escuchar “ese nuevo sonido que estaba él buscando” (que no era otra que su Johnny B. Goode).
(A buen entendedor, ya le sobran palabras...)

domingo, 10 de junio de 2007

El que toca nunca baila

Buscando la letra de esta zamba en Internet, podemos llevarnos algunas sorpresas. Cuando vemos que mencionan a Cayetano Saluci (sic), debemos sospechar. Puesto que se trata, sin duda, de Cayetano Saluzzi (padre de Dino Saluzzi).
Con la de "escribir como se canta", pueden zafar en esa de Payó (sic) Solá. Pero el famoso folklorista era apodado Payo Solá (debo reconocer que aquí tuve ayuda).
Es así que buscamos especialmente una versión en que aparezcan bien escritos algunos nombres. Damos entonces con “Letras del cancionero argentino”, que bien nombran a Saluzzi y a Solá.
Pero un enigma se planteó en el camino. Don Cayetano, ¿toca o baila? Puesto que, como dicen, es una o la otra, mas no las dos, debemos averiguarlo.
Las versiones que lo "malnombran", lo pintan bailando:

Don Cayetano Saluci
que esta zamba bailará
en medio del aguacero
levanta un polvaderal.

Y las versiones que lo "biennombran", lo pintan tocando:

Don Cayetano Saluzzi,
cuando se pone a tocar
en medio del aguacero,
levanta un polvaderal.

Claro que mi confianza estaba en los que escriben bien el nombre, pero... Eso de “levantar un polvaderal” es figura que pinta a alguien que baila, no que toca.
Para tener una "tercera opinión", me acerco a un viejo casette. (Antes de grabarla oficialmente, aquella muchacha que revoleaba el poncho tenía un registro que llegó a mi poder a través de un amigo; yo confieso). En esa versión don Cayetano también baila. Es entonces que, para cerrar la entrada (hasta que un navegante instruido llegue a estas orillas y me lo confirme), defino que don Saluzzi, que solía ser bandoneonista, se encontraba en esa oportunidad bailando.
(Cosas más importantes pasaron hoy, por ser el día de Corpus Christi)